11 de octubre de 2025
En la recta final hacia el 26 los sondeos muestran retrocesos del mileísmo tras el escándalo de Espert. Perspectivas del peronismo y el rol de los gobernadores. El Gobierno, entre el apoyo externo y las dudas internas.

Santa Fe. Acto de Fuerza Patria: se anticipa una disputa partida en tercios con el oficialismo provincial y La Libertad Avanza.
Foto: redes sociales
El Gobierno de Javier Milei ingresa en la recta final de la campaña para las elecciones legislativas del 26 de octubre con una rueda de auxilio, el salvataje de Donald Trump. El nivel de injerencia de Estados Unidos en la política interna argentina, empezando por el plan económico, es absoluto. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, parece un nuevo gobernante del país.
La injerencia se presenta de modo desembozado, pero no es una novedad. Los 45.000 millones que el Fondo Monetario Internacional le prestó a Mauricio Macri en sus últimos 18 meses de mandato, durante el primer gobierno de Trump, tenían el mismo objetivo de estabilizar el dólar y darle oxígeno a un plan económico que ya había fracasado.
En el establishment argentino, económico y político, un respaldo tan explícito de Washington ordena. La incógnita es qué pasa con los votantes en las corrientes subterráneas del río. Trump apuesta a un triunfo de Milei. ¿Puede el presidente de Estados Unidos sacarse un pleno en las elecciones? ¿Qué pasa en los principales distritos?
Perspectivas bonaerenses
La provincia de Buenos Aires representa el 37% del padrón nacional. Hace poco más de un mes el mileísmo sufrió una amplia derrota. Fuerza Patria le ganó por casi 14 puntos las elecciones para legisladores provinciales y se impuso en seis de las ocho secciones electorales en las que se divide la provincia.
Para la contienda del 26 de octubre, La Libertad Avanza (LLA) viene de sufrir un terremoto. Su primer candidato a diputado, José Luis Espert, tuvo que renunciar por sus vínculos económicos con el empresario Federico «Fred» Machado, investigado en Estados Unidos por el presunto lavado de cientos de millones de dólares del narcotráfico.
La renuncia de Espert luego de varias semanas de idas y vueltas dejó en la cabeza de lista a Diego Santilli y Karen Reichardt. Por ahora las encuestas no le sonríen a LLA. El último sondeo de Analía del Franco, cerrado a fines de septiembre, muestra una diferencia de 10 puntos a favor de Jorge Taiana, que encabeza la lista de FP. En el Gobierno las expectativas se han ido adaptando a la cruda realidad que les mostró septiembre y ahora la apuesta en provincia es que la diferencia sea de un dígito.
Las estrategias para lograr la «derrota digna» han sido dos. Para el voto antiperonista tradicional mostrar que no hay otra opción para que no vuelva el «cuco» que apoyar al mileísmo y para el sector juvenil se hizo el recital de Milei en el Movistar Arena, para mostrar a un presidente «rebelde» y tratar de reflotar la batalla contra la supuesta casta.
Cruzando la General Paz, en la Ciudad de Buenos Aires, vive el 7,25% del padrón nacional. Hasta hace pocas semanas el Gobierno creía que iba a arrasar en la capital. La expectativa tenía lógica. En las elecciones para legisladores locales compitieron separados LLA y el PRO. El ganador fue el vocero presidencial Manuel Adorni con el 30,2%; Leandro Santoro quedó segundo con el 27% y la macrista Silvia Lospennato tercera con 16%. La suma del PRO y LLA rondaba el 46%.
Sobre esa base se suponía que Patricia Bullrich, que encabeza la lista ahora unificada de la derecha para senadores nacionales, partía de ese piso. No es lo que indican las encuestas por ahora. La última medición de Federico González ubicó a Bullrich con 34% de intención de voto. La sigue el peronista Mariano Recalde con 24% y luego Graciela Ocaña, aliada con Martín Lousteau en Ciudadanos Unidos, con 10 puntos. Si la tendencia se confirma, indicaría que una parte del voto antiperonista de la Ciudad encontró en la lista armada por Lousteau una opción para votar contra Milei sin caer en el «pecado» de apoyar a Fuerza Patria.
