Política

El infierno y después

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En la presentación anual ante el Congreso, Cristina Fernández ratificó el rumbo político inaugurado en 2003 y anticipó importantes proyectos legislativos. Tensiones con la oposición. Repercusiones.

131º Período. La Presidenta inauguró las sesiones del Congreso con un discurso de tres horas y media. Definió a los 10 años de gobiernos kirchneristas como una «década ganada». (Presidencia)

L a multiplicidad de temas abordados por la Presidenta ante la Asamblea Legislativa permite prever la agenda política del año. A lo largo de más de tres horas, y en un clima de gran expectativa, Cristina Fernández hizo un balance minucioso de lo realizado durante los tres gobiernos kirchneristas, a la vez que efectuó una serie de anuncios en materia política y económica.
El cierre del acto legislativo resumió el fuerte contenido político de su discurso. En el tramo final, recordó la intervención de Néstor Kirchner en 2006, al inaugurar el período de sesiones ordinarias: «En nombre de él, de los que ya no están y de los 40 millones de argentinos, me voy a jugar la vida para no volver a descender en esa escalera al infierno. Debemos hacer un inmenso esfuerzo para no volver nunca más a ese lugar del que él nos sacó», concluyó, al aplicando una consigna histórica de los organismos de derechos humanos –«Nunca más»– a la situación de crisis económica y social que atravesó la Argentina a fines de 2001.
Previamente, y en medio del apoyo de fervientes militantes kirchneristas, la mandataria había enumerado una serie de medidas relevantes en torno de la democratización de la Justicia, de la cual Acción se ocupa a fondo en este número. Frente a casi todo el arco político que acudió al Congreso Nacional, incluidos el Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti (cuyos llamativos gestos captaron las cámaras) y Eugenio Raúl Zaffaroni, también integrante del Superior Tribunal, el proyecto de cambios en el Poder Judicial –sin promover una Reforma Constitucional–, fue uno de los grandes anuncios.

Irán, Malvinas
Otro de los pasajes sustantivos y polémicos del discurso se vinculó con el Memorándum de entendimiento firmado con Irán, recientemente aprobado por el Congreso. Cristina Fernández hizo un repaso de la investigación judicial por el atentado a la AMIA, iniciada 19 años atrás. Una causa que actualmente se encuentra paralizada y que estuvo plagada de pistas falsas, surgidas como resultado de prácticas de encubrimiento y de intereses vinculados con la política interior y exterior. «La Argentina no permitirá bajo ningún punto de vista que pueda ser utilizada como pieza de ajedrez en el escenario de la geopolítica internacional. Quiero saber quiénes son los responsables de afuera y de adentro», dijo la Presidenta. Desde sectores de la oposición no tardaron en llegar las respuestas. Ricardo Gil Lavedra, diputado de la UCR, expresó que «la Presidenta expuso su buena fe y un acto de voluntarismo, pero con eso no basta; creemos que el acuerdo es muy malo, que es peligroso y riesgoso».
La discusión en torno al acuerdo con Irán volvió a poner sobre el tapete la causa AMIA, que se había disociado del atentado contra la Embajada de Israel cuando en realidad podría existir una conexión entre ambos hechos. El contenido político del mensaje de Cristina Fernández quedó de manifiesto cuando cuestionó el rol de parte de la dirigencia de la comunidad judía en el marco de la causa judicial por el atentado. Cabe mencionar que un día después de aprobarse el Memorándum, autoridades de la DAIA y la AMIA preparaban una presentación judicial para que se declare su inconstitucionalidad.
La Presidenta también se refirió a la disputa diplomática con Gran Bretaña por las Islas Malvinas. Tras destacar el respaldo de la Unasur, de la Celac y de la Cumbre América del Sur-África (ASA) y pedirles a las autoridades británicas que cumplan con las resoluciones de la ONU, Fernández se pronunció sobre la negativa inglesa al diálogo. «¿Cómo puede entenderse que hayan aceptado dialogar con genocidas y no lo hagan con gobiernos democráticos?», fustigó. Nuevamente la oposición salió al cruce. «Dice CFK: “cómo es posible que hayan negociado con genocidas”, como ahora CFK negocia con Irán, o con Siria», señaló en Twitter el diputado del Peronismo Federal, Eduardo Amadeo, en una curiosa interpretación de muy diferentes hechos.

