23 de febrero de 2025
El estallido del escándalo por la criptomoneda dejó al Gobierno sin respuesta y a sus dos principales referentes en el ojo de la tormenta. Peleas entre periodistas y otros sucesos de una semana agitada.

Elon Musk. El presidente mandó a construir una motosierra con una dedicatoria y se la regaló al multimillonario estadounidense.
Foto: @OPRArgentina
La semana del 14 al 21 de febrero fue la más catastrófica para Javier Milei desde que llegó a la presidencia, pero las repercusiones del escándalo que provocó su tuit de apoyo a la criptomoneda $LIBRA todavía resultan imprevisibles.
Para decirlo de otro modo: nadie sabe hasta dónde pueda afectar a su Gobierno la fallida promoción de una criptomoneda que en pocas horas defraudó en cerca de 300 millones de dólares a unas 44.000 personas –según palabras del primer mandatario, mayormente del exterior– y puso a los dos puntales más firmes de su gestión, su hermana Karina y el funcionario sin cartera Santiago Caputo, en el ojo de fuertes tormentas, y a él mismo ante miles de denuncias como partícipe necesario de una colosal estafa.
En paralelo, el caso desnudó una inédita pelea en el barro entre periodistas afines en grado diverso al oficialismo y dirigentes políticos no alineados con el kirchnerismo.
Se podrá decir, «¿qué tiene que ver el kirchnerismo con este entuerto?». Por lo que se sabe, con la «criptocrisis», nada, pero como excusa para el control de daños de las derechas se diría que bastante.
El estallido del escándalo $LIBRA dejó por primera vez sin respuesta al Gobierno, metidos como estaban gran parte de sus personeros en la «recomendación» de invertir en la criptomoneda que habría de solucionar los problemas de financiamiento de las pymes. Incluso protagonistas de la extrema derecha quedaron en las redes sociales literalmente con sus partes al aire cuando la cotización del etéreo instrumento se desplomó en pocos minutos.
Desde el sábado 15 un festival de memes y brulotes les hizo perder por primera vez a los libertarios la supremacía del discurso mediático. A todo esto, Milei dejó de participar durante el fin de semana en lo que hasta ahora perecía su entretenimiento favorito, lo que reveló el impacto que causó el caso. Toda la estrategia oficial se centró en una entrevista que se vería por el canal TN el lunes 17 con Jonatan Viale, uno de sus hombres de confianza en los medios.
Cursos y academias
Y acá comienza otro capítulo de esta saga. A lo largo de poco más de una hora de entrevista, Milei fue dando su versión del escándalo, alegando inocencia en un tema en que hasta ese viernes trágico era un experto, al punto de que dio cursos en una «academia» –recordó– de uno de los implicados en la maniobra, Mauricio Novelli. Todo iba bien hasta que el periodista Ari Lijalad mostró un recorte del video publicado en YouTube –que luego fue borrado en una inmediata edición– en el que, oh calamidad, ante una pregunta de Viale, Santiago Caputo se cruza ante la cámara, le dice algo al oído a Milei y acuerdan de que debía suprimirse ese tramo para no complicar la estrategia judicial del presidente.
Dos cosas llamaron la atención: el gesto de sumisión del periodista, pero también el de Milei. La catarata de críticas por la falta de ética profesional del entrevistador atravesó todos los canales de difusión conocidos hasta ahora.
Los dardos más envenenados partieron de algunos que hasta no hace tanto compartían espacios con el hijo de Mauro Viale en el canal LN+. Por caso, Eduardo Feinman afirmó que fue «una vergüenza, un bochorno, ver a alguien que se mete en el medio de una nota y un periodista que no sabe qué hacer». En el exterior dio para la pulla en los medios más importantes.
El debate que se generó a nivel local incluyó a todos y hasta algunos tan cercanos al poder como Feinmann se permitieron dar cátedra de moral. La respuesta de Viale fue feroz y mostró hasta qué punto algunos sectores del periodismo están enlodados por su cercanía con el poder. Para defenderse, Viale fue al ataque y acusó a Feinmann y a otros que lo acompañaron en su paso por LN+ de haber recibido sobres de un candidato «que sacó el 11% de los votos» en 2023.