Bullrich tiene su propio proyecto de poder y parece olfatear esta situación. Por eso ha desplegado una estrategia de relativa diferenciación del presidente. Lo hizo con el caso Espert y en sus spots de campaña donde se muestra con comerciantes que dicen que la situación económica no es buena.

Mar del Plata. Milei encabezó una actividad callejera con poca gente y mucha seguridad.
Foto: NA
Fragmentación en el centro
Al alejarse del Río de la Plata hacia las sierras de Córdoba aparece un escenario complejo, muy fragmentado. La provincia mediterránea representa el 8,16% del padrón. En el balotaje presidencial de 2023 Milei se alzó con el 74% de los votos. Hasta las palomas de las plazas cordobesas eran violetas.
Ahora el panorama pinta menos contundente porque LLA compite contra el «cordobesismo», el ropaje con el que el peronismo cordobés se viste y que le ha permitido construir una hegemonía política que lleva más de dos décadas. Está en la grilla de candidatos el exgobernador Juan Schiaretti. Al «Gringo», sin embargo, también le apareció una competidora, la diputada Natalia de la Sota, hija del fallecido José Manuel De la Sota, fundador del cordobesismo. La última encuesta de la consultora provincial Comparactiva muestra a Schiaretti con 31,3% de intención de voto; seguido por el candidato de Milei, Gonzalo Roca, con 28%, y luego De la Sota con 13,5%. Más abajo vienen los radicales, el PRO, que en esa provincia no cerró acuerdo con LLA, y el peronismo kirchnerista.
Para el oficialismo nacional es un escenario complejo porque para compensar la casi segura derrota en territorio bonaerense necesita tener una muy buena elección en varios distritos, entre ellos Córdoba. ¿Le alcanzará?
En Santa Fe la situación se repite. Hubo dos elecciones hasta ahora. Una fue para votar convencionales constituyentes para la reforma de la Carta Magna provincial. Ganó la fuerza del gobernador Maximiliano Pullaro, el peronismo salió segundo y La Libertad Avanza quedó tercera con el 14%. La otra fue para renovar concejales de las ciudades. El peronismo se impuso en Rosario y el oficialismo provincial en Santa Fe.
Ambos resultados pusieron en crisis la estrategia electoral conducida por Karina Milei y los primos Martín y Lule Menem. El trío apostó a armar listas violetas puras, sin buscar alianzas con los gobernadores que les habían dado gobernabilidad en el Congreso. Esta es una de las diferencias que separa hace meses a la hermana presidencial del asesor estrella de la Rosada Santiago Caputo.
Las encuestas santafesinas muestran un escenario habitual en esa provincia, los tercios. En esta ocasión serían la coalición del gobernador, el peronismo y LLA. En territorio santafesino Milei había logrado un triunfo aplastante en el balotaje de 2023. Había sacado el 62% de los votos. El escenario hoy es muy diferente.
Un lugar donde quizás sí podrán festejar los mileístas es Mendoza. Allí cerraron un acuerdo con el gobernador radical Alfredo Cornejo y van en una sola lista. Eso casi garantiza el triunfo. Cornejo aceptó todas las condiciones que le impuso Karina Milei. Entregó los candidatos a senadores nacionales por su provincia. La negociación se produjo cuando el Gobierno estaba en una situación más sólida que ahora y el mandatario provincial partía de la base de que podía perder si iba por su cuenta.
Los cinco distritos por los que se sobrevoló representan casi el 70% del padrón nacional y la situación del mileísmo es por ahora poco alentadora. ¿Alcanzarán los dólares de Trump para revertir la tendencia? Es uno de los enigmas que se resolverán en pocos días.