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El desatino como política

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Demián Verduga

Los cánticos ofensivos de jugadores de la selección fueron convertidos en un nuevo foco de conflicto. Francia, entre el ataque de Victoria Villarruel y las disculpas de Karina Milei.

A todo tuit. La vicepresidenta difundió un mensaje reivindicando lo que considera «verdades» del festejo futbolero.

foto: Getty Images

Un nuevo espasmo diplomático que se suma a los anteriores. Un cruce futbolero que terminó siendo parte de una de las internas más urticantes del Gobierno nacional, la que se libra entre la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, que hace algún tiempo había dicho que Javier Milei era el «pobre jamoncito» entre ellas dos, que serían el pan del sándwich. Todo sucede mientras los indicadores económicos confirman la catástrofe y los anuncios que tenían por objetivo frenar el alza de los dólares financieros muestran resultados nulos. Jugó también el intento de sintonizar con el sentir popular, colgándose, como diría Moria Casán, de los botines de la selección nacional. 

Los hechos se desataron luego de que el volante Enzo Fernández subiera un video a las redes sociales, en esta época en que la intimidad es un hábito prehistórico. En el spot aparecían los jugadores de la selección en el micro, luego de haber ganado la final de la Copa América. Estaban lógicamente eufóricos y cantando canciones de cancha. En el repertorio apareció un cántico que fue inventado por los hinchas argentinos en el mundial de Qatar. La letra hacía referencia a la selección francesa. Señalaba que la mayoría de sus jugadores son de origen africano y contenía además afirmaciones homofóbicas. El video desató un escándalo en Francia, en el ámbito deportivo, por cierto. La federación de fútbol de ese país anunció que iniciará acciones legales ante la FIFA contra el jugador argentino.

Milei. La secretaria general de la Presidencia se reunió con el embajador francés para disculparse por los dichos de Villarruel.

foto: Getty Images

Pulgar abajo
Mientras tanto, aquí la polémica corría por los carriles esperables, es decir, los medios de comunicación, hasta que una chispa prendió la pradera. En una entrevista radial, el subsecretario de Deportes y exintendente de La Plata, el macrista Julio Garro, dijo que el capitán de la Selección, Lionel Messi, y el presidente de la AFA, Claudio «Chiqui» Tapia, debían pedir «perdón» por el video. Y fue entonces cuando el tema se coló como el agua en el mundo político y en las grietas de las internas gubernamentales, dentro de la Libertad Avanza y con el PRO.

La intención de Garro era otra. Quería subirse a las críticas a la AFA que había hecho el presidente poco antes de final de la copa en Miami. Milei había insistido con el «pobrismo socialista» del fútbol argentino por el rechazo de Tapia a transformar a los equipos locales en sociedades anónimas. El exintendente de La Plata se pegó un tiro en el pie. Quizás si hubiera cargado solo contra Tapia, sin incluir a Messi, salvaba su pellejo. No fue así.

El mundo tuitero de extrema derecha comenzó a «bancar a Enzo» y a pedir, a la francesa, que el presidente pusiera la cabeza de Garro en la guillotina. Y Milei aplicó un retuit y, como los emperadores en el Coliseo Romano, bajó el pulgar. 

El tema no quedó ahí. Siguió escalando. La vicepresidenta Villarruel aprovechó el affaire para esgrimir un discurso nacionalista y volver a diferenciarse de Milei. «Argentina es un país soberano y libre. Nunca tuvimos colonias ni ciudadanos de segunda. Nunca le impusimos a nadie nuestra forma de vida; pero tampoco vamos a tolerar que lo hagan con nosotros. Argentina se hizo con el sudor y el coraje de los indios, los europeos, los criollos y los negros como Remedios del Valle, el sargento Cabral y Bernardo de Monteagudo. Ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha, ni por decir las verdades que no se quieren admitir. Basta de simular indignación, hipócritas. Enzo yo te banco, ¡Messi gracias por todo! ¡Argentinos siempre con la frente alta! ¡Viva la Argentinidad!».

El mensaje suena extraño en un Gobierno nacional que ni siquiera presentó una queja formal cuando el canciller británico David Cameron visitó las Malvinas y dijo que las islas serán inglesas «para siempre». Por eso es que la jugada de la vice claramente fue individual, un intento de diferenciación del jefe de Estado y de sintonizar con el sentir popular respecto de la selección.

El gesto del jefe 
Villarruel hizo la declaración además cuando faltan pocos días para que Milei haga su viaje a Francia. El presidente participará de la inauguración de los Juegos Olímpicos en ese país y luego se reuniría con el mandatario francés Emmanuel Macron. 

El tuit de la vice fue una zancadilla para el primer viaje de Milei que tiene algún aroma a gira gubernamental. Hasta ahora, la diplomacia presidencial ha consistido sobretodo en reunirse con los multimillonarios que admira, como Elon Musk, y en participar de reuniones de partidos de extrema derecha, como la cumbre de Vox en España.

La interna de los dos panes que aplastan al jamoncito escaló. Por la noche del jueves 18 de julio, Karina Milei se dirigió hacia la Embajada de Francia en el barrio porteño de Retiro para reunirse con el embajador Ramain Nadal. Karina, alias «El Jefe», la figura más fuerte dentro del Gobierno luego del presidente, le pidió disculpas al diplomático por el tuit de la vicepresidenta. Fue un gesto para enfriar la escalada internacional a pocos días del viaje de Milei, a contramano de la acción del propio presidente, que despidió a un funcionario por opinar que un pedido de disculpas era necesario. «No se puede, por una cuestión deportiva, generar un quilombo institucional en términos diplomáticos. Pero ya está, lo arregló Kari», dijo el presidente en una entrevista, jugando en la interna en favor de su hermana y contra su compañera de fórmula.

Hay que recordar que la diplomacia libertaria ya logró que España, uno de los principales inversores en el país, retire a su embajador; que el presidente de Brasil, principal socio comercial, exija disculpas de su par argentino antes de reunirse con él; y que China –segundo socio– frene sus planes de inversiones estratégicas. Todo en el transcurso de poco más de siete meses de gestión. Una política exterior signada por el desatino.   

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