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Cambiemos de tema

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La diputada Carrió tensiona la alianza oficialista mientras que Rodríguez Larreta y Vidal sondean caminos propios y parte del radicalismo busca alternativas por fuera del armado macrista para las elecciones de 2019. Negociaciones en el justicialismo.


Otros tiempos. Sonrisas entre Carrió y Macri. Ahora, según la legisladora,«elige o cae». (NA)

Elisa Carrió siempre fue proclive a los desbordes verbales pero esta vez, se le fue la mano, afirman sus todavía socios de la alianza Cambiemos. «El presidente está entre la línea de (Daniel) Angelici y la de Carrió y va a tener que elegir, él sabe que elige o cae», disparó la diputada durante la presentación de un libro en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste y le dio un plazo de dos meses para decidirse. Días antes había anunciado su disposición a impulsar un juicio político contra el ministro de Justicia, Germán Garavano, acusándolo de interferir en la actividad del Poder Judicial a raíz de declaraciones públicas del funcionario en el sentido de que no le parecía bueno que se detuviera preventivamente a un expresidente, en clara referencia a las diferentes causas iniciadas contra Cristina Fernández de Kirchner.
Si bien la diputada porteña había amenazado en distintas oportunidades con abandonar la sociedad política que se conformó a inicios de 2015 y sus críticas al actual presidente de Boca Juniors y principal operador judicial del macrismo alcanzaron siempre un alto voltaje, nunca utilizó palabras tan contundentes –y destituyentes– para colocar a Mauricio Macri entre la espada y la pared. Por lo pronto, el titular del Poder Ejecutivo, resolvió rechazar la formal dimisión de Garavano, reiterarle su confianza y omitir cualquier comentario sobre la actitud de la denunciante. Lo cierto es que tanto los funcionarios gubernamentales como los legisladores del Pro y el radicalismo suelen comentar «off the record» a los periodistas que están hartos de los desplantes de la inefable Lilita, nada de lo cual garantiza que esta vez sí ella se decida a pegar el portazo.
Todo indica que, además de la disputa con Angelici, hubo un hecho que precipitó la indignación de Carrió: la elusiva actitud de sus aliados, que no contribuyeron a dar quorum para la sesión en la que la legisladora aspiraba a ser designada como titular de la Comisión Bicameral de Seguimiento y Control del Ministerio Público del Congreso, lo cual le hubiese permitido consagrarse oficialmente como «fiscal de la República».
Una inquietante pregunta espera respuesta: ¿por qué es tan importante mantener dentro de Cambiemos a un personaje indominable, referente de un pequeño partido que carece prácticamente de desarrollo territorial? Quienes aseguran tener la respuesta sostienen que Carrió conoce bien ciertas particularidades de la vida comercial y política de Macri y sus amigos. Teniendo en cuenta su ardorosa locuacidad, el temor es que divulgue una catarata de intimidades del poder si deciden marginarla definitivamente.


Perspectiva. La mesa de acción política del PJ busca articulaciones amplias para 2019. (NA)

Pero el evidente resquebrajamiento de la estructura de Cambiemos no se circunscribe a estos episodios. Tanto María Eugenia Vidal como Horacio Rodríguez Larreta parecen dispuestos a encarar un camino propio que incluye estrechar las relaciones con sectores del peronismo  para preservar su todavía importante caudal electoral. En tanto, en el radicalismo crece la insatisfacción por el papel subordinado a que se somete a sus dirigentes. Las internas que se realizarán en una treintena de distritos, entre ellos nada menos que La Matanza, 3 de Febrero, Quilmes, Lanús, Avellaneda, Lomas de Zamora e Ituzaingó, no aportarán novedades en cuanto al  posicionamiento respecto de las políticas gubernamentales que todos los contendientes están dispuestos a sostener, pero tendrán incidencia en lo que hace al futuro rol del partido dentro de Cambiemos, que pretenden más activo e influyente.
En cambio, sí resulta significativa la decisión del llamado Espacio del Pensamiento Alfonsinista (EPA), que lidera Ricardo Alfonsín, de autonomizarse de la estructura radical para encarar una «alianza progresista» con los socialistas, el GEN de Margarita Stolbizer y otras organizaciones menores. Por ese motivo no participarán de las referidas internas. Una de las primeras actividades del EPA, un acto en la provincia de Tucumán prácticamente ignorado por los grandes medios de comunicación, contó con la asistencia de más de 5.000 personas.

Los unos y los otros
Por su parte, el justicialismo en su conjunto sigue envuelto en arduas discusiones sobre las posibilidades concretas de construir una amplia coalición opositora que unifique las fracciones dispersas y abra las puertas a fuerzas no peronistas. El Frente para la Victoria (FPV) ha logrado consolidarse con el ingreso de Hugo Moyano, a la cabeza de los gremios sobre los que ejerce influencia, la del llamado Frente Patria Grande, que reúne a distintas organizaciones encuadradas mayoritariamente en la izquierda «nacional y popular» y sobre todo con la incorporación del joven dirigente social Juan Grabois, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que podría arrastrar a otros sectores de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), de la cual es uno de sus principales dirigentes.
También varios integrantes del Frente Renovador, entre los que se cuentan Alberto Fernández, Daniel Arroyo y Felipe Solá, se han mostrado dispuestos a construir un acuerdo con el kirchnerismo para participar en las PASO y respaldar a quien resulte ganador. Aunque de manera unánime se sostiene que no es momento de discutir candidaturas, se sabe que el FPV tiene tres postulantes firmes para la gobernación de la provincia de Buenos Aires: la intendenta de La Matanza, Verónica Magario; su colega de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; y el exministro de Economía, Axel Kicillof; a los que podría agregarse un «tapado»: el alcalde de San Antonio de Areco, Francisco Paco Durañona. Y no son pocos los que verían con buenos ojos la postulación del intendente de Ensenada, Mario Secco, que goza de prestigio en la zona, reforzado a partir de su respaldo incondicional a los trabajadores de los astilleros Río Santiago y del aumento que acaba de conceder a los trabajadores municipales del distrito que gobierna –37% en total–, que rompió con los techos impuestos por las autoridades nacionales y provinciales.
Otro tema que se presta a múltiples especulaciones es el de la candidatura de la expresidenta que aún no ha dicho palabra alguna, aunque la mayoría de sus partidarios considera indispensable que encabece la lista, sobre todo porque su imagen ha crecido sostenidamente en el Conurbano bonaerense.
En lo que hace al peronismo conservador, las dificultades para la confluencia se acrecientan por la escasa popularidad de sus líderes y las diferencias que no han conseguido superar. Solo Sergio Massa, que pugna por reflotar su alicaída imagen paseando por los canales televisivos, cuenta con una adhesión superior a cifras de un dígito. La reciente foto que compartió con el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, su colega cordobés Juan Schiaretti y el senador rionegrino Miguel Pichetto, fue ridiculizada en las redes sociales, mientras que en los círculos políticos se estima que el cuarteto deberá eludir duros obstáculos para alcanzar su proclamada meta: constituirse en una oposición concesiva y «responsable», pero poco propensa a modificar sustancialmente los objetivos centrales del plan neoliberal. Es notorio, además, que Urtubey y Massa nunca cultivaron buenas relaciones.
Este heterogéneo conglomerado tiene, empero, una coincidencia esencial: su rechazo a cualquier diálogo o entendimiento con el kirchnerismo y muy especialmente con la expresidenta, a la que se atreven a considerar «fuera del peronismo».

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