Economía

Señal de ajuste

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Tras 13 meses de gestión, el gobierno de Cambiemos exhibe indicadores muy alejados de las promesas electorales. La inflación se duplicó, las principales variables económicas evolucionaron de manera negativa y se retornó al financiamiento externo.


Desdoblamiento. Dujovne y Caputo son los elegidos para llevar adelante la reducción del déficit fiscal e incrementar la emisión de deuda externa. (Ezequiel Pontoriero/DYN)

 

El presidente Mauricio Macri ya cumplió más de un año de gestión, tiempo suficiente para ensayar un balance en materia económica y social. En ese sentido, los indicadores públicos y privados delinean un escenario decepcionante. Las sucesivas promesas, como «lluvia de inversiones», «venturoso segundo semestre», «brotes verdes», se fueron evaporando con el transcurso de los meses. El ritmo inflacionario se duplicó, las principales variables económicas (actividad, ingresos, consumo, empleo) evolucionaron de manera negativa y se retornó al megaendeudamiento.
Las razones del alejamiento de Alfonso Prat-Gay de la cartera de Hacienda y Finanzas seguramente son muchas, desde diferencias políticas hasta roces permanentes con pesos pesados del macrismo. Sin perjuicio de esto, los datos duros de la economía fueron un factor de peso para forzar la precipitada renuncia. El presidente lo reconoció implícitamente cuando sostuvo que «si no tengo resultados, haré otros cambios», mientras que el diario británico Financial Times aseguró que hay «incertidumbre económica» en la Argentina y que «el Sr. Prat-Gay ha enfrentado fuertes críticas con respecto a que la economía ha tomado más tiempo para recuperarse de lo que inicialmente predijo».
Sin embargo, la designación de Nicolás Dujovne al frente de la cartera de Hacienda implica la ratificación de los lineamientos principales del rumbo económico y la intención de profundizar el ajuste fiscal. El nuevo ministro defiende la necesidad de limitar la expansión del empleo y del gasto público, recurrir a los créditos del FMI, disminuir la carga tributaria, reducir los aportes y contribuciones a la seguridad social e implementar un blanqueo laboral.
En referencia a esto, el diputado del Partido Solidario, Carlos Heller, planteó que la «Argentina seguirá en un esquema económico en el que pierden las pymes, los trabajadores, los jubilados y el pueblo en general. Eso es lo que Macri ofrece para el futuro».
La única incógnita, en todo caso, es si el macrismo se animará a avanzar en ese terreno en pleno año electoral.

 

Industria en problemas
El Estimador Mensual de la Actividad Económica del Indec marcó una caída del 2,6% interanual en los primeros diez meses del año. El retroceso, lejos de desacelerarse, fue creciendo con el transcurso de 2016. El último dato informado (octubre) muestra una caída interanual del 4,7%. La menor actividad económica fue muy pronunciada en industria y construcción. Según el Indec, la actividad manufacturera registró un retroceso interanual del 4,1% en noviembre, acumulando una caída del 4,9% en 2016. Mientras que el sector industrial atraviesa una tormenta perfecta: incremento de los costos, retracción de la demanda y aumento de las importaciones. Por su parte, las ramas manufactureras exportadoras están sufriendo el impacto de la crisis brasileña. La situación es aún peor en el rubro de la construcción. El retroceso interanual fue del 13,1% en los primeros once meses del año. Ese sector finaliza 2016 con la peor perfomance productiva desde la crisis de 2002.
El gobierno sostiene que la actividad se recuperará en 2017 de la mano de la obra pública, ya que el macrismo afirma que uno de los sellos de su gestión será la concreción de grandes obras de infraestructura, de la mano del Plan Belgrano, el Plan Agua Potable y la construcción de autopistas y rutas.
Si bien la inversión pública prevista en el Presupuesto 2017 implica un crecimiento en términos reales en relación con los depreciados valores de 2016, los montos presupuestados (2,21% del PIB) continúan siendo insuficientes para mover el amperímetro de la economía. Por ejemplo, son inferiores a lo previsto para la cancelación de intereses de la deuda pública nacional, que llegan al 2,53% del PIB. Por otro lado, el optimismo oficial contrasta con las expectativas empresarias. Según un relevamiento del Indec, el 77,3% de los empresarios consultados considera que la situación de la actividad no cambiará, mientras que el 9,1% piensa que disminuirá aun más.
Este retroceso productivo impacta negativamente en el mercado de trabajo. El empleo industrial tuvo un retroceso interanual del 2,6%, en el tercer trimestre del año. Y en el caso de la construcción, el personal ocupado cayó el 10,5% en términos interanuales. Esta destrucción de puestos de trabajo es apenas un «piso», debido a que solamente computa a los trabajadores registrados.

 

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