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Camino a noviembre

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Daniel Vilá

Aunque la pandemia y sus efectos siguen al frente de las preocupaciones ciudadanas y de los gobernantes, se avizora el inicio de la carrera electoral.

Tregua. Sin la presencia del expresidente Macri, los principales referentes de Juntos por el Cambio se reunieron para acordar estrategias. (NA)

Cuando faltan menos de dos meses para el cierre de presentación de listas en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), los engranajes electorales comienzan a moverse lentamente debido a los avatares de la pandemia. Mientras el oficialismo ha otorgado absoluta prioridad a potenciar la campaña de vacunación, la oposición, encuadrada mayoritariamente en Juntos por el Cambio, ha centrado sus esfuerzos en criticarla acerbamente al punto de convertirla en uno de los ejes principales de sus argumentos electorales.
En el Frente de Todos, las distintas corrientes que conviven en su seno se esfuerzan por mostrarse articuladas en torno a las definiciones ya acordadas y la puja por los primeros lugares en la boleta se muestra intensa a nivel de los municipios. Si bien han trascendido algunos nombres que podrían encabezar las listas legislativas, entre ellos los de María Fernanda Raverta, actual directora ejecutiva del ANSES, y Daniel Scioli, embajador en Brasil, las negociaciones no han concluido todavía, aunque resulta evidente que quienes participan de ellas deberán pisar el acelerador para poner en marcha la campaña, sobre todo considerando que lo que está en juego es nada menos que lograr mayoría propia en la Cámara de Diputados, donde la alianza opositora debe renovar 60 bancas y el FDT solo 51. El objetivo es ambicioso si se tiene en cuenta la difícil situación económica y social y el hecho de que los comicios de medio término suelen plantearles dificultades a las fuerzas oficialistas.
Muy distinta se percibe la situación en Juntos por el Cambio, donde el oleaje amenaza desbordar los muros de contención. Enfrentamientos que comenzaron con un tono forzadamente cordial se han convertido en batallas campales, especialmente por el tono beligerante adoptado por la presidenta del PRO nacional y líder de la derecha más dura, Patricia Bullrich, que decidió embestir decididamente contra María Eugenia Vidal. «Hace un año que estamos discutiendo si Vidal va a ser candidata o no, a esta altura no quiero seguir con ese debate. No ayuda a Juntos por el Cambio. Ella tendrá su decisión, pero nosotros tenemos que avanzar», disparó.
Es que tanto Mauricio Macri como su lugarteniente pretenden que sea Vidal quien encabece la boleta en el distrito que gobernó, pero ella sabe que allí no le asisten muchas posibilidades y que una nueva derrota podría acabar con su carrera política. La reaparecida exgobernadora de la provincia de Buenos Aires no decidió aún si va a participar en la contienda de este año, pero manifestó claramente que pretende competir por la candidatura presidencial en 2023. De allí que busque eludir la trampa que quieren tenderle y encare una renovada versión de su imagen angelical para seducir futuros electores. Daniel Rosso, en la revista digital La Tecla Eñe, aludiendo al libro Mi camino, con el que buscó reinstalarse, hace una precisa radiografía de su estrategia: «El cuerpo de Vidal es un cuerpo del dolor: le duelen sus errores, le duelen las crisis, le duelen la pobreza y la marginación. Es un cuerpo sufriente. Es, además, un cuerpo insomne: Vidal dice que no durmió durante mucho tiempo mientras gobernaba. En síntesis: es un cuerpo cristiano en el que se pone a funcionar públicamente la culpa. Buena parte del libro es la mediatización de su culpabilidad. Es la descripción de un cuerpo martirizado. Vidal avanza en su camino: ensambla tradiciones discursivas, se diferencia, pone a disposición su cuerpo dolorido, sufriente, insomne, martirizado, mediatiza su culpabilidad y remoraliza la política en su lucha contra el demonio populista».

Pretensiones y terremotos
Por su parte, Horacio Rodríguez Larreta apuesta a que Vidal encabece la lista en CABA, convencido por las encuestas que encargó de que ella derrotaría por amplio margen a Bullrich en unas eventuales PASO. También apoya el desembarco de su lugarteniente Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires, pero el intendente de Vicente López, Jorge Macri, que se postula para gobernador en 2023, aseguró que está dispuesto a impedirlo: «Cada distrito decide quiénes son sus candidatos», precisó. El proyecto larretista para fortalecer sus pretensiones presidenciales es ampliar la alianza opositora en el territorio porteño y promover una interna en la provincia entre Jorge Macri, Santilli y Emilio Monzó –que tiene juego propio– para dirimir el liderazgo.
En tanto, el expresidente Macri, que no se resigna a perder influencia en la fuerza que lo catapultó, provocó un verdadero terremoto en Córdoba –donde obtuvo el 61% de los votos en las últimas elecciones– al designar a quien fue su secretario de Turismo, Gustavo Santos, para ocupar el primer puesto, ya sea en la boleta de diputados o en la de senadores. El radicalismo, que hegemoniza la coalición opositora, se indignó ante la afrenta que, para peor, fue acompañada de un elogio a la gestión del gobernador Juan Schiaretti. «Santos tiene derecho a ser candidato –señaló el vocero radical Mario Negri–, pero va a perder una PASO y el título de los diarios va a ser “Macri perdió en Córdoba”». La respuesta radical se expresó en un extenso documento titulado «No tenemos nada que ver con el Gobierno de Juan Schiaretti». La principal objeción al favorito de Macri radica en que Santos proviene del delasotismo. Todo indica que los radicales irán a las PASO con sus propios candidatos.
La novedad en este complicado contexto es que no hay nada nuevo, como lo indica la repetida incursión de Florencio Randazzo en un escenario que nunca le fue propicio. Con la transitada intención de «romper la polarización kirchnerismo-antikirchnerismo», el exministro de Interior y Transporte bucea en todos los espacios en busca de quienes puedan colaborar con su aventura. Su objetivo principal parece ser reunir a aquellos que quedaron al margen del Frente de Todos, principalmente los que respaldaron a Roberto Lavagna en 2019, algunas personalidades de la farándula y el deporte siempre prestas a la figuración pública y el disperso socialismo que conduce la santafesina Mónica Fein, que, sin embargo, manifestó que se trata solo de conversaciones y que, por el momento, no existe la intención de construir un frente electoral.
El problema mayor para este tipo de iniciativas es que «la ancha avenida del medio», que en algún momento se presentó como una alternativa posible, mutó en los últimos tiempos en una angosta callejuela.

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