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Diplomacia tuitera

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Alberto López Girondo

El Gobierno vuelve a exhibir una acción internacional más vinculada a la mirada personal del presidente y su equipo que a una estrategia soberana. La lección de Brasil.

Embajada. Brasil asumió la representación argentina en Venezuela.

Foto: captura de pantalla

Todo es muy dinámico en el Gobierno de Javier Milei, principalmente en las relaciones internacionales. Habían pasado exactamente 12 horas y 50 minutos desde que el presidente reposteó un tuit en que un ¿usuario? de la red X fustigaba a Andrés Manuel López Obrador, Gustavo Petro y Lula da Silva por su posición sobre la crisis en Venezuela, hasta que se vio obligado a agradecer a Brasil por haberse hecho cargo la embajada argentina en Caracas. El ultimátum del presidente venezolano Nicolás Maduro ordenaba retirar a todo el personal y a quienes se encontraban asilados en la sede diplomática, y de no ser por la ayuda brasileña, el incidente podría haber escalado a niveles impredecibles.

Pero Itamaraty, que en la cumbre de la OEA del miércoles convocada de urgencia por el secretario general, Luis Almagro, había tomado una postura que irritó al libertario y sus acólitos en las redes, con un sencillo acto le dio lecciones de una prudencia política que dista de estar en el ADN del mandatario vernáculo.

Decir que las relaciones de Milei con Lula Da Silva son distantes es poco. El mandatario argentino destrató al tres veces presidente constitucional de la principal potencia económica latinoamericana desde el día que asumió el cargo, al invitar a la ceremonia de asunción a su antecesor, Jair Bolsonaro, quien intentó derrocar al líder del PT. Luego, en ocasión de la cumbre de presidentes del Mercosur, a principios de julio, faltó al convite para ir a un encuentro ultraderechista en Camboriu en el que junto a los Bolsonaro se regocijaron con bromas de estudiantina con olor a naftalina. Esa vez, desairó a Da Silva pero también a los jefes de Estado de Uruguay, Paraguay y Bolivia, que se incorporaba oficialmente al «equipo» regional.

Llamado a los militares
La situación en Venezuela dio para una nueva ofensiva contra todo lo que huela a progresismo. Y antes de que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunciara el resultado de la elección del domingo, ya Milei y Mauricio Macri habían salido a afirmar –sin datos– que el candidato de la oposición había triunfado, y lo que es más grave, pidieron una intervención militar. 

Luis Almagro, excanciller del Frente Amplio uruguayo, se convirtió desde que llegó a Washington, en 2015, en un férreo defensor de los intereses de las derechas regionales en una organización como la OEA, fuertemente cuestionada en la región por su alineamiento con las necesidades de Estados Unidos. Así que este mismo lunes se apuró a catalogar al comicio venezolano de fraude en un documento con su rúbrica, y sin consultar con el resto de los representantes latinoamericanos. «A lo largo de todo este proceso electoral se vio la aplicación por parte del régimen venezolano de su esquema represivo complementado por acciones tendientes a distorsionar completamente el resultado electoral, haciendo que ese resultado quedara a disposición de la manipulación más aberrante», dice, sin aportar pruebas. Llamó, entonces, a una reunión de urgencia en la capital estadounidense. Algo similar había hecho en 2019 con el resultado de las elecciones en Bolivia que terminó en un planteo militar contra Evo Morales, quien finalmente renunció.

Canciller desmentida por Cancillería
Lula, mientras tanto, se ponía en contacto con el secretario de Defensa, Antony Blinken, para coordinar acciones. El veterano líder metalúrgico declaró: «Estoy convencido de que es un proceso normal y regular», pero luego afirmó que el problema se resolvía presentando las actas con los votos de cada candidato. El viernes, de todas maneras, la administración Biden, mediante un comunicado del propio Blinken, reconoció como presidente electo a Edmundo González Urrutia.

El presidente mexicano, luego de acusar a la OEA de «injerencista», tampoco estuvo en el pelotón de los que se rasgaron las vestiduras en torno a las elecciones venezolanas. Una mirada similar mostró Petro, otro de los gobernantes constitucionales que le quitan el sueño a Milei. El «trípode», Brasil, México, Colombia busca una salida civilizada a una crisis que se arrastra desde hace años y este jueves emitieron un documento en el que reclaman a las autoridades venezolanas presentar «los datos desglosados por mesa de votación».

La canciller argentina, en tanto, reconoció como presidente electo a González Urrutia horas después de que el Gobierno de Biden hiciera lo propio. Diana Mondino expresó que «el legítimo ganador y presidente electo es Edmundo González». Sin embargo, en lo que parece más un paso de comedia que un acto de gobierno, la propia cancillería, mediante un comunicado, salió a desmentir a su titular. «La República Argentina fue uno de los primeros países en rechazar y desconocer el resultado de la elección presidencial venezolana el 28 de julio. Las evidencias recogidas hasta el momento no han hecho más que confirmar esa posición», señala el comunicado de Cancillería, y aclara que «Argentina sigue con extrema atención y preocupación los acontecimientos en Venezuela a fin de pronunciarse en forma definitiva».

Lula da Silva. El líder brasileño gestiona la política exterior con criterios de un líder regional, en contraposición con las agresiones de Milei.

Foto: Getty Images

Votación en la OEA
En el encuentro de la OEA, un texto apoyado por los sectores conservadores –la posición argentina fue defendida por Mondino– había exigido al CNE que «publique inmediatamente los resultados de la votación», pero no obtuvo la mayoría necesaria para su aprobación. La propuesta sumó 17 votos a favor, 11 abstenciones, 5 ausencias y ninguno en contra. Brasil y Colombia se abstuvieron, México faltó, al igual que Venezuela. El país caribeño no tiene representante porque el organismo reconoció el mandato del diputado Juan Guaidó y a Maduro no le interesó pelear ese lugar.

Ese resultado enfureció a Milei, que a las 8:20 del miércoles posteó un texto explosivo replicando un tuit con las fotos de AMLO, Lula y Petro y afirmando: «Algunos imbéciles me acusaron de loco por ver comunismo en todos lados…» y ufanándose de que «hoy no solo se prueba que tengo razón en la agenda internacional que señalo sino que además queda claro que esos que me cuestionaban son cómplices, ya sea por ignorantes y/o por estúpidos».

Pero a las 9:10 del jueves tuvo que recular en chancletas. «Agradezco enormemente la disposición de Brasil a hacerse cargo de la custodia de la Embajada argentina en Venezuela. También agradecemos la representación momentánea de los intereses de la República Argentina y sus ciudadanos allí».

No era la primera vez. A mediados de abril, Mondino había entragado una carta a su par brasileño en la que Milei pedía una bilateral con Lula para tratar los temas de la agenda común. El fundador del PT apenas mencionó que sabía de la carta, pero que no la había leído. Esa vez le exigió disculpas por los maltratos, exigencia a la que Milei no respondió. Quizás ahora, por lo bajo, haya salido esa disculpa, aunque sin mencionar al presidente. La bandera «verde-amarelha» en el frente de un edificio donde figura la placa que dice «Embajada Argentina» es un mensaje muy explícito de cómo hacer algunas cosas en el mundo real.

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