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¿Todo marcha acorde al plan?

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Diego Rubinzal

El Gobierno alienta una mirada optimista sobre la economía que se contradice con los datos y con la carencia de divisas expresada en el auxilio pedido al FMI y en recientes medidas oficiales.

FMI. Milei con Georgieva en Washington: el presidente recurrió al organismo que, durante la campaña, calificó de «institución monstruosa».

Foto: NA

El debate político no pasa por su mejor momento en la Argentina. El oficialismo recurre a la sigla TMAP (Todo Marcha Acorde al Plan) como rápida respuesta ante cualquier crítica puntual. Los datos duros económicos y sociales relativizan la «euforia tribunera» que predomina en las tribus oficialistas. Por caso, el pedido de auxilio al Fondo Monetario Internacional (FMI) revela la debilidad de la economía local. Como se sabe, los países recurren a este prestamista de última instancia como la única opción disponible ante el cierre de los mercados voluntarios de crédito.

Antes de ser presidente, Javier Milei decía que «tomar deuda, algo tan claro en el Gobierno de Mauricio Macri, no solo no es de liberal, sino que lo consideramos inmoral por implicar el robo a las generaciones futuras». El líder de La Libertad Avanza agregaba que «el FMI es una institución monstruosa que rescata malos Gobiernos». Esa opinión era compartida por otros actores del espacio «libertario». El 17 de marzo de 2020, Manuel Adorni decía que «tener que recurrir al FMI solo deja en evidencia el rotundo fracaso del Gobierno. Argentina, un país». 

Sin embargo, el pasado 11 de abril, el Gobierno argentino cerró con esa «institución monstruosa» un nuevo Programa de Facilidades Extendidas por 20.000 millones de dólares. El último documento de la Cátedra Abierta del Plan Fénix denuncia que «el plazo de repago del acuerdo es de manifiesta inviabilidad. Insólitamente, el propio documento dado a conocer arroja dudas acerca de la sostenibilidad de la operación; en su párrafo 31 señala que compromete a partir de 2030 montos muy elevados de servicios de deuda, que representan el 9% de las exportaciones y el 15% de las reservas estimadas».

Dudas
El reciente giro del 60% (11,7 billones de pesos) de las utilidades de 2024 del Banco Central (BCRA) al Tesoro Nacional también genera algunas dudas sobre TMAP. 

Esas ganancias, correspondiente a 2024, son fundamentalmente contables porque surgen de la valorización de los títulos públicos en poder del BCRA. Lo sorpresivo de la medida, que no tiene nada de malo en sí misma, es que contradice la declamada intención oficial de secar la plaza de pesos.

En su artículo 38, la Carta Orgánica del BCRA sostiene que las utilidades «no capitalizadas o aplicadas en los fondos de reserva, deberán ser transferidas libremente a la cuenta del Gobierno nacional». En otras palabras, el Banco Central puede optar por capitalizarlas o financiar al Tesoro. ¿Por qué eligieron financiar al Tesoro a contramano del diagnóstico libertario de que «la inflación es en todo lugar y en todo momento un fenómeno monetario?». 

La explicación oficial es que eso no implicaría mayor circulación de pesos porque permanecerán depositados en la cuenta corriente del Tesoro. La cuestión es un poco técnica, pero eso no es tan así porque el Ministerio de Economía tiene que renovar todos los meses vencimientos de deuda en moneda local. Por caso, los de mayo (16,1 billones de pesos) y junio (13,7 billones de pesos) lucen muy desafiantes. ¿Qué ocurre si esa refinanciación no alcanza el 100%? 

El Tesoro tendría que utilizar esos fondos para cancelar esa porción de deuda no renovada. «Esa inyección monetaria no tendría por qué ser, a priori y de acuerdo a la lógica monetarista, inflacionaria, ya que son pesos efectivamente demandados. Sin embargo, contradice la lógica del equipo económico de secar la plaza doméstica, lo cual sería el principal motor para que los agentes económicos vendan dólares y su cotización se estacione en la banda inferior del esquema cambiario», explica un informe de la consultora Vectorial. Por el contrario, esa inyección de pesos podría incrementar la demanda de dólares elevando la cotización de la moneda estadounidense. 

Más allá de esas cuestiones teóricas, la conducción económica apeló al pragmatismo para recomponer su liquidez en moneda local vía el traspaso de las utilidades del BCRA. ¿Qué opciones tenía? Una era «reforzar el superávit fiscal, algo complicado luego de la caída del 30% del gasto del año pasado y la intención de avanzar en la reducción de la presión tributaria y eliminación de impuestos. La segunda, la emisión. Con los 11,7 billones de pesos transferidos por el Banco Central a la cuenta del Gobierno nacional, el Tesoro efectivamente restituyó su colchón de liquidez para hacer frente a los vencimientos de los próximos meses», explica el economista Guido Zack en un artículo publicado en Cenital.

Entonces, ¿TMAP o no TMAP?, esa es la cuestión.

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