Política | Inauguración del gasoducto

Una obra estratégica

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Alberto López Girondo

Con la presencia de las y los principales dirigentes del oficialismo, se puso en marcha un emprendimiento indispensable para el desarrollo argentino. Polémica entre la vicepresidenta y Mauricio Macri. 

Símbolo. Rossi, Massa, Alberto y Cristina Fernández, Kicillof y Agustín Gerez, titular de Enarsa.

Foto: NA

Si alguien pensó que una vez terminada la etapa de soldadura del último tubo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) no se iban a ver más chispas por esas regiones, la inauguración del primer tramo, en Salliqueló, demostró que estaba en un error. Porque a partir del discurso de Cristina Fernández de Kirchner se despertaron rencillas entre la vicepresidenta y su sucesor como hacía tiempo no se veía. Y eso que estos dos últimos mandatarios de la Nación no son esta vez candidatos. O tal vez, quién sabe, por esa razón es que se vuelven a chucear, ahora por las responsabilidades en la demora de la puesta en marcha de esta monumental construcción que está destinada a cambiar la matriz energética del país.
Cierto es que fue Fernández de Kirchner quien durante la ceremonia del 9 de julio, y tras hacer girar la válvula con la que simbólicamente se puso en marcha el GPNK –un rito que cumplió junto con el presidente Alberto Fernández; el ministro de Economía, Sergio Massa; y el titular de ENARSA, la empresa pública de energía, Agustín Geréz– cuestionó de manera muy dura a empresarios que, entre sus pares a puertas cerradas, se muestran contrarios a la intervención del Estado en la economía, pero luego hacen negocios con organismos públicos.
En un momento de su exposición Cristina Fernández dijo una frase que solía usar cuando finalizó su segundo Gobierno, «no fue magia», para referirse ahora a la obra que se inauguraba; pero a continuación recordó que «este gasoducto fue planificado en el año 2015 y recién se ejecutó en nuestro Gobierno. En los cuatro años que sucedieron no hubo ninguna planificación».
El expresidente Macri replicó poco más tarde en un largo tuit que «la historia de este gasoducto (disculpen si no lo llamo por su nombre oficial) es otro ejemplo de las oportunidades, los millones y el tiempo que perdimos los argentinos por la obstinación del kirchnerismo de destruir cualquier cosa que estuviera hecha por nosotros». Y siguió: «La vicepresidenta me acusa de no haber construido gasoductos. ¿Para qué iba a hacerlo, si nos había dejado sin gas para transportar? Su Gobierno y el de su marido fueron desastrosos en energía, los peores de la historia: cayó la producción casi todos los años, multiplicaron las importaciones y los subsidios».
El retruco, picante otra vez, de la dos veces presidenta no se hizo esperar. También en un largo mensaje en su red social señaló que con sus 573 kilómetros, este tramo de tubería «permite incorporar, en esta primera etapa, 11 millones de metros cúbicos al día a la red troncal de gas». Más precisa, indicó que «entre 2003 y 2015 se instalaron 3.211kilómetros de gasoductos troncales y 290.690 HP en plantas compresoras que permitieron ampliar la capacidad de transporte de producción de gas nacional en 26 millones de metros cúbicos al día. Entre 2016 y 2019 se instalaron 53 kilómetros de gasoductos troncales y 3.100 HP en plantas y turbocompresoras, cifras que –como los propios valores indican– no tuvieron impacto alguno en el sistema de transporte». Y puso quinta velocidad: «Ahora se entiende por qué su mamá lo castigaba por mentir».
Según Macri, en su contrarréplica, «lo dejamos (al concurso) listo para arrancar la obra. Había que apretar un botón. Pero no lo hicieron, se comieron dos inviernos de precios altos y recién ahora lo inauguran, después de hacerle perder al país 6.000 millones de dólares por su ineficacia y sus negocios» para rematar: «Y no se meta con mi madre, vicepresidenta, que fue una buena madre». Fernández aludía a una entrevista a Alicia Blanco Villegas de Macri con la revista Noticias en la que la madre del exmandatario confesó que cuando era chico llegó a pegarle por mentir.

