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En la última década se rubricaron más de 1.500 tratados bilaterales que permiten atravesar barreras para-arancelarias que las economías desarrolladas implementan para proteger su industria.

 

Acuerdos. Involucran cuestiones aduaneras, de comercio exterior y transferencias tecnológicas como así también diplomacia y arte y cultura. (Gerónimo Molina/Sub.coop)

En pleno siglo XXI, la promoción directa que desarrollan los gobiernos y cámaras empresarias continúa siendo una de las herramientas más eficaces con que cuentan las firmas para acceder a nuevos mercados y arribar a acuerdos comerciales entre países. Los tratados bilaterales permiten a las empresas hacer frente a las medidas para-arancelarias que implementan algunos mercados para proteger su industria y evitar el ingreso de importados. El endurecimiento en el proteccionismo, principalmente en los países desarrollados, obliga a buscar formas de destrabar la relación comercial. Las misiones comerciales son uno de los caminos para alcanzar nuevos acuerdos, tanto en mercados negociados –con un marco que ampare la relación– como en no negociados.
Desde 2003, la Argentina firmó 1.560 tratados bilaterales, según datos de Cancillería, de los cuales más de un tercio se rubricó durante los últimos dos años. Estos tratados involucran cuestiones aduaneras, de comercio exterior y transferencias tecnológicas, como así también diplomacia y cultura y arte.
Como consecuencia de la crisis financiera mundial, el comercio internacional se contrajo, situación que se vio agravada por las medidas de proteccionismo y ajuste en varios países. Estas políticas redujeron aún más la demanda global, profundizando el contagio de la debacle financiera a la economía real.
En 2009 –cuando la crisis de las hipotecas basura se hizo sentir en el país–  la Argentina reforzó la estrategia comercial de acuerdos de cooperación, integración y búsqueda de nuevos mercados en la región y en destinos exóticos.
En ese marco, este mes el gobierno lanzó el Programa de Aumento y Diversificación de las Exportaciones (Padex), que apunta a elevar las colocaciones externas a 94 mil millones de dólares este año –10 mil millones más que en 2013– y a 101.600 millones el próximo, a través de la conquista de nuevos mercados facilitando el acceso al comercio exterior de las pymes sin desarrollo en ese sector.
«Cuando se quiere exportar, por ejemplo, a Estados Unidos, Europa o Canadá, puede haber derechos de exportación cero. Pero siempre hay barreras para-arancelarias difíciles de sortear que hacen imposible el ingreso de importaciones a esos lugares», señaló a Acción, Gustavo Marino, director de Diverpymex, de la Fundación Banco Credicoop. Las misiones comerciales, tanto las que organiza el sector público como el privado, son un primer paso para atravesar esas barreras.
Hay dos tipos de misiones comerciales: las directas, que tienen como finalidad llevar a grupos de empresas para ofrecer la posibilidad de identificar la demanda extranjera y promocionar de forma directa sus productos, viajando a mercados de difícil acceso o poco desarrollados; y las indirectas, a partir de visitas a centros de producción y ferias nacionales sectoriales.  Ambas estrategias tienen como finalidad fundamental construir marca-país y mejorar la imagen del tejido empresarial.

 

Diferentes destinos
No todas las misiones comerciales derivan en tratados marco bilaterales o acuerdos para la colocación de nuevos productos, en especial cuando se trata de destinos no regionales. Por caso, lugares como Georgia y Armenia, donde se venden compresores de gases, manteca, bombones, caramelos y tabaco, el intercambio es poco significativo. No obstante, según explican desde la Secretaría de Comercio Exterior, «se establecen acuerdos estratégicos para alcanzar desde esos puntos otros mercados donde se pueda exportar». Los últimos incluyen como principales destinos Sudáfrica, Brasil, Reino Unido, China, Rusia, Indonesia, Emiratos Árabes y Vietnam. También hay misiones comerciales y de inversiones que llevan adelante el Ministerio de Industria, el de Planificación Federal y la misma Cancillería.
Las misiones en Latinoamérica fueron organizadas principalmente por Industria. En mayo del año pasado se realizó una Misión de Cooperación Industrial a Perú y Colombia. Con el país caribeño se rubricó un acuerdo para fortalecer el comercio de manufacturas industriales, que abre una oportunidad de negocios para pymes argentinas de casi 10.000 millones de dólares. El convenio contempla transferencia de tecnología en sectores como metalmecánica y minería; asociaciones en materia de diseño en calzado, marroquinería, madera y mueble, y la creación de un Comité de Trabajo Conjunto entre ambos países. Con Perú se firmó un acuerdo  marco de cooperación en temas de desarrollo y consolidación para las micro, pequeñas y medianas empresas, priorizando los sectores de agroindustria, cuero, calzado y marroquinería, industria de alimentos (láctea, avícola y porcina), textil e indumentaria, bienes de capital y automotriz autopartista. Por último, con Ecuador se acordó un marco de cooperación para la integración productiva en petróleo y gas, encaminado a fortalecer la transferencia de tecnología y asistencia técnica. Además, existen acuerdos entre entes descentralizados, como por ejemplo, entre el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y su par ecuatoriano.
En la región, el principal marco de comercio e intercambio es el Mercosur, aunque con Brasil existen acuerdos bilaterales de alcance preferencial. Las políticas bilaterales de promoción comercial alcanzan a sectores clave como carne bovina fresca y congelada, leche, cítricos, uvas, frutas frescas, azúcar, cacao y chocolates, preparaciones químicas, medicamentos, plásticos, calzado, cuero, carbón, madera, tejidos de algodón, autopartes, maquinaria agrícola, dispositivos eléctricos y equipos de gas y electricidad.
Por su parte, desde Comercio Exterior junto con Cancillería se realizaron misiones empresarias a Azerbaiján, Angola y Estados Unidos. La búsqueda de destinos exóticos no es mero capricho, sino que responde a que estos mercados quedaron mejor parados frente a la crisis que los de los países desarrollados.
«Los destinos de las ventas externas argentinas lograron diversificarse en los últimos años. En particular, se incrementaron notablemente las ventas a países de Asia y Oriente Medio –crecieron en 4,5 y 1,3 puntos porcentuales respectivamente en 2013–. Pero esa diversificación de destinos no tuvo un reflejo sobre los productos exportados –con valor agregado–, que cada vez se concentran más en el sector primario», aseguran desde la consultora abeceb.com. En ese rumbo, se contrajeron destinos tradicionales como América latina (2,2 puntos porcentuales), el NAFTA (4,4 p.p.) y la Unión Europea (3,1 p.p.).
La puesta en marcha de tratados bilaterales permite abrir la puerta al desembarco de empresas a distintos destinos, ya que simplifican los relevamientos previos de certificaciones, nomenclaturas y aranceles que tiene cada país para poder ingresar. De los más de 1.500 tratados bilaterales, en el área industrial se destacan los acuerdos con Alemania en un programa de fomento a la protección medioambiental urbano-industrial; con Japón, en estándares para envases y embalajes; con Corea, en energía y minería; con República Checa, de cooperación económico-industrial; con Italia, para estímulo al turismo y en investigación tecnológica y desarrollo industrial; y con Venezuela, en cooperación industrial y comercial; entre otros. En materia agropecuaria, como resultado de misiones comerciales, se firmaron distintos acuerdos de transferencia de tecnología con Sudáfrica y Emiratos Árabes.

Cristian Carrillo

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