Economía | INFORME FONDO MONETARIO

Puntos críticos

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Diego Rubinzal

El FMI emitió la evaluación sobre el crédito otorgado al macrismo. Tibia autocrítica y perspectivas para la negociación. Secuelas de gobernar sin Presupuesto.

En ciernes. Christine Lagarde, directora del Fondo, con Mauricio Macri, en la residencia de Olivos, dos meses antes de la firma del stand-by.

NA

El 2 de diciembre pasado, Alberto Fernández clausuró la 27° Conferencia de la UIA con un fuerte discurso político. El presidente argentino sostuvo: «Le pedimos al FMI que, antes de que cerremos un nuevo acuerdo, haga su evaluación de lo que fue el fallido programa stand-by por el que se desembolsaron 44.000 millones de dólares que se malutilizaron en pagar deuda insostenible y en financiar salida de capitales. Eso nos va a ayudar a terminar de entendernos. Es un paso necesario en este camino». 
Más allá del reclamo presidencial, la magnitud del préstamo obligaba al Fondo a realizar una investigación interna. El organismo internacional debe por reglamento evaluar todos los programas cuyos desembolsos superen en un 400% la cuota del país deudor, y en el caso argentino el préstamo fue equivalente al 1.277% de su cuota. Nada menos.
El 22 de diciembre de 2021, el FMI difundió las conclusiones de su «Evaluación Ex Post» (EPE, por sus siglas en inglés), donde reconoce que el programa «no cumplió con los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad fiscal y externa y, al mismo tiempo, propiciar el crecimiento económico». En particular, el informe critica cuatro aspectos centrales del Gobierno macrista: la inexistencia de controles de capitales para evitar la fuga de divisas; la falta de una estrategia de reestructuración de la deuda; el fracaso del plan antiinflacionario asentado en el régimen de «emisión cero» y la deficiente protección a las familias más vulnerables. La publicación tuvo lugar el mismo día en el que el Gobierno desembolsó 1.892 millones de dólares, por pago de capital, correspondiente al vencimiento de diciembre.
Una vez conocido el informe, el bloque legislativo oficialista expresó en su cuenta de Twitter: «El FMI reconoce que fracasó el préstamo otorgado al Gobierno de Mauricio Macri. Tomaron una #DeudaIrresponsable, se la fugaron e hipotecaron el futuro de los argentinos y argentinas. Tienen que hacerse cargo». Por su parte, el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó: «Va a costar mucho tiempo resolver el daño que el Gobierno de Juntos por el Cambio le hizo a la Argentina. Debería haber habido medidas para regular la salida de capitales; ahora nosotros trabajamos para resolver el daño». Su antecesor durante el macrismo, Nicolás Dujovne, contestó que «el acuerdo con el FMI se dio en una situación de excepcionalidad debido a la sequía, la suba de tasas en Estados Unidos y al elevado déficit heredado». En marzo de 2017, Dujovne había asegurado que «el FMI solo puede pedirles medidas a los países que tienen un programa de financiamiento y ahí empieza a marcar la cancha. Nosotros no tenemos programa con el FMI ni vamos a tener». Poco más de un año después, pasaron cosas y el 8 de mayo de 2018, el presidente Mauricio Macri, en un mensaje grabado de menos de tres minutos desde la Casa Rosada, anunció: «He decidido iniciar conversaciones con el Fondo Monetario Internacional para que nos otorgue una línea de apoyo financiero». El 20 de junio, el directorio del FMI aprobaba el stand-by.
Los datos duros revelan la corresponsabilidad política del organismo financiero internacional. En ese marco no resulta extraño que hayan sido desplazados todos los funcionarios fondomonetaristas que negociaron el préstamo. La única que logró una salida elegante fue Christine Lagarde, titular del FMI en ese entonces. La francesa desembarcó como presidenta del Banco Central Europeo. Por el contrario, las segundas y terceras líneas cayeron en desgracia.«El informe no deja margen para la duda», sostiene el presidente de la Comisión de Presupuesto de Diputados, Carlos Heller, respecto a la «Evaluación Ex Post». «El crédito fue mal utilizado, el FMI no efectuó los controles que tenía que efectuar y las políticas que se implementaron en el marco del crédito formaban parte de un esquema insostenible por donde se lo mire. Un punto relevante es cuando se afirma que el Gobierno equivocó su diagnóstico sobre inflación, y reconocen lo que venimos sosteniendo: que en Argentina el problema no se explica solo por temas de emisión y base monetaria sino también por puja distributiva, por concentración de mercados que distorsionan, por la influencia de los precios internacionales, etcétera. Una deslegitimación de una premisa esencial del libreto neoliberal, que debe ser tenida en cuenta a la hora de pensar en las políticas a futuro».

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