Política

El peso de las interpretaciones

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Tras las disputas por la lectura de los resultados de las primarias, el oficialismo y las fuerzas que lo desafían se aprestan para las legislativas. Entre el triunfalismo de Cambiemos, las operaciones marketineras y la realidad del modelo económico.

Durán Barba. El armador de la estrategia electoral del macrismo logró instalar la idea de un triunfo contundente en todo el país. (Télam)

Si algo puede adjudicársele al gobierno de Cambiemos es la habilidad para elaborar explicaciones o convertir defectos en virtudes. Cuando, por caso, se cuestiona a los funcionarios del equipo económico por no haber logrado bajar de manera sustancial y permanente el índice de inflación ellos contestan que, ahora, con el Indec recuperado, todos pueden conocer cuáles son los verdaderos números, lo que equivale a decir que un enfermo grave debe festejar tener un buen termómetro,  aunque este le indique que su temperatura corporal es de 40 grados. La explotación intensiva del marketing diseñado por Jaime Durán Barba –a esta altura, mentor de la potencia electoral del partido nacido en la Ciudad de Buenos Aires– y el optimismo sobredimensionado se verificaron en el análisis de los resultados de las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias). En efecto, ninguno de los datos conocidos permite afirmar, como sí lo hacen los voceros gubernamentales, que el voto ciudadano haya convalidado las políticas en curso, aunque cabe reconocer que ese exitismo diseminado por los medios masivos de comunicación consiguió parcialmente el objetivo de que un sector importante de la población leyera una elección discreta como una victoria indiscutible.
Las interpretaciones del oficialismo acerca de las PASO no son inocentes. Le sirven para terminar de elaborar el nuevo ajuste y para otorgarles un manto de legitimidad a las operaciones judiciales manifiestamente tramposas como la que culminó con la suspensión  del juez federal Eduardo Freiler por parte del Consejo de la Magistratura o la que, a través de un decreto presidencial, le transfirió al Ministerio de Transporte la potestad de cerrar ramales ferroviarios y levantar vías y durmientes, decisión que fue justificada como un mecanismo destinado a evitar trámites burocráticos, cuando la verdadera razón es facilitar el desguace del sistema ferroviario.
Más allá de forzadas especulaciones, los cómputos provisorios de las PASO permiten sacar pocas conclusiones serias y pueden alentar exégesis sesgadas o incompletas. Algunos analistas, por ejemplo, apelando a recursos psico-sociológicos han creído ver en el voto ciudadano una empatía con el macrismo que contribuiría a la consolidación de una nueva hegemonía: la de la «derecha democrática». Curiosamente, parecen no considerar que los sujetos que encarnarían el nuevo paradigma apelan a la represión para afrontar el conflicto social; se niegan a investigar la participación de la Gendarmería en la desaparición de Santiago Maldonado; demoran y desnaturalizan la exigencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que exige la libertad o, al menos, la prisión domiciliaria de la líder social Milagro Sala; intentaron el otorgamiento del 2 x 1 a los represores y presionan para que se los envíe a reposar en sus domicilios; ingresan jueces por la ventana; desplazan magistrados de la Justicia electoral y buscan deshacerse por cualquier medio de la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, entre otros atropellos institucionales.

Originales y copias
Lo cierto es que un conjunto de factores, entre los que se cuentan el despliegue de una formidable maquinaria propagandística, la sistemática campaña contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el uso del miedo a la catástrofe económica si ella lograse imponerse en la provincia de Buenos Aires, como si se tratara de una elección presidencial y no de medio término, ayudaron al oficialismo a quedarse con algunas provincias más de las que estaban en sus cálculos, aunque Buenos Aires (si se confirman presunciones en el escrutinio definitivo) y Santa Fe, las más importantes, le fueron adversas pese a las manipulaciones que rozaron el límite de lo fraudulento. Otro elemento a considerar para explicar la buena performance de Cambiemos es el trasvasamiento de millones de votos del Frente Renovador. Es que, como ironizaba un dirigente justicialista «para qué van a votar por una copia si tienen el original».
La mirada, claro, está puesta ahora en octubre y los pronósticos abundan mientras escasean las certezas. Lo único incontrastable es que alrededor de dos millones de ciudadanos más acudirán a las urnas –a estar de las tendencias que marcaron las PASO anteriores–, que un 7% de ciudadanos que optaron por partidos que no alcanzaron el 1,5% de los sufragios deberán repensar su voto y que el efecto polarizador que debilitó sustancialmente al massismo –sin obviar la incidencia negativa del «efecto Margarita»– se va a reforzar y, más aún, amenaza con dejar en la indigencia al Partido Justicialista bonaerense que lidera Florencio Randazzo. Ya ha comenzado a observarse la existencia de heridos en busca de ambulancia. En el Frente Renovador son varios los que esperan la de Cambiemos y en Unión Ciudadana se está conversando el regreso de los réprobos para después de octubre. Las boletas cortas –solo con candidatos a concejales– son el recurso más habitual para zafar y a él apelarán los intendentes del PJ que quedaron relegados en distritos como San Martín, Hurlingham, Bolívar o Salto.
La situación es más fluida en el llamado interior del país. Salvo en la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Cruz, Entre Ríos, San Luis, San Juan, Tucumán, Santiago del Estero, Misiones, Chaco y Formosa, en donde la contundencia de las cifras obtenidas por los vencedores de distinto signo permite suponer que en octubre se repetirá el resultado con leves variantes, en el resto de las provincias nadie debería cantar victoria. Santa Fe, Chubut, Tierra del Fuego, Neuquén, Corrientes –donde se elegirá gobernador y el Frente Renovador se aliará con el PJ– son territorios en disputa y quienes hoy se atribuyen la primacía pueden mañana terminar como segundones.
Uno de los temas que más preocupa a la oposición es el de la fiscalización del comicio, habida cuenta de las irregularidades que se registraron en las PASO y que plantean la necesidad de reforzarla. En algunas zonas, los encargados de esa tarea carecían de la elemental preparación para que su labor fuera eficiente.
Si no sucede nada extraño y los guarismos se mantienen relativamente estables, el oficialismo conseguiría ganar algunos escaños en ambas cámaras y el PJ perdería el quorum propio en el Senado, aunque mantendría la mayoría. Pero hay un factor nada desdeñable que debe considerarse: la mayor homogeneidad de la bancada kirchnerista, que si se conduce con habilidad puede conseguir los aliados suficientes para impedir la concreción de los objetivos centrales del gobierno de Cambiemos: la flexibilización laboral y las reformas fiscal y previsional.

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