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Aunque Argentina es el segundo exportador y el tercer productor de miel a escala global, el consumo está entre los más bajos del mundo. Destrucción de colmenas por efecto de los agroquímicos, concentración del mercado y el desafío de fraccionar.


Producción. Casi 65.000 toneladas anuales son comercializadas por cinco empresas. (MABROMATA / AFP / DACHARY)

En la reunión mensual del Consejo Nacional Apícola de marzo,  los integrantes de la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA) le manifestaron al titular de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, la crítica situación del sector, que pierde apicultores y colmenas cada año como consecuencia del «progresivo deterioro ambiental por la pérdida de biodiversidad, como resultado de la política agrícola intensiva vinculada al uso de agroquímicos». La respuesta del ministro fue contundente: «¿Cómo piensan convivir con eso? Porque el modelo no va a cambiar». Ante la postura del funcionario la SADA emitió un duro comunicado y convocó pocos días después a una concentración frente al Congreso Nacional para protestar «contra el monocultivo transgénico y el uso intensivo de agroquímicos que genera pérdida de la biodiversidad y muerte». El disparador del reclamo fue la denuncia de productores apícolas de Traslasierra, provincia de Córdoba: cerca de 72 millones de abejas murieron a principios de marzo como consecuencia de las fumigaciones con agroquímicos en los campos cercanos a los panales. Sin embargo, el caso cordobés no es un hecho aislado. Ocurrieron situaciones similares en las localidades bonaerenses de San Pedro y Pergamino. De acuerdo con la SADA, en 2010 había 30.000 productores mientras que en la actualidad solo existen 9.227. «El modelo agroindustrial nos está matando», señalaron desde la sociedad. Argentina es el segundo exportador y el tercer productor de miel a nivel mundial. La producción media anual ronda entre las 60.000 y 65.000 toneladas, de las cuales el 95% se exporta, de acuerdo con datos del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Los principales destinos de ventas al exterior de miel a granel son Estados Unidos (41,7%) y Alemania (31,3%), Japón, España y Francia, seguidos por otros países de la Unión Europea y del mundo árabe y representan 168 millones de dólares anuales. Mientras que el consumo interno, el 5% restante, alcanza los 180 gramos de miel al año, muy lejos de la media de alemanes y estadounidenses, que superan el kilo per cápita anual.   

Presente y futuro
La actividad en el país creció bajo un contexto de fuerte informalidad, debido a la falta de estrategias gubernamentales que fomentaran la producción a escala del sector. Los productores sostienen que en los últimos 10 años se han destruido un millón de colmenas –especialmente por el crecimiento de monocultivos en detrimento de la ganadería, que colabora en el ciclo de la apicultura– sacando del mercado, principalmente, a los medianos productores (entre 500 y 800 colmenas) y dejando en pie a los chicos (hasta 150), quienes encaran la producción de miel como actividad complementaria. Sumado a esto, las exportaciones se canalizan en no más de cinco empresas, convirtiendo al sector apicultor en un monopsonio –una oferta muy numerosa y una alta concentración de la demanda–. Debido especialmente a esta característica del mercado de la miel, los beneficios otorgados al sector desde enero de 2016 –eliminación de retenciones a las exportaciones (10,5% para granel y 5% para fraccionado), y las negociaciones que lograron la apertura, tras 10 años, del mercado brasileño– no «derramaron» hacia los productores, sino que beneficiaron a la fracción más concentrada de la actividad: los exportadores.
Sin embargo, para los agentes del sector, el futuro está en la exportación de miel envasada. En la actualidad representa solo el 1% de las ventas al exterior, cuyos destinos son Finlandia, Alemania y los Países Bajos. Y el principal desafío es comenzar a incrementar el consumo interno. «Para mí, la única salida que tenemos los productores es tratar de agregar valor, diferenciarnos del resto y apuntar al mercado interno como trampolín para poder exportar», señaló en declaraciones periodísticas  Alexis Rodríguez, gerente de Fecoapi, la cooperativa que agrupa a 19 productores de la zona norte de la provincia de Buenos Aires.

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