No es que Viale no haya pedido disculpas por el incidente Caputo, incluso se permitió criticarlo al aire, pero el daño ya estaba hecho. A modo de explicación, dijo que había aceptado la interrupción porque no quiere dañar al Gobierno, aunque reconoció que fue un error; pero de su argumento se prendió prontamente Milei en esa repetida estrategia de patear la pelota a la tribuna. O, mejor dicho, cambiar de tema bajo una montaña de otras cuestiones. «La Justicia debería investigar, según lo dicho en TN, si el exprecandidato a presidente que sacó 11 puntos usó recursos de los porteños para su campaña presidencial y/o para ensuciar y calumniar al resto de los candidatos, ensobrando a todo aquel que esté a la venta», escribió el mandatario.
Fue entonces que Horacio Rodríguez Larreta, habitualmente calmo y civilizado, salió a la palestra. «¿Tanto te preocupa la criptoestafa @JMilei? Te lo digo en buen porteño: me hinchaste las pelotas. Se terminó mi paciencia con vos y tu ejército de trols pagados con la plata de todos los argentinos. Hace años que soporto tus insultos y tus mentiras» y amenazó con demandas judiciales. También Feinmann prometió judicializar el entredicho con Viale.
Mientras tanto, la causa central de todo este escándalo quedaba a cargo de María Romilda Servini, que derivó la investigación en el fiscal Eduardo Taiano. Al cierre de esta columna no se sabía de ninguna acción judicial en torno al hecho central, la criptoestafa que, sin embargo, se supone que sí habrá de avanzar en Estados Unidos, donde todo indica que hubo no pocas víctimas en cuanto a sumas considerables de dinero.
Cumbre
Mientras se desarrollaban estos acontecimientos, Milei viajó a una cumbre en Washington de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), el foro ultraconservador donde lucen los gurúes de ese espacio retrógrado, como Steve Bannon, Elon Musk y la estrella del evento, el presidente Donald Trump. En otra muestra del arte de «hablemos de otras cosas», antes de irse de Buenos Aires, el inquilino de la residencia de Olivos firmó un decreto que declara al Banco Nación como sociedad anónima y logró –misterios de la política vernácula– que senadores radicales que habían firmado una iniciativa para formar una comisión investigadora del escándalo de la criptomoneda se bajaran de su propia presentación y terminaran bloqueando el proyecto. También obtuvo aprobación la suspensión de las PASO y el juicio en ausencia. ¿Otro misterioso milagro de La Libertad Avanza?

Filtración. Un video sin editar mostró el contubernio entre el periodista Jony Viale, Milei y el asesor Caputo durante la entrevista televisada.
Foto: Captura
Un caso llamativo fue el de Cristina Pérez, que salió vibrante a denunciar que tenía información de que en el Gobierno de los hermanos Milei hay quienes reciben coimas. Pero la pareja del ministro de Defensa Luis Petri no dejó de cuestionar a quienes pretenden hacer juicio político a Milei porque son «Alí Babá y los 40 ladrones». A esta línea se sumaron los trols oficiales con una línea muy clara: embarrar la cancha, culpar de todos los males al kirchnerismo y defender al proyecto paleolibertario a como dé lugar.
Hasta Mauricio Macri, que aprovechó la voleada para criticar al entorno presidencial, termina entendiendo que cualquier trapisonda es válida con tal de que el peronismo no regrese a la Casa Rosada; eso sí, con gesto compungido y desgarrándose las vestiduras en nombre de la ética.
Con ese mismo entorno que aparece involucrado en las criptodenuncias, Milei viajó a Estados Unidos y esperaba una reunión clave con Trump, como la que ya tuvo con Kristalina Georgieva y el dueño de la red X, de Starlink y de Tesla, Elon Musk. No se sabe qué dirá sobre el presidente ucraniano, a quien esta semana Trump tildó de dictador por no llamar a elecciones y culpó de haber «iniciado una guerra que no se podía ganar».
Volodímir Zelensky fue invitado especial a la asunción de Milei y en junio pasado Petri firmó la incorporación de Argentina al Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania (UDCG, en inglés), una coalición internacional de 54 países de ayuda humanitaria y militar al país de Europa del Este.