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A nivel nacional, el principal partido de la oposición intenta encontrar un esquema de unidad para enfrentar con mejores chances al macrismo, mientras se suceden definiciones en los distritos. Panorama de acuerdos y desacuerdos.


La Matanza. La convención reunió a intendentes, dirigentes de La Cámpora, sectores del sindicalismo y miembros de otras fuerzas. (VICTORIA EGURZA/TÉLAM)

El calendario electoral comienza a dar sus primeras vueltas de página en distintas provincias. Y el peronismo, atento a la tensión que surca a Cambiemos, donde el radicalismo parece haber decidido disputarle poder al PRO, apura la unidad entre sus corrientes en la mayoría de los distritos.
En Buenos Aires, el Partido Justicialista (PJ) dio un importante paso en ese sentido el 21 de febrero durante el congreso que se realizó en el polideportivo Alberto Balestrini, en La Matanza. El tema formal del evento fue habilitar al PJ bonaerense a conformar alianzas de cara a los comicios de agosto (PASO) y octubre. Pero el hecho político de aquella jornada fue la pluralidad de sectores que confluyeron en pos de amalgamar un frente que pueda vencer al oficialismo en el bastión electoral más importante del país. «Fue el primer gesto político fuerte de toda la oposición en Buenos Aires de cara a las elecciones», analizó el intendente de General San Martín, Gabriel Katopodis.
La variedad de los espacios que se hicieron presentes en La Matanza expuso el grado de la apuesta política: estuvieron los intendentes; La Cámpora, con el diputado nacional Máximo Kirchner a la cabeza; representantes del movimiento obrero como Hugo y Pablo Moyano, Hugo Yasky (CTA) y Roberto Baradel (SUTEBA); dirigentes del Movimiento Evita, de Red por Argentina (el espacio que lidera Felipe Solá); y hasta exponentes del massismo como el jefe comunal de Tigre, Julio Zamora. También fue invitada la diputada Victoria Donda, de Somos, lo que refleja la intención de ampliar la base de la coalición e incluir a sectores como Unión Popular, de Claudio Lozano y Víctor De Gennaro, entre otros. Tras el congreso, desde el kirchnerismo no dudaron en afirmar que «se consolidó la unidad».
En Buenos Aires, a diferencia de otros distritos, restan poco más de tres meses para el cierre de listas de candidatos (el 22 de junio es la fecha de inscripción) por lo que aún no está resuelto quiénes serán los postulantes a los principales cargos. Ya se anotaron para pelear por la gobernación desde el diputado y exministro de Economía, Axel Kicillof, al intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y su par de La Matanza, Verónica Magario. Con el recuerdo de 2015 vivo en la memoria, la mayoría pretende que la fórmula surja por consenso y no de una PASO. «El proceso de definición de candidaturas nos llevará entre dos y tres meses», estimó Katopodis, quien reclama la candidatura principal para uno de sus pares. «Sería justo y conveniente que haya un intendente», dijo. Esto hizo crecer la pulseada entre los jefes comunales del Interior con los del Conurbano.
El camino hacia los comicios bonaerenses es largo y falta que corra mucha agua debajo del puente de la confluencia. Como toda negociación política, es posible que surjan cortocircuitos entre las partes involucradas en el armado electoral. A pesar de las rispideces que se dejan entrever por lo bajo, todos los consultados por esta revista enfatizan que el pasado 21 de febrero se dio un paso clave. «Hay roscas y desconfianzas lógicas, pero el clima es genuinamente de unidad», sintetizó una fuente que es protagonista en las tratativas.

Mapa y territorio
Desde Matheu 130, sede del PJ nacional en la Ciudad de Buenos Aires, dividen el mapa nacional en cuatro grandes grupos de provincias: 1) donde se consolidaron acuerdos internos y la unión partidaria ya es un hecho; 2) aquellas donde continúan negociando en pos de evitar la fragmentación pero aún el pacto está en duda; 3) las que atraviesan un escenario «complejo», dado el nivel de confrontación entre los sectores enfrentados; 4) las de «final incierto» ya que allí aún no hay definiciones.
El primer lote lo integran San Juan, La Rioja, Neuquén, Río Negro, Entre Ríos, Santa Fe, Formosa y La Pampa. Se trata, fundamentalmente, de los distritos donde los comicios son inminentes y es necesario cerrar listas. Por caso, Neuquén va a las urnas el 10 de marzo, en la que es la primera elección de gobernador del año. Allí la fórmula peronista la integran Ramón Rioseco y Darío Martínez (competirán contra otras ocho listas, entre las que se destacan la que encabeza Omar Gutiérrez –Movimiento Popular Neuquino–, que buscará su reelección, y la que lidera Horacio Quiroga, de Cambiemos).  
En Santa Fe el ambiente era muy complejo, pero la expresidenta Cristina Fernández movió una serie de piezas que descomprimieron la tensión. Para evitar una ruptura, la senadora por Unidad Ciudadana decidió «bajar» la candidatura de Marcos Cleri, de La Cámpora. Finalmente, el PJ santafesino tendrá una interna entre María Eugenia Bielsa y el senador Omar Perotti (quien recibió el respaldo de la exmandataria). El que se imponga en las PASO cosechará el apoyo de la estructura partidaria y sus aliados, entre los que se cuenta el Frente Renovador. El espacio que tiene a Sergio Massa –por ahora– como referente nacional también se alió al justicialismo en San Juan.
Las provincias con acuerdos en desarrollo pero que no terminaron de cerrar el pacto de «no agresión» son Tierra del Fuego y Chaco. En la primera negocian –y están por acordar– la gobernadora Rosana Bertone y La Cámpora.  En la segunda, el intendente de Resistencia, Jorge Capitanich, pretende disputar la gobernación con el actual mandatario, Domingo Peppo, quien no se baja de la reelección. Podría sumarse en este segmento Catamarca, aunque todo indica que la titular del Ejecutivo, Lucía Corpacci, irá por otro mandato y así ordenará la interna (en la actualidad le disputa poder el intendente de la capital, Rubén Jalil).
Por su parte, en San Luis, Tucumán y Córdoba la pulseada está al rojo vivo. Los hermanos puntanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá dejaron de lado su vínculo familiar y se enfrentan por la gobernación. En la segunda, chocan el mandatario actual, Juan Manzur, con su antecesor, José Alperovich. «Allí hablan de unidad, pero nadie la firma», enfatiza quien sigue de cerca el devenir de esa interna. En Córdoba, que fue clave en el último balotaje presidencial ya que Mauricio Macri se impuso con el 70% de los votos sobre Daniel Scioli, la voluntad de Juan Schiaretti de acercarse al peronismo institucional es una incógnita. Hasta el momento es, junto con el salteño Juan Manuel Urtubey, el único gobernador peronista que no tiene prácticamente vínculo con Cristina, protagonista central de las elecciones que se avecinan (sea candidata o no).
En el último conjunto se cuentan la Ciudad de Buenos Aires, Misiones, Salta, Chubut, Santa Cruz (hay reelección indefinida, como en Formosa y Catamarca, pero aún Alicia Kirchner no resolvió si buscará un nuevo mandato), Jujuy (el partido está saliendo de un proceso de intervención) y Mendoza, donde la expresidenta respaldó la candidatura de su compañera de bloque en la Cámara Alta, Anabel Fernández Sagasti. Ni Corrientes ni Santiago del Estero eligen gobernador este año.
Enmarcado en este ajedrez político, el PJ define su futuro a lo largo y ancho del país.

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