26 de mayo de 2024
Sin acuerdo con los gobernadores y con el proyecto Bases estancado en el Senado, lo que el presidente planteó como una fecha refundacional se transformó en una actividad partidaria que encabezó en solitario.
Cabildo. En el histórico solar cordobés Milei se presenta en un acto sin gobernadores.
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La suspensión del Pacto de Mayo, que Javier Milei iba a firmar con los gobernadores en Córdoba, fue el desenlace de una novela que el presidente empezó el 1° de marzo durante la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso. Había anunciado la convocatoria ante legisladores y representantes de las provincias, como un manotazo político frente a la crisis económica y social que empezaba a profundizarse.
Desde aquel primer llamado al diálogo, Milei informó que el acuerdo estaría supeditado a la aprobación del proyecto de ley Bases –también conocida como Ley Ómnibus– en el Congreso. El proyecto ya tuvo media sanción en Diputados, pero aún no se debatió en el Senado, donde todo indica que, en caso de aprobarse, sufrirá modificaciones que lo llevarán de vuelta a la Cámara Baja.
El último lunes, ante la incertidumbre de los gobernadores, el ministro del Interior, Guillermo Francos, anticipó que el Pacto no podría realizarse, por no haberse aprobado antes la ley. Horas más tarde, el presidente ratificó a su ministro: «No hay Pacto de Mayo porque no hay Bases, no dan los tiempos para que salga Bases (antes del sábado)», sostuvo Milei en TN. También reveló que el acuerdo podría pasarse para el 20 de junio o el 9 de julio, sin dar definiciones concretas. «Son reformas que tienen que ver con el largo plazo, no van a mover el amperímetro, 15 días más o 15 días menos», dijo para relativizar la fecha, aunque también bajándole el precio a una iniciativa que él mismo había presentado como «refundacional».
El naufragio
El anuncio del Pacto en la apertura de sesiones ordinaras tomó por sorpresa a los gobernadores. Algunos fueron capturados por las cámaras aplaudiendo la medida por cadena nacional, entre los que estaba el cordobés Martín Llaryora, que se enteró allí, sin previo aviso, que sería el anfitrión del evento programado para el 25 de mayo.
Después de aquella convocatoria grandilocuente, el presidente no hizo ningún otro gesto de acercamiento a los gobernadores. Al contrario, sumó cortocircuitos con varios de ellos y no volvió a recibirlos en Casa de Gobierno. Solo el ministro Francos mostró una voluntad de acercamiento, aunque muchas veces su palabra quedó desautorizada por la Rosada.
Durante el último mes, Milei celebró la media sanción de su proyecto en Diputados y luego vio cómo el debate arrancaba empantanado en la Cámara Alta, donde los senadores dejaron en claro que no la aprobarían en un trámite exprés. Incluso algunos legisladores aliados pusieron más condicionamientos de los que el oficialismo esperaba, mientras el kirchnerismo y un sector del peronismo intentaron sumar voluntades en contra.
Cuando las fechas del debate entraron en duda, los gobernadores empezaron a escuchar a las segundas líneas del oficialismo poner en duda la realización del acto del sábado. Desde la Rosada, en un principio, desmintieron la información: aseguraron que el pacto se haría igual y que los gobernadores estarían invitados con o sin ley aprobada en el Congreso. Sin embargo, el lunes se terminó el juego y el propio Milei debió anunciar la suspensión.
Asamblea legislativa. En su discurso del 1º de marzo el presidente convocó al hasta ahora frustrado acuerdo.
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Derrota camuflada de victoria
Cuando anunció el Pacto de Mayo, Milei venía de una dura derrota política en Diputados, con el rechazo en febrero de la primera versión de la Ley Ómnibus, y con una escalada de peleas con gobernadores de todo el arco político. Por eso, en días convulsionados, la promesa de un acuerdo lo ayudó a ganar tiempo. Sin embargo, el objetivo más importante del anuncio era dar una señal de gobernabilidad al ordenar a los mandatarios provinciales detrás del presidente. En la Rosada se ilusionaban con una foto nutrida. Si bien desde el primer día contaron unos cinco ausentes –los gobernadores más intransigentes, con Axel Kicillof a la cabeza–, la pensaron como una imagen de sumisión para el resto. A cargo de la organización del acto había quedado el asesor Santiago Caputo, que planificaba un evento cinematográfico en el que Milei les entregaría medallas a los asistentes de las provincias.
Por eso, si bien distintos funcionarios del Gobierno buscaron instalar que la cancelación del Pacto podía ser leída como una «victoria» de la Rosada porque una vez más expuso a la «casta» que impide avanzar con las reformas propuestas por el oficialismo, la realidad es que Milei se quedó sin foto y se autogeneró una derrota política frente al Congreso y los gobernadores. El presidente fue víctima de su propia mala praxis, poniéndole plazo a un acuerdo para el que no estaban dadas las condiciones ni los consensos necesarios.
El oficialismo se mostró sin suficiente poder territorial ni parlamentario. Y, en coincidencia con su dificultad para sacar leyes y la suspensión del Pacto, aparecieron en los últimos días los primeros signos de malestar en los mercados con la suba del dólar y el riesgo país.
Finalmente, Milei fue a Córdoba pese a que no se concretó la firma del Pacto. Encabezó un acto partidario en el que, ante una módica multitud de simpatizantes que celebraron cada una de sus frases, planteó una nueva iniciativa: el consejo de Mayo. «Quiero anunciar hoy aquí en Córdoba, no solo que vamos a seguir trabajando para que el acuerdo de Mayo sea una realidad en Argentina, sino que además, luego de la firma del Pacto de Mayo cuando estén sancionadas la ley Bases y el paquete fiscal, el Poder Ejecutivo creará el Consejo de Mayo para completar esa sagrada tarea», manifestó. También prometió que, si consigue la sanción de ambas leyes, reducirá impuestos, comenzando por el denominado Impuesto País. Curiosa promesa de quien no solo elevó la tasa del gravamen mencionado, sino que en uno de los proyectos que pretende aprobar, repone un impuesto (Ganancias para la cuarta categoría, afectando a más de un millón de trabajadores) que había sido reducido por el gobierno anterior.
Antes del acto, el ministro Francos sugirió la posibilidad de que el acuerdo se pase para el 20 de junio en la ciudad de Rosario, aunque esa fecha no parece probable porque coincide con el próximo viaje de Milei a Europa, que arrancará el 13 de junio en Italia con su participación en la cumbre del G7 y finalizará el 23 de ese mes. La siguiente opción podría ser el 9 de julio en Tucumán, pero hasta el momento no hay fecha ni sede confirmada.