Economía

Por un tobogán

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Los fabricantes del sector atraviesan un escenario crítico con caída de actividad, suba de costos y competencia del exterior, que los obliga a replantear su negocio a la espera de un repunte de la demanda interna y una legislación que los proteja.


Su noche. Como otros rubros, las jugueterías también cuentan con su jornada de ofertas. (Guadalupe Lombardo)

La producción de juguetes enfrenta una importante crisis de ventas, producto del congelamiento del mercado por la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y, además, por una transformación del negocio. En el país hay 180 productoras de juegos y juguetes que emplean 8.000 trabajadores y son en su mayoría, micro, pequeñas y medianas empresas familiares. Un informe de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires resalta que los comercios registraron en el tercer trimestre de 2019 una disminución generalizada de ventas en jugueterías del 29% interanual. Es un sector mano de obra intensiva, que luego de cuatro años de Cambiemos, sufre por el arribo de importados y la caída de ventas.
Desde fines de 2015, la industria del juguete perdió 20 puntos de participación en el mercado interno. Las empresas nacionales pasaron de representar el 50% de la oferta local a un 30% en la actualidad, debido a la política de apertura comercial –las importaciones se incrementaron un 85%–, tasas de interés por las nubes y aumento de costos. Hasta 2018, las importaciones (medidas en kilogramos) crecieron un 75% respecto de 2016, mientras que el número de empresas importadoras aumentó de 228 a 410. Un dato revelador: el 90% de los juguetes y juegos importados provino de China.
De acuerdo con datos de la Cámara Argentina del Juguete (CAIJ), cerró una de cada diez fábricas de juguetes instaladas en el país, la capacidad ociosa promedio pasó del 10% al 40% y los turnos rotativos de 24 horas en seis días de la semana bajaron a 8 horas en cuatro días.
El presidente de CAIJ, Emmanuel Poletto, solicitó al Gobierno de Alberto Fernández que baje las tasas de interés para aumentar la productividad, reactivar la demanda y las ventas.  «Los intereses hoy están en el orden del 60% y eso hace que financiar la producción sea realmente costoso, porque tenemos que vender a corto plazo», explicó Poletto. Entre las propuestas del sector, se pide volver al antiguo esquema de Ahora 12, de cuotas sin interés, ya que «hoy el comerciante tiene que pagar una tasa de interés mucho más alta para vender en cuotas», explicó el directivo.

Nadie se salva
Sin embargo, la crisis económica también castigó a los importadores. El congelamiento del consumo no distingue procedencias. Como consecuencia de esta situación, las principales marcas que operan en el país comenzaron a producir juguetes de menor costo: más oferta de juegos de mesa, o masas para moldear, y menos artículos de aire libre o móviles (triciclos). Los productores locales se ven amenazados además por el ingreso de importados a precio de dumping. Por ejemplo, el caso de los triciclos, en donde está en curso una investigación por presunto dumping de artículos ingresados al país, provenientes de China. Así, los industriales exigen que se endurezcan los controles a las importaciones y se respeten las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La entidad elevó a la nueva gestión propuestas para mejorar los controles, como por ejemplo, el retorno del régimen de aduana especializada para juguetes, derogado en 2017, donde se regulan las normas de seguridad. Pero los industriales saben que será una discusión que deberá plantearse en simultáneo a cómo recuperar la demanda interna. En ese rumbo, desde 2018 la Cámara ideó la «Noche de las Jugueterías», que en su segunda edición –a mediados de diciembre pasado– contó con ofertas y descuentos de hasta el 40% y se adhirieron 1.000 locales en todo el país. La navidad es una de las fechas más importantes para los comerciantes del rubro, ya que representa el 40% de las ventas anuales del sector.

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