Construir soberanía
Más allá de la polémica entre dos dirigentes que por distintas razones no se presentan al comicio –aunque mantienen su poder dentro de cada uno de los espacios que representan– la inauguración del GPNK fue el inicio de la campaña electoral para el oficialismo, que mostró alineados a funcionarios, precandidatos, sindicalistas y hasta a los trabajadores de las empresas constructoras vestidos de uniforme y cascos reglamentarios que asistieron a la ceremonia.
Formaron parte del estrado este domingo el jefe de Gabinete, Agustín Rossi y el titular de Economía, quienes integran una de las fórmulas de Unión por la Patria que compiten en las primarias del espacio ahora denominado Unidos por la Patria (UxP) . Al lado del aspirante a la primera magistratura estaba el presidente de la Nación, Alberto Fernández, secundado por Cristina Fernández y el gobernador Axel Kicillof. Entre el público destacaba el otro precandidato de UxP, Juan Grabois.
El primero en hablar fue Massa. «Agradezco a las empresas argentinas que cumplieron en tiempo y forma con los plazos, a los gobernadores, a los legisladores que votaron el aporte solidario en el Congreso, a los autores del proyecto (los diputados) Máximo Kirchner y Carlos Heller». El ministro se dio tiempo para una pequeña ironía: «A los argentinos que aportaron vamos a mandarles una carta agradeciéndoles, porque el gasoducto contribuye al desarrollo de Argentina. A los que no pagaron, se perdieron la oportunidad de ser parte de algo que por 30 años los argentinos van a disfrutar».
Massa agradeció a Alberto Fernández por «la decisión de seguir adelante cuando el FMI pedía que se parara», y a la vicepresidenta por «el coraje de recuperar YPF» para el Estado en 2012. «Frente a todos aquellos que plantean que Argentina es un país de frustración, fracaso, sin destino y sin futuro, hoy es uno de esos días que aparece en el alma el orgullo de ser argentino y saber que, aunque nos pongan obstáculos y nos quieran condenar a ser un país dependiente, tenemos con qué construir soberanía, patria, el futuro de nuestra Nación», concluyó.

De norte a sur
La vicepresidenta destacó, además de que en los cuatro años que siguieron a su gestión no se avanzó con la obra, la importancia de definir la traza de este tipo de construcciones estratégicas y trajo a colación lo ocurrido en la construcción del primer gasoducto, realizado durante el primer Gobierno de Juan Perón, y explicó: «Esa vez comenzaron desde Llavallol hacia Comodoro Rivadavia», rememoró. La razón es que si empezaban desde el sur se corría el riesgo de que intereses espurios trataran de que se convirtiera en una cañería para la exportación del fluido y no para que lo utilizara la población.  «Ahora queríamos que primero fuera a la provincia de Buenos Aires, al corazón de la industria argentina y la mayor productora oleaginosa y de granos», destacó.
Cerró la ronda de discursos Alberto Fernández, quien se refirió a la demora en construir el gasoducto. «El Gobierno que nos precedió intento varias veces hacerlo, pero no lo logró porque no consiguió financiamiento, o el FMI se opuso. Además, proponía el programa público-privado por el que se otorgaba en concesión durante 27 años a un privado con tarifas dolarizadas».
El mandatario confirmó que en setiembre se lanzará la licitación para la segunda etapa del GPNK, que unirá Salliqueló y San Jerónimo, en la provincia de Santa Fe. Se trata de otros 470 kilómetros que conectarán con la tubería que baja desde Bolivia, donde tras completar la obra de reversión –esto es, que el gas circule en sentido contrario– se llevará el fluido hacia el norte con lo que se podrá exportar a través de Chile y el Altiplano. Las cifras de exportaciones, destacaron los oradores, permiten avizorar un futuro promisorio no solo por el ahorro de divisas por compras en el exterior sino por el ingreso de dólares por las ventas a todo el mundo.

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