Política | SANTIAGO CAPUTO

El autor del relato

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Lucía Aisicoff

Es el encargado de diseñar los ejes del mensaje libertario y el responsable de la comunicación digital del Gobierno. Perfil del hombre al que más escucha el presidente.

Tras bambalinas. Caputo evita las apariciones públicas y no habla con la prensa.

Foto: Getty Images

Santiago Caputo es un asesor imprescindible para Javier Milei, que lo definió como su «riñón» y como el «arquitecto» de su triunfo electoral. Pese a que pocos funcionarios le conocen la voz, es el encargado de construir el relato libertario y definir la estrategia para profundizar la «batalla cultural» con la que insiste el presidente.
El silencio es un valor compartido en la mesa chica de Milei, compuesta por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y Caputo, que tiene una característica que lo diferencia de los otros dos. Según distintos dirigentes con los que tuvo trato en el último tiempo, el asesor es el único que tiene una posición política definida, cercana –y complementaria– a la mirada de Milei, mientras que Karina y Posse escapan a las definiciones ideológicas, concentrándose en la gestión.
Arrancó la gestión sin un cargo, aunque en enero fue contratado como asesor bajo el régimen de prestación de servicios profesionales autónomos. Esa modalidad implica que no es un funcionario y lo exime de estar sometido a los controles de ética pública, por lo que no necesitó ni siquiera hacer una declaración jurada. Su cargo no refleja el poder que acumula puertas adentro de la Casa Rosada.
Desde el Salón de los Patriotas, el ex Salón de las Mujeres que fue renombrado por Karina Milei, Caputo maneja al equipo de comunicación digital, un terreno en el que le ganó la interna al «niño» Iñaki Gutiérrez, quien quedó relegado en el manejo de las redes sociales de Milei. Pero además de meterse en esa área, Caputo también participa de las reuniones oficiales, incluidas las de Gabinete, y acompaña a Milei en el día a día de la gestión.

El otro yo de Milei
Santiago es sobrino segundo del ministro de Economía, Luis Caputo, y del «hermano del alma» de Mauricio Macri, Nicolás Caputo, aunque asegura que su acercamiento a la política no tuvo relación con ninguno de ellos. Fue el legislador porteño Ramiro Marra, uno de los artífices de la candidatura de Milei en las legislativas de 2021, quien introdujo a Caputo en el mundo libertario. Ambos estudiaron en el Colegio Manuel Belgrano, ubicado en el barrio porteño con ese nombre, y conservaron su amistad desde entonces. Hoy Marra quedó relegado de la mesa chica de Milei, pero Caputo se ganó la plena confianza del presidente.
El consultor había trabajado previamente para candidatos de distinto color político. Sin embargo, quienes lo conocen destacan que durante la campaña de La Libertad Avanza (LLA) tuvo un compromiso diferente, porque comparte las convicciones de Milei. Su peso durante los últimos meses de 2023 quedó en evidencia durante el primer discurso del economista como presidente electo, cuando sorprendió al nombrarlo incluso a la par de su hermana Karina: «Quiero agradecerle a ese gigante que me ha acompañado a lo largo de todo este proceso. Es un gigante que suele mantenerse en oscuridad y se llama Santiago Caputo. Es el arquitecto de todo esto», describió Milei tras derrotar en el balotaje a Sergio Massa.
Una vez en la gestión, Caputo se convirtió en uno de los pocos dirigentes que puede hablar por Milei. Eso se reflejó durante el debate por la fallida Ley Ómnibus en Diputados, cuando los aliados del oficialismo expresaban su malestar porque el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el presidente de la Cámara, Martín Menem, prometían ciertas concesiones que luego eran vetadas desde la Rosada. Fue entonces cuando el propio Caputo se acercó al Congreso a llevar la palabra presidencial.
Luego de la derrota en Diputados, Milei intentó convertir el fracaso en un triunfo con el argumento de que logró «exponer a la casta». Ese contraataque fue pensado por Caputo.

Fumando teje
Caputo se muestra seguido en la explanada de la Casa Rosada, con la camisa arremangada que deja ver sus tatuajes enigmáticos. Él mismo dejó correr los rumores de que contienen frases de la «mafia rusa» con proclamas anticomunistas y signos libertarios. Algunos dirigentes que hablan con él incluso aseguran que disfruta de que en las redes lo llamen el «Peaky Blinder» libertario, en referencia a su parecido físico con el protagonista de la serie británica.
Sus apariciones en la explanada de la Rosada con un cigarrillo apagado en la boca generaron que los libertarios lo apodaran como líder del «Grupo Marlboro», que tiene ramificaciones en distintas áreas del Ejecutivo.
No obstante, su incursión en el Gobierno llegó con un traspié. La primera decisión oficial de Caputo, incluso antes de tener un cargo formal como asesor, fue poner como secretaria de Medios a Belén Stettler, una empleada de su consultora que duró apenas unos días y luego presentó su renuncia. Pese a ese desliz, siguió nombrando segundas líneas en el Gobierno y principalmente en el área de comunicación.

La escuela de Durán Barba
Caputo estudió tres años de Ingeniería en informática en la Universidad de la Defensa Nacional, pero abandonó para empezar la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires, que tampoco terminó. Sus primeros pasos como consultor político los dio de la mano del ecuatoriano Jaime Durán Barba, exasesor estrella de Mauricio Macri, y luego fundó su propia consultora. La mayoría de sus trabajos previos a la victoria de Milei fueron en el exterior, y el último de ellos lo llevó a Paraguay, donde colaboró en la campaña presidencial de Efraín Alegre y su compañera de fórmula, Soledad Núñez, del Partido Liberal.
Por su pasado en la «escuela» de Durán Barba, su interés por la comunicación y su cercanía al primer mandatario, durante los primeros días del Gobierno de Milei hubo quienes lo compararon con Marcos Peña. Sin embargo, Caputo insiste en que prefiere moverse en las sombras. Incluso en X (ex Twitter) se lo señala como el verdadero hombre detrás de la cuenta «Enfant Terrible», dedicada a apoyar el rumbo del Gobierno y agredir a los opositores.
En los tres meses y medio de gobierno, hizo un culto de su bajo perfil. Pese a no hablar en público y evitar a la prensa, baja línea a los ministros. Los funcionarios acatan sus pedidos, porque saben que tiene el aval de Milei. Demostró que su poder está en expansión.

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