Política | AXEL KICILLOF

La contracara

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Jorge Vilas

El gobernador bonaerense ratificó los ejes principales de su gestión, enfatizó sus diferencias con el presidente Milei y se posiciona como referente del peronismo.

La Plata. Kicillof y la vicegobernadora Verónica Magario durante el acto de asunción en la Legislatura boenaerense.

Foto: Télam

Desde La Plata se despliega una partida con varios objetivos. El primero será, sin dudas, el vínculo de quien es el principal opositor, por el peso del territorio que representa, con el Gobierno nacional. Indispensable para acceder a los recursos necesarios para desarrollar políticas inclusivas y de desarrollo. Además, el gobernador tiene la responsabilidad de continuar una gestión considerada exitosa por los bonaerenses que lo reeligieron por amplio margen pese a los problemas sociales y económicos que signaron el año electoral. Además, Kicillof emerge como uno de los principales referentes del panperonismo a partir de su éxito electoral y se juega ese liderazgo en su segundo mandato.
«Lo que falta no se consigue con motosierra ni con ajuste», expresó Kicillof ante la Asamblea Legislativa provincial, con presencia de la expresidenta Cristina Fernández, miembros de su gabinete, intendentes y dirigentes del peronismo, así como las referentes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo Taty Almeida y Estela de Carlotto. Para el gobernador, «sin igualdad de oportunidades la libertad es una estafa».
Kicillof enfrenta un escenario incierto para su segundo mandato en el que deberá afrontar la relación con un Gobierno nacional antagónico que, se presume, no brindará el apoyo financiero que sí otorgó la gestión de Alberto Fernández. El mandatario provincial insistió en las últimas semanas en subrayar la disparidad entre lo que aporta la provincia a la Nación, un 40% de los recursos coparticipables, y lo que recibe: poco más del 20%. La población bonaerense supera los 17 millones y medio de personas, un 38% de los y las habitantes de la Argentina.
En medio de lo que en el balotaje fue una ola libertaria, la provincia de Buenos Aires se diferenció en las tres elecciones: PASO, primera vuelta y balotaje, en las que triunfó el peronismo. En octubre, el gobernador logró una victoria en la provincial con 19 puntos de diferencia sobre el segundo, y el peronismo recuperó 16 municipios que estaban en manos de otras fuerzas políticas. El mapa de intendencias quedó con 84 a cargo del oficialismo bonaerense sobre un total de 135 municipios.

No sobran derechos
Kicillof conformó un gabinete con mayoría de continuidades respecto de su primera gestión, con eje en su equipo de más confianza, y con datos salientes como el reemplazo de Sergio Berni en Seguridad por Javier Alonso y la incorporación de tres exministros de Alberto Fernández: Gabriel Katopodis (Infraestructura y Servicios Públicos); Silvina Batakis (Hábitat y Desarrollo Urbano) y Martín Mena (Justicia).
En su discurso inaugural tendió puentes hacia Milei –«celebro algunos gestos pacificadores que tuvo en los últimos días el nuevo presidente. Estoy en contra de cualquier discurso que estimule el odio y el rencor entre los argentinos. Los discursos de odio conducen a la violencia y a la persecución», dijo– y reconoció el amplio triunfo electoral del libertario. La relación que logre establecer con el mandatario será crucial para la gestión bonaerense.
Sin embargo, esos gestos no impidieron que Kicillof marcara sus profundas diferencias con los planteos del nuevo presidente y mantuviera los reclamos de la provincia en materia económica. «No sobran derechos. No sobra Estado. Hacen falta más derechos. Y nada de eso se consigue sin recursos. Se escucharon barbaridades tan inexactas como injustas. La provincia de Buenos Aires es la segunda en la menor cantidad de empleados públicos por habitante. Aportamos casi el 40% de los recursos nacionales y recibimos poco más del 20. Les digo también a los otros partidos políticos, y sobre todo al radicalismo, que a todos nos toca recuperar los recursos que le fueron quitados a nuestra provincia», expresó el gobernador. Y añadió: «¿La idea es ahogar a la provincia de Buenos Aires? Estamos felices y orgullosos por el respaldo popular, pero no soy el gobernador de una isla sino de la provincia donde vive casi el 40% de los argentinos cuya calidad de vida depende en mucho de lo que haga o deje de hacer el Gobierno nacional».

Después del traspié
Con la mirada puesta en los posicionamientos hacia adentro de su sector político, donde aparece como una de las principales figuras para el futuro inmediato, Kicillof planteó una autocrítica de lo hecho entre 2019 y 2023. «Faltó más rebeldía, más justicia social, más igualdad y más distribución de la riqueza», manifestó y si bien valoró que «se pudo hacer mucho en términos de actividad, la inflación alcanzó niveles angustiantes». Lamentablemente, concluyó, «no pudimos dar respuesta».
Reivindicó las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, aunque aclaró que «los 12 años no deben ser fuente de nostalgia sino un manual sobre cómo gobernar con coraje y amor a la patria en favor de las mayorías».
Ya en la Plaza San Martín, ante militantes convocados para acompañar la reasunción, el gobernador señaló: «Hay un Gobierno nacional distinto, pero no hay un único pensamiento. No es verdad que no haya alternativas. La alternativa es clara. Es el peronismo. Por sufrir un traspié algunos fantasean con que el peronismo y el kirchnerismo fue enterrado». Y finalizó con una frase que antagoniza con el slogan asumido por el flamante presidente: «¡Viva la justicia social, carajo!».

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