En el centro
La expresión «década ganada» recorrió el extenso discurso de la Presidenta para referirse a los logros económicos, sociales y culturales en los últimos 10 años. Cristina Fernández valorizó la reestructuración de la deuda externa y una política que permitió cumplir con compromisos heredados de gobiernos anteriores. «Argentina seguirá pagando las obligaciones en dólares, tal cual lo venimos haciendo desde 2005. Estamos dispuestos a pagarles a los fondos buitre pero no en mejores condiciones que al 93% que apostó y confió en el país, porque estaríamos cometiendo un delito: estaríamos defraudando a ese 93% que creyó en la Argentina», señaló, para dejar en claro cuál será el tratamiento respecto de la deuda en litigio.
En materia económica, se refirió a algunos datos de la política llevada a cabo desde 2003: el crecimiento sostenido del salario mínimo –«el más alto de América Latina»–, la reducción del desempleo, la reactivación de una política industrial y el impulso al mercado interno. Asimismo, la Presidenta subrayó las mejoras en las jubilaciones como resultado de haber terminado con el régimen de AFJP. La enumeración de las acciones de Gobierno en materia económica, sustentadas en cifras, suscitó opiniones adversas.
Muchos señalaron omisiones y falta de autocrítica en el discurso presidencial, particularmente con respecto a la inflación. Claudio Lozano, diputado nacional de Proyecto Sur, sostuvo: «Fue lo peor de su discurso. La Argentina es mejor que la de 2002 pero no la que necesitamos, ya que un 30% está bajo la línea de la pobreza y un 30% no llega a fin de mes por un proceso inflacionario que la Presidenta nunca mencionó». Menos moderado, Fernando Solanas, del mismo espacio político, escribió en su cuenta de Twitter: «El discurso de CFK es esquizofrénico y está plagado de falsedades y mentiras. Sigue usando los datos truchos del Indec». Asimismo, Ernesto Sanz, diputado nacional de la UCR,  manifestó sus diferencias: «Nos hubiera gustado escuchar qué pasa con la economía ahora». Tampoco faltaron señalamientos de medios alineados contra las políticas oficiales. En su portal, Clarín publicó, en tajantes términos: «Cristina volvió a su vieja costumbre: no habló de la inflación, el tema ausente en su repaso de los 10 años del kirchnerismo en el poder», decía la nota sin firma.
Precisamente, las referencias a los medios, especialmente Clarín y La Nación, también estuvieron presentes en la Asamblea Legislativa. Los globos blancos con la inscripción «Clarín miente» condimentaron el discurso de Cristina Fernández. La diputada Patricia Bullrich, de Unión por Todos, hizo su propio globo con el eslogan «Cristina miente». Un dato de color en medio del clima poco protocolar en que se desarrolló la sesión fue el argumento expuesto por una de las grandes ausentes de la jornada: «La Asamblea del 1 de marzo es un acto institucional, por eso mientras sea utilizada como un espectáculo en una cancha de fútbol no voy a asistir por respeto a la República y a la Constitución», señaló la diputada Elisa Carrió.
El tema de la seguridad también ocupó un lugar destacado. La Presidenta reclamó que se ejerzan las responsabilidades que corresponden en la lucha contra la delincuencia, sin dejar de mencionar el papel fundamental que les cabe a los gobiernos provinciales. «Más allá de la protección mediática, me gustaría que les dieran ellos la protección a los ciudadanos, como marca la Constitución», afirmó, en lo que muchos analistas interpretaron como un tiro por elevación a Daniel Scioli y Sergio Massa, este último en el centro de la escena a partir de un episodio sangriento tras una pelea entre sectores de la barra brava de Tigre.
Desde el socialismo, espacio político que gobierna una provincia con serios problemas de seguridad como Santa Fe, el senador Rubén Gustiniani expresó que «es un hecho importante la creación de un ministerio, pero no alcanza, hay que trabajar todos los días en este tema, y es fundamental una ley». Los cuestionamientos al mensaje presidencial se extendieron en referentes del Pro, del Peronismo opositor y del Radicalismo.
Otros anuncios destacables, incluso apoyados por algunos sectores de la oposición, remiten a la ampliación de derechos, una de las banderas enarboladas por el kirchnerismo. Los índices favorables de la implementación de la Asignación Universal por Hijo y el impulso a la construcción de viviendas se inscriben, en este sentido, entre las políticas más reconocidas del proyecto kirchnerista

Transporte
Días después de cumplirse el primer aniversario de la tragedia ferroviaria de Once, que el año pasado dominó el clima de la Asamblea Legislativa, Cristina Fernández insistió en la puesta en marcha de la renovación total de las líneas Mitre y Sarmiento para 2014, en tanto aseguró que se duplicará la capacidad del transporte actual. Este tema, sin embargo, no fue lo más resaltado en los análisis periodísticos ni tampoco despertó reacciones fuertes en el oficialismo y la oposición, como ocurrió un año atrás.
Una lectura posible se liga con la preponderancia que fue adquiriendo el tema de los cambios en la Justicia, cuya repercusión parece superar asuntos de suma importancia para millones de ciudadanos, como la posibilidad de viajar en servicios eficientes y seguros. En ese marco, las asignaturas pendientes en materia social, la abierta confrontación del Gobierno nacional con sectores económicos y políticos influyentes, y las previsibles disputas en medio de un año electoral, darán marco a un año legislativo que se presume agitado.

Pablo Provitilo