29 de marzo de 2017
El 14 de enero último falleció Norberto González, economista argentino de amplia trayectoria. Nació en Buenos Aires, en 1925. Obtuvo el título de Magíster en Ciencias Económicas en la London School of Economics y se doctoró en Economía en la UBA. Hacia 1960 se incorporó a la CEPAL como consultor. Allí ocupó los cargos de director de investigaciones del ILPES, director de la División de Comercio y secretario ejecutivo adjunto de Desarrollo Económico y Social, hasta llegar a ser representante de la CEPAL ante la ONU. Ejerció la docencia en Ciencias Económicas y en Ingeniería de la UBA. Y fue presidente de la Junta de Planificación Económica de la provincia de Buenos Aires.
Su amigo Alfredo E. Calcagno lo recordaba como un economista dedicado a la defensa de su pueblo y de su patria chica (la Argentina) y de su patria grande (América Latina) y agregaba: «Cuando se juzga a un economista suele privilegiarse su capacidad técnica e ignorarse qué intereses defiende. No hay economistas abstractos. Norberto fue la antítesis del economista del establishment. En lo personal, estaba inmunizado contra la vanidad, el poder y el dinero. Demostró que se puede ser un eximio economista a la vez que excelente persona».
Norberto publicó decenas de textos dedicados al desarrollo económico de América Latina. En colaboración con Roberto Tomasini, fue autor de Introducción al estudio del ingreso nacional, un clásico editado por EUDEBA.
Lo conocí en la casa de Abraham Gak, a fines de la década de 1990, cuando se gestaba el Plan Fénix, del que González fue adalid y ordenador. Más tarde compartí su amable trato en el Comité Editorial de la revista Oikos, de Ciencias Económicas de la UBA. Era, por cierto, una excelente persona.