1 de noviembre de 2024
En un contexto de caída de la actividad económica que se profundiza, el plan recesivo impacta de lleno en un eslabón fundamental del entramado productivo del país. Baja del empleo.
Pymes. En las pequeñas empresas de metalurgia el empleo descendió un 2,6% en agosto.
Foto: NA
El proceso recesivo, en el marco del ajuste económico que despliega la gestión libertaria, ya no asombra ni al argentino más distraído, más aún cuando el presidente se jacta de ello cada vez que puede. Y menos cuando la memoria trae al presente que el Producto Bruto Interno (PIB) cayó 3,4% en los primeros seis meses del Gobierno de Milei, afectado principalmente por las bruscas caídas de la construcción y la industria. En esa senda, el Instituto de estadística oficial confirma mes a mes la profundidad de ese descenso que no encuentra piso. Hace pocos días, el INDEC informó que la actividad económica volvió a caer en agosto, en esta oportunidad, un 3,8%. Solo recuperó 0,2% respecto a julio. Mientras la industria sigue sin repuntar, los sectores extractivistas mostraron un mejor rendimiento gracias al aporte de la pesca (+17,1%), la minería (+6%) y el agro (+4,5%). Mientras que diez sectores registraron caídas en la comparación interanual, entre los que volvió a desplomarse el sector de la construcción (-18%), Comercio mayorista, minorista y reparaciones (-7,9%) íntimamente relacionado con el consumo y la inversión interna; e Industria manufacturera (-6,7%).
En esta economía cada vez más pequeña y reprimarizada, si el foco se pone en la industria, los datos relevados en un informe de la Unión Industrial Argentina rubrican lo publicado por el INDEC. Para el centro de estudios de la corporación empresarial, la industria volvió a caer fuerte en agosto y acumula una contracción del 12,1% en lo que va del año. La baja interanual fue del 7,4% y la actividad mostró también una caída respecto de julio, de 0,9, en contradicción con lo publicado por el INDEC, que registró una leve alza. A pocos meses de cerrar 2024, y quizás surcada por una cuota de gran optimismo, la central fabril avizora, de acuerdo a datos preliminares de septiembre, una leve mejora en la comparación intermensual. Sin embargo, cuando el estudio de la UIA analiza sectores específicos, por ejemplo, los despachos de cemento cayeron un 18,3% interanual, mientras que el sector automotor experimentó una disminución del 12,6%. Y el consumo de energía eléctrica por parte de grandes usuarios industriales también se redujo un 7,7%. Y llama la atención que los patentamientos de maquinaria agrícola ‒pese al crecimiento del agro‒, que habían mostrado un buen comportamiento en agosto (+19,4%), vuelven a caer un 6% interanual en septiembre. El sector de alimentos y bebidas mostró un crecimiento del 2,1% en agosto, impulsado por un aumento significativo en la producción de aceites, que creció un 42,9%. Sin embargo, si no se toma en cuenta este rubro, el sector habría experimentado una caída del 3,7%. En la misma línea, la consultora Vectorial calculó que el 3,8% de caída de la actividad económica en agosto, sin el agro, llegaría al 4%.
Para no seguir enumerando porcentajes que no hacen más que mostrar la profunda destrucción del aparato productivo nacional, pese al optimismo mostrado por la UIA para septiembre, basta solo hacer foco en cuatro importantes sectores: el de minerales no metálicos (cemento), que en el noveno mes del año registró una caída del 22,6% interanual, décimo mes consecutivo de descenso. La industria automotriz mostró una reducción del 18,6% en la producción, atribuida a la caída del 22,3% en las ventas internas de vehículos nacionales. En el sector de metales básicos, la baja fue del 11,5%, influenciada por una disminución en la actividad de hierro y acero. Y la industria metalmecánica cayó 10,2% interanual, acumulando quince meses de descensos consecutivos.
Números en rojo
«Es el peor registro desde la pandemia», sostiene el Departamento de Estudios Económicos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), en su informe del sector del mes de agosto. El trabajo releva que la caída en el sector metalúrgico alcanzó el -15,1% interanual en lo que va del año, y un -7,7% respecto a diciembre de 2023. Mientras que la capacidad instalada metalúrgica, actualmente en el 48%, tuvo una disminución de -7,8% respecto a agosto del año pasado y se encuentra un -10,5% en la comparación con el promedio de 2023. Mientras que septiembre ‒de acuerdo con otro informe de ADIMRA‒ no muestra datos demasiado alentadores, ya la industria metalúrgica se desplomó 7,3% interanual. Acumula una contracción del 14,1% en relación a los mismos meses del año anterior y un 6,2% en el acumulado del año. Por su parte, la capacidad instalada está en el 50%, cayó 5% por debajo del mismo mes del año previo y un 9,9% menos que el promedio de 2023. Por su parte, en el análisis hacia el interior de la industria metalúrgica, se registró una caída sistémica en todos los subsectores que van desde el 6,4% hasta el 23,5%.
Maquinaria agrícola. Pese al repunte del agro ‒en su comparación interanual, afectada por la sequía‒ el subsector muestra una caída en septiembre.
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Si bien en toda la actividad industrial, y no solo en el rubro metalúrgico, se evidencia una disminución de la velocidad de la caída con respecto a meses anteriores, que se asemeja mucho más a un serrucho, más que a una V corta o a una pipa, como vaticinaban economistas del establishment, estas contracciones mensuales y de larga data en el tiempo, impactan directamente y a pleno en el empleo. «Debido a las fuertes contracciones en la actividad verificadas en los últimos meses, el nivel de empleo que aportan las empresas del sector, se observa una disminución interanual de -3,2% y comparado contra el mes de agosto, disminuyó -0,2%», relevó ADIMRA.
«Hasta diciembre de 2023 éramos 13 y medio. Medio porque había un pasante que trabajaba medio día, y mi objetivo era contratarlo a tiempo completo. Pero el achicamiento a su mínima expresión del mercado interno hizo que despidiese a estos 3 empleados y medio, toda gente de producción. Hoy, conmigo incluido, somos 10. Y no tuve que cerrar, porque exportamos a Latinoamérica, España, Italia e Israel», asegura Osvaldo Blotta, empresario metalúrgico micropyme de Rosario, que fabrica máquinas para hacer empanadas y discos de empanadas y de masa y láminas farináceas. «Siempre vendemos más en el mercado interno, pero en esta coyuntura debimos enfocarnos en el externo. Además, cosas que antes no hacíamos, ahora tenemos que hacerlas, como por ejemplo, el pedido de una línea de hojaldre totalmente automática, de un empresario de Comodoro Rivadavia. Lo hicimos porque es un desarrollo que está relacionado con lo nuestro. Sin este proyecto por ahí teníamos que cerrar o seguir achicándonos. Con esto nos equilibramos», relata Blotta quien lleva más de 20 años trabajando en el rubro. «Yo ya tengo varias crisis en las espaldas, y tengo una frase que repito: “Las crisis son para sobrevivir. Las crisis no son para crecer”. Tenés que quedar vivo para la próxima batalla».