Política | PACTO DE MAYO

El 9 de Julio de Milei

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Demián Verduga

Con un acto en Tucumán y un desfile en la Ciudad de Buenos Aires, el presidente inaugura la segunda fase de su gobierno, que apunta a la construcción de una nueva hegemonía de derecha.

Punto por punto. Milei estampa su firma en un documento con más valor simbólico que real.

Foto: QPRArgentina

«Conquistamos el Gobierno, pero todavía no el poder». El consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba solía decirle esta frase a Mauricio Macri al oído. Lo hacía luego de que el fundador de PRO hubiera ganado el balotaje de noviembre de 2015. Es una de esas definiciones por las que cobran miles de dólares los asesores electorales. Planteaba una diferenciación clara entre un triunfo electoral y la construcción de una hegemonía política. No son lo mismo. La victoria en las urnas es una parte del proceso de la conquista del Poder Ejecutivo, que a su vez es solo una parte del poder del Estado, que a su vez es solo una parte del poder. 

Con la puesta en escena de este 9 de Julio de 2024, que incluyó la firma del Pacto de Mayo en Tucumán y el desfile militar en la Ciudad de Buenos Aires, el presidente Javier Milei trató de consolidar el inicio de la segunda fase de su gobierno: el intento de construcción de una nueva hegemonía.

Este proceso se había iniciado en la madrugada del 28 de junio, cuando la Cámara de Diputados aprobó la famosa Ley Bases, con la que Milei intenta borrar el siglo XX de la historia argentina y retrotraer el país al siglo XIX. El debate de la norma se había iniciado en febrero. En las marchas y contramarchas, el proyecto fue perdiendo buena parte de los artículos que implicaban una demolición de la capacidad de Estado para moldear la economía y los derechos sociales de la argentina moderna. Quedó, para sus pretensiones iniciales, como una ley de corte conservador con limitaciones. De todas formas, en términos políticos fue un triunfo para el oficialismo. 

Fueron 18 los gobernadores que se prestaron para la foto que Milei construyó en la Casa de Tucumán. Del otro lado quedaron mandatarios que pueden aspirar a liderar el antimileismo: Axel Kicillof (Buenos Aires); Ricardo Quintela (la Rioja); Gildo Insfrán (Formosa); Sergio Ziliotto (La Pampa); Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Claudio Vidal (Santa Cruz).

Los mandatarios que fueron a la Casa de Tucumán esperan que el presidente afloje el torniquete. A las provincias, el Estado Nacional les debe recursos del Fondo de Incentivo Docente, de obras públicas iniciadas, de las cajas jubilatorias, entre otras cosas. Les recortó subsidios al transporte y las denominadas transferencias discrecionales. El ajuste tuvo tanta intensidad que La Rioja, cuyo gobernador, Ricardo Quintela, no estuvo para la foto mileista, emitió su propia moneda que comenzó a circular a fines de junio. Es El Chacho. (Por cierto: no es por Carlos «Chacho» Álvarez sino por el Chacho Peñaloza). Desde la crisis terminal de diciembre de 2001 que en el país no había monedas provinciales en circulación. 

El Pacto
Los 10 puntos del Pacto de Mayo de Milei son una serie de expresiones de deseo y de valores conservadores, que ponen en primer lugar a la propiedad privada, ya garantizada en el artículo 17 de la Constitución Nacional. Los puntos son:

• La inviolabilidad de la propiedad privada

• El equilibrio fiscal innegociable

• La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno

• Una educación inicial, primaria y secundaria útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar

• Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio

• La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual que padecen las provincias

• El compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país

• Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal

• Una reforma previsional que le dé sostenibilidad al sistema y respete a quienes aportaron

• La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser protagonista del mercado global.

Es decir: la firma del acuerdo no tiene ningún efecto concreto. No es comparable con otros procesos políticos. Por ejemplo: suele citarse mucho el proceso español y los Pactos de la Moncloa, firmados en 1977, durante el gobierno de Adolfo Suárez, que encarnó la transición de la España franquista a la democracia. Esos acuerdos implicaban reformas de fondo. Fueron encaradas luego por el Congreso y además fueron firmados por las cámaras empresarias y los sindicatos. Tenían un cuerpo real, para bien o para mal, pero con los actores políticos y sociales siendo protagonistas.

El Pacto de Mayo de Milei no incluyó a ningún representante de los trabajadores ni de los empresarios; tampoco de los sectores realmente opositores. No propone reformas concretas excepto el ajuste del sector público. Y –volviendo a la comparación con España– el presidente es un aliado de los que reivindican al franquismo, nucleados en el partido Vox, que llevó de gira al mandatario argentino para que desplegara su diatriba contra los «zurdos». 

Doble mensaje. El presidente y su vice desfilan en tanque por la avenida Libertador.

Foto: NA


Lo que vendrá
El proceso que se inicia luego de estos actos simbólicos tiene más enigmas que certezas. Los gobernadores que posaron en la foto con Milei fueron a esperan recursos a cambio de haberse prestado a la «fiestita» del presidente. La Casa Rosada solo promete profundizar su posición fundamentalista respecto del déficit público y el ajuste estructural. 

Este contexto anticipa que la foto con la que el Gobierno nacional cree haber impulsado un reformateo del país puede comenzar a resquebrajarse en pocas semanas. Todos los presidentes desde la restauración democrática de 1983 utilizaron los giros a las provincias como forma de negociación para lograr aprobar leyes en el Congreso. Eso estaría dentro del juego político tradicional. El punto es que Milei lo que parece esperar es que los mandatarios provinciales inicien ajustes estructurales es sus terruños. Es decir: menos educación, menos salud, menos seguridad, que son competencias de los gobernadores. ¿Esta es la etapa que se inicia ahora? ¿Se viene un proceso de despidos en las provincias?

La experiencia riojana –con el Chacho , su flamante cuasimoneda– abre una ventana por la que pueden ingresar otros jefes provinciales para «gambetear» el ajuste salvaje que les impone el poder central. El 93% de los empelados públicos dependen de las provincias y los municipios. Por eso es que el «Coloso», Federico Sturzenegger, a cargo del flamante Ministerio de Reforma del Estado, tiene varias limitaciones. 

La foto del Pacto de Mayo, firmado en la madrugada del 9 de julio en Tucumán, muestra a todos sonrientes. Sin embargo, lo cierto es que cada uno de los protagonistas espera algo distinto del futuro inmediato. La imagen comenzó a resquebrajarse a los pocos segundos de haberse tomado. 

La celebración de Milei incluyó que el mandatario se subiera a un tanque de guerra para comandar el desfile militar por la avenida Libertador en la Ciudad de Buenos Aires. Parecía un niño que transforma sus juguetes en realidad. En este caso el mensaje fue doble: un símbolo del intento de restauración de la Argentina conservadora y una nueva imagen para las redes sociales, algo en lo que son expertos en La Libertad Avanza. 

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