Economía

Una mirada social

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Durante tres jornadas, especialistas, académicos, funcionarios e investigadores debatieron temas trascendentes para la realidad del país y la región. Propuestas y desafíos ante la crisis internacional.

 

Heller, Álvarez Agis y Junio en el cierre. Estos encuentros son los ámbitos más adecuados para pensar los desafíos que hay por delante. (Horacio Paone)

Organizado por el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (CCC) y la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) se llevó a cabo entre el 17 y el 19 de noviembre el Primer Congreso de Economía Política. El encuentro tuvo como eje «Los desafíos de la economía argentina y latinoamericana», y su objetivo principal se centró en debatir la coyuntura económica nacional como así también la de gran parte de América Latina, en un espacio abierto a las distintas corrientes del pensamiento heterodoxo y de las tradiciones latinoamericanistas. De las tres jornadas del encuentro y los distintos paneles temáticos participaron cerca de 350 especialistas, académicos, funcionarios e investigadores (ver Ejes…).
El cierre del Congreso –en la sala Solidaridad colmada de público– estuvo a cargo del viceministro de Economía de la Nación, Emmanuel Álvarez Agis, y del diputado nacional y dirigente cooperativista Carlos Heller. La clausura además pudo seguirse en vivo a través de una pantalla en la sala González Tuñón.
«No estamos en la clausura de este primer Congreso de Economía Política, sino simplemente en un recreo que nos vamos a tomar hasta el segundo congreso» comenzó el viceministro, para luego felicitar a los organizadores por «recuperar ese nombre –el de Economía Política– que muchos desde la militancia universitaria intentamos recuperar y que tiene absoluta relevancia en este marco internacional y nacional que nos toca vivir. Para los que creemos que nunca debería haberse dejado de llamar Economía Política la carrera de Economía, es un gusto participar de este congreso». A continuación se refirió al momento actual, y sostuvo que «hay que repensar la economía política y pensar los desafíos que se presentan para el mundo y la región en un contexto de crisis internacional que no se termina de ir y empieza a mutar y a cambiar de forma. Creo que estos congresos son el ámbito más adecuado para rediscutir algunas hipótesis del pensamiento que no voy a llamar liberal, neoclásico o mainstream, sino que me voy a permitir llamarlo de una manera que caracteriza a pleno sus componentes: pensamiento conservador. Yendo a la expresión teórica de ese programa político muchas veces enmascarado de neutralidad, objetividad y cientificismo, me parece que en este contexto mundial específico y luego de esta crisis financiera y económica internacional, hay algunos puntos que los economistas heterodoxos tenemos que empezar a repensar, a reafirmar y sobre todo, algo difícil para la heterodoxia, pasar de la crítica a la propuesta». Tras manifestar que las principales hipótesis que sostienen al pensamiento conservador fueron derribadas en la realidad por la crisis internacional que comenzó hace 6 años, se refirió al distanciamiento cada vez más pronunciado entre la economía real y las finanzas y, más específicamente, al crecimiento del mercado financiero internacional. «El tamaño del mercado financiero entre 1980 y 2007 –señaló Álvarez Agis– pasó de ser el 130% del Producto Bruto Mundial al 376%. Hoy las finanzas son casi cuatro veces la economía real. Y de forma alarmante, puede observarse que la financiarización de la economía no ha mostrado variación sustantiva tras el estallido de la crisis internacional. Algo preocupante. Pero más preocupante aún es el tamaño del shadow banking o sector financiero en las sombras, que entre 2012 y 2013 pasó de 70 billones de dólares a 75 billones, creció 5 billones de dólares en solo un año. Lo más importante de esta financiarización en las sombras que está teniendo lugar es que además no está sujeta a ninguna autoridad regulatoria. Y este es el correlato de la crisis financiera: los bancos hicieron inversiones regulados por nadie». Y agregó un dato: «Antes de la crisis –en 2007– el tamaño de esas inversiones era aproximadamente el 27% del Producto Bruto Global del G20; de acuerdo con el último reporte de la Unidad de Seguimiento de shadow banking del G20, hoy llegan al 25%, está prácticamente en los mismos niveles que antes de la crisis y creciendo en términos nominales. Es decir que lo que generó la crisis no ha desaparecido. Este es el contexto en el cual el mundo, la región y el país se encuentran en materia de economía política. En verdad, como se analizó en la última reunión del G20, las perspectivas del mundo son desconsoladoras. Porque ante la crisis, el debate estuvo marcado por una clara disyuntiva: salvar a los bancos o salvar a la gente. Y se decidió salvar a los bancos».

