11 de agosto de 2025
Con la campaña en marcha, la estrategia de La Libertad Avanza y su ladero el PRO parece centrarse en un despliegue de mayor crueldad e indiferencia hacia los sectores vulnerables.

Banalización del mal. La foto del oficialismo y sus adláteres no solo provocó, sino que dejó en claro el eje de su discurso.
Foto: @LLibertadAvanza
La foto de referentes del pacto electoral bonaerense de La Libertad Avanza con el PRO en Villa Celina, La Matanza, vestidos de uniformes con buzos color violeta, es una síntesis de la estrategia de campaña que propone la ultraderecha para las próximas contiendas del 7 de septiembre y el 26 de octubre: banalización del Nunca Más −un hito fundacional de la democracia argentina− con el enemigo que vislumbran necesario para aglutinar fuerzas: el kirchnerismo. Fue el mismo día en que desde el barrio porteño de Liniers el obispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, en su homilía por el día de San Cayetano, lanzó un mensaje que antagoniza con todo lo que el paleoliberalismo plantea desde la Casa Rosada. «Somos custodios y guardianes de la vida de los demás, de los más pobres, de los más débiles, de los ancianos que siguen esperando una jubilación digna. Somos custodios de los discapacitados y de todos los enfermos. No podemos desentendernos de los que sufren. No podemos desentendernos de los que revuelven los tachos de basura buscando algo para comer, que no lo hacen porque les gusta, lo hacen por necesidad».
La trabajosa alianza entre el partido fundado por Javier Milei y el de Mauricio Macri −que implica la dilución del que había creado el expresidente en 2005− es una coincidencia de objetivos cada vez más explícita al punto que parecieran competir por ver quién se muestra más comprometido con ese plan de impiedad. Un recuento no necesariamente en orden de aparición muestra de qué se está hablando. El jefe de Gobierno porteño anunció el lunes pasado que se impondrá una multa a quienes remuevan la basura de los contenedores ubicados en la Ciudad. La vocera de Jorge Macri, quien fuera titular de la Oficina Anticorrupción durante la gestión de Mauricio Macri, Laura Alonso, fue un paso más allá y reposteó el anuncio con un lacerante aviso. «Hasta $900 mil de multa si te gusta hurgar la basura en la Ciudad. Sí, leíste bien».
A eso, entre otras lindezas, respondió García Cuerva, atento a lo que viene ocurriendo con tanta «batalla cultural» amenazante desde los medios afines al Gobierno nacional y los trolls pagos con dineros públicos que inundan las redes sociales.
Las redes y la calle
En esa disputa, por ejemplo, este mismo lunes, el primer mandatario esbozó un argumento que marcó tendencia para sostener que el programa económico no está causando los estragos que desde muchos sectores −incluso la Iglesia católica− denuncian. «Si fuera cierto que la gente no llega a fin de mes, la calle tendría que estar llena de cadáveres».
En esas mismas redes muchos advirtieron el sesgo antihumano de ese silogismo, pero más aun la negación de lo que ocurre. Solo bastaría recorrer las calles de las grandes ciudades y ver que, como nunca antes, hay miles de personas, entre ellos niños, que no tienen otro lugar donde vivir. Y otros que solo encuentran algo de comida revolviendo en los contenedores. ¿Hay cifras oficiales de muertos por hambre? Organizaciones no gubernamentales estiman que 63 personas murieron de frío en todo el país este año, 13 de ellas solo en CABA. ¿Pero de hambre?
Una forma de negar el drama es perseguir a los que hurgan en los recipientes con multas que evidentemente no podrán pagar. Esa era la posición que el exasesor de Milei Ramiro Marra había planteado durante la campaña por las legislativas de la ciudad. Multar a los «fisuras», como despectivamente los llamó.
Otra es expulsar con malicia burlona a quienes ocupan terrenos baldíos para armarse un refugio, como alardeó a fines de junio el intendente marplatense Guillermo Montenegro, uno de los que buscó aparecer en la foto de LLA en La Matanza. Es decir, barrer debajo de la alfombra para que todo parezca marchar de acuerdo al plan.
