Política

Contra todas las violencias

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Surgidos a mediados de la década de 1980, los Encuentros de Mujeres acaban de celebrar 31 años consecutivos de debate y lucha con una edición histórica que congregó en la ciudad de Rosario a casi 100.000 participantes de todo el país. «Fue la marcha más concurrida de todos los Encuentros, fruto de la necesidad de estas miles de mujeres de expresar sus reclamos y reivindicaciones», expresaron desde la organización.
La variedad de estas reivindicaciones, así como la forma de funcionamiento, convierten a los Encuentros Nacionales de Mujeres en una experiencia única de participación, horizontalidad, pluralidad y carácter autogestivo y autofinanciado, rasgos de identidad que se establecieron en la primera edición, realizada en mayo de 1986 en Buenos Aires. El corazón de los encuentros son los talleres, abiertos a todas las participantes, que funcionan bajo el sistema de consenso, para que todas las voces puedan expresarse. Desde los primeros temas de discusión –en 1986, por ejemplo, se planteó la cuestión del divorcio, que se encontraba en pleno debate social y parlamentario–, el campo temático se abrió tanto como la progresiva denuncia de distintas formas de subordinación y discriminación de las mujeres.  
La participación de las mujeres en cooperativas y empresas recuperadas; la discriminación laboral; análisis de los proyectos de despenalización y legalización del aborto; el amor, la cultura, la pareja, el cuidado de los hijos, la crisis mundial, las migraciones, el medio ambiente, la religión: la diversidad de los temas debatidos en más de cien talleres da cuenta de este movimiento de apertura.
La permanencia en el tiempo, la masividad y la horizontalidad de los debates renuevan año a año la especial significación de estas jornadas. Sin embargo, los medios suelen prestarles atención ante el presunto «vandalismo» de algunas manifestaciones, o a las pintadas y graffitis, que son un modo irreverente de responder a infinitas formas de violencia cotidiana: desde su manifestación más brutal, el femicidio, hasta la violencia obstétrica, la discriminación laboral o la desigual distribución del trabajo doméstico. En Rosario, además, se sumó la represión de la policía provincial, que hirió con balas de goma a manifestantes y periodistas.
Contra todas esas formas de violencia, las mujeres volvieron a compartir sus experiencias personales y políticas, en un espacio en el que ambos planos, lo personal y lo político, encuentran un espacio fecundo de intersección.


Multitudinario encuentro. Miles de mujeres reclamaron por sus derechos en Rosario. (Télam)

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