A sala llena. Durante las tres jornadas los auditorios y aulas estuvieron colmados. (Horacio Paone)

Al referirse a la situación nacional, el viceministro sostuvo que «algunos economistas argumentan que la macroeconomía es la continua búsqueda de equilibrios. Lo que hay que pensar es la forma y qué denominamos equilibrios, porque esta búsqueda es la resolución de continuos conflictos, como en la discusión salarial, en los precios, con el tipo de cambio, la tasa de interés. Y creo que la macroeconomía, al igual que la política, es la continua administración de esas tensiones; no es una especie de equilibrio espurio académicamente concebido o esos grandes programas políticos que consisten en ponerse de acuerdo en tres o cuatro cosas y a partir de ahí crecer y expandirse. Porque en esos puntos en que nos tenemos que poner de acuerdo hay disputas concretas, hay rumbos alternativos, hay mejoras y empeoramientos relativos. Esas tensiones son las que tenemos que administrar». Para cerrar, Álvarez Agis expresó: «Siempre digo que el kirchnerismo revirtió la teoría del derrame, lo que hizo fue inundar el territorio, y a medida que se inundó, el vaso se empezó a llenar de afuera hacia adentro. Me parece que la economía política, la política y este proyecto en particular son algo así como una eterna sensación de incomodidad. Si alguien está cómodo, seguro no está dentro de este proyecto. Por eso hay tensiones, por eso este conflicto distributivo está exacerbado, y creo que la política y la democracia deben administrar este conflicto».
A su turno, Carlos Heller señaló que la convocatoria del Congreso, «“Los desafíos de la economía argentina y latinoamericana”, apunta desde el vamos a que los temas económicos, sobre todo mirando al futuro y con la idea de seguir construyendo una sociedad más justa, más soberana y más solidaria, nos obligan a pensar con intensidad en las potencialidades del proceso de integración, y sobre todo de integración regional, que aparece como una condición imprescindible para que los avances tengan mayor perdurabilidad en el tiempo». Y agregó: «Creemos en la unidad entre países semejantes y con problemáticas comunes y no solo entre los vecinos, sino en algo más amplio, como es el de todos los países emergentes, que se expresa, por ejemplo, en el G77 + China, que nos va a permitir establecer condiciones más sólidas de negociación y va a reducir las vulnerabilidades que presentamos por separado».
Tras remarcar y caracterizar los efectos de la crisis internacional que se hacen presentes en la economía nacional, sostuvo que «se necesitan nuevas medidas, nuevas actitudes que nos permitan enfrentar los efectos negativos que tiene la denominada restricción externa, que tampoco es una novedad, pero que marca los desafíos que tienen los países en desarrollo cuando intentan encarar procesos de crecimiento e industrialización. Que además, en el caso de nuestro país, tiene el agregado del proceso de desendeudamiento. En poco más de una década pasamos de un país absolutamente inviable, por todas sus variables macroeconómicas, por su crisis interna, por sus niveles de pobreza, de desempleo, por el deterioro de sus niveles de salud, de educación, a hoy, donde se tiende a olvidar ese camino transcurrido, el esfuerzo que el país ha realizado. Muchas de las cosas que se han hecho en esta década para mucha gente ya son conquistas irreductibles, conquistas definitivas. Pero no es así. La historia nos muestra que muchas de las cosas que se hicieron en el país hasta, digamos, mediados del siglo pasado, fueron destruidas a partir de las políticas implementadas por la dictadura y por la continuidad de la década del 90. Nada de lo conquistado está definitivamente conquistado y requiere seguir consolidándose día a día y seguir trabajando todos los días para defender ese rumbo, que me permite asegurar que, si bien faltan muchas cosas, estoy convencido que todas las que faltan están en el rumbo en que vamos».