La otra maniobra consiste reprimir con brutalidad cuanta protesta se vea en las calles. Lo hicieron el martes fuerzas federales en la manifestación de organizaciones civiles y personas con discapacidad contra el veto a la Ley de Emergencia que había aprobado el Congreso. Lo repitieron 24 horas después, con una abrumadora cantidad de agentes, contra jubilados y especialmente periodistas que cubrían la habitual marcha de los miércoles. En estos casos, la medida se amparó, como es ya habitual desde el inicio de la gestión LLA, en el supuesto reclamo de parte de la población contra los cortes de tránsito. Se sabe que de la promesa de «garantizar el derecho a circular» nacióen parte del apoyo que entronó a Milei en 2023, como antes, en 2015, lo había hecho con Macri. Lo paradójico es que las calles alrededor del Congreso resultan ahora cortadas por los propios efectivos de seguridad, que superan en número y parafernalia a los manifestantes.

Represión como estrategia. Como cada miércoles, las fuerzas policiales mostraron su sesgo violento contra los manifestantes.
Foto: Getty Images
El Palacio
Adentro del palacio legislativo, mientras tanto, en una maratónica sesión no exenta de chicanas e intentos de bloqueo del oficialismo, el Gobierno se llevó una catastrófica derrota. Fueron 12 votaciones clave en un momento en que las noticias en la economía y en la política, ante la cercanía de los test de medio término, no resultan tan claras en favor de las derechas extremas. Con el agregado de que un grupo de gobernadores armó Provincias Unidas, un carril «por el medio» que busca evitar la trampa de la polarización que plantea LLA.
Los diputados dieron media sanción a la Ley de Financiamiento Universitario (158 votos a favor) y de Emergencia Pediátrica, llamada Ley Garrahan (159 votos). Al mismo tiempo, la Cámara Baja rechazó cinco DNU: disolución de organismos en Economía, reforma en la Secretaría de Transporte, organismos de Cultura y del Banco de Datos Genéticos, y el régimen de excepción a la Marina Mercante. También se emplazó a las comisiones a que traten de manera obligatoria los proyectos de coparticipación de ATN e impuestos a los combustibles, uno sobre el Alzheimer, otro sobre la emergencia en Ciencia y Tecnología y uno especialmente sensible para el presidente, como es el del funcionamiento de una Comisión investigadora para tratar la estafa $Libra. Doce a uno, se alegraban en la oposición, que contó esta vez con la ayuda de mandatarios provinciales ahora reacios a sostener al oficialismo, aunque al mismo tiempo temen por lo que harán algunos de esos parlamentarios ante el anunciado veto presidencial.
Para ver este clima social ambivalente es interesante apuntar que en esta misma semana integrantes del Conicet se movilizaron en el edificio del Polo Científico de la Ciudad de Buenos Aires en reclamo de mayor presupuesto para el área. El streaming desde aguas profundas del cañón submarino de Mar del Plata reveló que los científicos del Conicet pueden hacerse virales sin apelar al insulto o la descalificación. Se destacó el impacto que provocaron los hallazgos de la vida acuática a miles de metros de profundidad. La gran protagonista fue la «estrella de mar culona». Los manifestantes regalaban al público que se acercaba a curiosear la protesta galletas con forma de la famosa estrella y souvenirs con las mismas características realizados con impresora 3D. Muchos ciudadanos celebraban desde los balcones de las cercanías al impresionante edificio del barrio de Palermo y se oían bocinazos de apoyo de los automovilistas que circulaban por las calles adyacentes.
Para entender cómo golpeó en el Gobierno esta seguidilla de malos tragos baste decir que en la noche del viernes, el presidente Milei decidió hablar por cadena nacional. Con estudiado ímpetu defendió los vetos habidos y por haber en el altar del superávit fiscal y tras fustigar nuevamente a la dirigencia política, dejó una frase que resaltaron todos los medios: «Si quieren volver atrás me van a tener que sacar con los pies para adelante».
En las urnas se verá en unos días qué Argentina tiene más relevancia electoral. La que apuesta por un país con progreso, desarrollo tecnológico, altos estándares de salud y empatía con niños y mayores, o la de la indiferencia, el individualismo y la disgregación.