 

Nuevas ciencias
«Vivimos una etapa en que la ortodoxia neoliberal está en una profunda crisis y esa crisis orgánica del sistema capitalista asume una enorme virulencia en todos los planos, en el militar, en el cultural, en el de las ideas y en el plano de la hegemonía económica. Uno de los desafíos que tenemos es el de construir un nuevo paradigma en el plano de la teoría económica y en el plano de la lucha social y política para transformar la sociedad. Estamos ante un enorme desafío para la heterodoxia, de oponerse a esa ortodoxia que ha llevado al mundo al fracaso. Siempre le decimos a los investigadores que se trata de crecer cada vez más en la elaboración teórica pero sin dejar de ser protagonistas de la política y de la lucha política junto al pueblo argentino», señaló el diputado nacional Juan Carlos Junio en la apertura del Congreso en la Sala Raúl González Tuñón colmada de público. Por su parte, en el mismo acto, el rector de la UNQ, Mario Lozano, se refirió a la deuda que todos los universitarios tienen con la sociedad en su conjunto, ya que fue esta quien defendió durante toda su historia la gratuidad de la educación universitaria como «un derecho social de nuestro pueblo». Remarcó además la necesidad de formar economistas por fuera de la matriz neoliberal, e incorporar una mirada social y política. «Esa economía es la que nosotros queremos garantizar que se enseñe en los ámbitos universitarios. Este Primer Congreso de Economía Política fue organizado junto con el Centro Cultural para pensarnos como actores políticos, sociales y educativos de nuevas ciencias que nos ayuden a generar personas formadas en economía desde una mirada diferente, más compleja, con una mirada social y política».

Inauguración. Burgos, Lozano, Junio, Costa y Bianco abrieron el Congreso en la sala Raúl González Tuñon del CCC. (Horacio Paone)

El primer panel del encuentro, «Rupturas, continuidades y desafíos en la post-convertibilidad», contó con la participación  del secretario de Comercio de la Nación, Augusto Costa; el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, embajador Carlos Bianco, y el economista y coordinador del departamento de economía política del CCC, Martín Burgos.
Burgos, en primer lugar, analizó pormenorizadamente la década del 90 y las dificultades a las que se enfrenta la economía nacional en la actualidad y señaló que «nuestro régimen de acumulación actual está en desfasaje con respecto a lo que es el sistema capitalista hoy, este “anarcocapitalismo financiero”, como dice la Presidenta. Las soluciones no nos las puede ofrecer el marco internacional. Tal vez Argentina sea algo así como cuando Marx observaba a Francia en el siglo XIX, el laboratorio social de las políticas económicas y sociales de lo que será el desarrollo en el siglo XXI».
El embajador Bianco, por su parte, se refirió al comercio internacional que presenta un «cambio estructural, porque el mundo estructuralmente ha cambiado». «El principal desafío de la hora –sostuvo– es la generación genuina de divisas, a través del superávit comercial, la inversión extranjera directa de carácter productivo y el proceso de desendeudamiento». Sobre este último tema recapituló los distintos apoyos que el país recibió a nivel internacional y comentó la propuesta argentina sobre la regulación de los denominados fondos buitre. «Nosotros estamos proponiendo crear un marco legal estatutario a escala mundial. Crear un nuevo foro donde se definan estos temas a nivel mundial, lo que fue votado por mayoría en la ONU. En el último encuentro del G20 todos los países reconocieron que el accionar de estos fondos es un problema, y no solo argentino, sino mundial».
«La ortodoxia se encarga de negar cualquier aspecto político de la economía y todos sabemos que no hay nada más político que la economía», comenzó Costa su intervención, para luego señalar que «aquello que algunos llaman “el relato”, es un programa económico que está supeditado a objetivos políticos. Cuando pienso cuál fue la gran ruptura de la post-convertibilidad, creo que fue el kirchnerismo, que posicionó la política por sobre la economía; es decir, que los programas económicos estén sujetos a objetivos políticos claros, definidos y que involucren objetivos sociales». Tras caracterizar al sistema capitalista como desigual por definición, el secretario de Comercio se preguntó: «¿Cuándo un proceso económico genera crecimiento y redistribuye? Cuando la política va adelante, cuando el Estado tiene un rol central en la definición de los objetivos sociales y cuando a partir de los instrumentos y su participación activa genera las condiciones para cumplir esos objetivos. ¿Cuáles son entonces los objetivos de este proyecto político? Generar las condiciones para un proceso de crecimiento con inclusión social. No existe en Argentina crecimiento con inclusión social sin industrialización y no existe industrialización sin un mercado interno pujante. Esos son los secretos del modelo y esos son los secretos de las transformaciones en la Argentina, lideradas por un gobierno que puso la política por delante de la economía». Para finalizar, Costa remarcó que «lo que está en juego hoy es la posibilidad de tener instrumentos que permitan consolidar un proceso de desarrollo, que permitan la reindustrialización plena del país en un contexto internacional muy complicado».

Mirta Quiles

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