Política

La gran pulseada

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Los partidos y frentes políticos se aprestan para disputar más de un tercio de los votos nacionales, que provienen del extenso territorio provincial. Traspasos, renuncias y nuevas candidaturas.

 

La Plata. Mientras se acerca el cierre de presentación de las listas para las PASO, persiste la indefinición de los postulantes a suceder a Scioli en la Casa de Gobierno. (Sebastián Casali)

El 38% del padrón electoral se asienta en su territorio y la lucha por conquistar esa enorme masa ciudadana es descripta por los medios de comunicación con una frase que ya se ha convertido en un lugar común: «La madre de todas las batallas». Es que ninguna fuerza política puede aspirar a gobernar el país sin tener asegurado un rol relevante en la provincia de Buenos Aires. De allí que los acontecimientos acaecidos en las últimas semanas en el distrito hayan repercutido decisivamente en el escenario nacional, al punto de inutilizar apresuradas encuestas, modificar alianzas y desmoronar candidaturas.
El relanzamiento de Sergio Massa como único postulante del Frente Renovador (FR) a las próximas PASO –enfrentando al gobernador de Córdoba José Manuel de la Sota– en un populoso acto realizado en el estadio de Vélez Sarsfield, por ejemplo, planteó una enorme paradoja. Cuando sus partidarios se entusiasmaban creyendo que el exintendente de Tigre estaba nuevamente en carrera y peleando por la punta, su armado se derrumbó como un castillo de naipes.
Antes, habían fracasado los intentos por incorporar al intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde –quien, tras meses de deshojar la margarita, resolvió permanecer en el Frente Para la Victoria– y por tejer una trama competitiva en provincias donde no contaba con estructura alguna. El radical tucumano José Cano, que bregaba en su partido por un acuerdo con Massa, fue finalmente cooptado por Mauricio Macri y otro miembro de la minoría de la UCR que se resistía al pacto con el Pro, el jujeño Gerardo Morales, se mostró dispuesto a colaborar con el macrismo a cambio de que los amarillos bajaran sus candidatos locales para no restarle los votos que, supone, le permitirían derrotar al peronismo. Julio Cobos, otro opositor a la entente con el Pro pero siempre dispuesto a cambiar de idea, asestó un golpe duro al massismo al declarar públicamente que si Macri vence al postulante radical Sanz en las PASO
–algo que nadie pone en duda– estaba decidido a votarlo. Las malas noticias se fueron acumulando y la revelación de la reunión entre Daniel Scioli y el ex gobernador de Chubut, Mario Das Neves, única apoyatura de Massa en las provincias del sur, encendió las luces de alarma.
En lo que hace a la provincia de Buenos Aires, bastaron pocos días para que la ilusión encendida en el acto de Vélez cediera paso a la decepción. La controvertida deserción del alcalde de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino –el massismo asegura que lo echó, él dice que se fue solo–, y de su hermano Roque, titular del bloque del FR en el Senado provincial, provocó la huida de numerosos concejales en su zona de influencia y abrió una brecha por la cual comenzaron a trascender las discrepancias internas. El diputado Gilberto Alegre hizo conocer su disgusto con una frase lapidaria: «No se construye echando, se construye desde la inclusión», y el también diputado Alberto Roberti escribió en su cuenta de Twitter: «Te quiero mandar toda mi solidaridad peronista. Abrazo, compañero». Cariglino y Massa arrastraban una larga historia de enfrentamientos más o menos soterrados. El intendente creía necesario que el tigrense se candidateara para la gobernación bonaerense y le dejara libre el terreno a Macri para la contienda presidencial. Pero además recibió muy mal el desembarco de Francisco De Narváez en el FR, que tenía la declarada intención de pujar por la gobernación, a la que Cariglino también aspiraba. La predilección de Massa por el empresario se fundamenta en su abultada billetera, un factor importante en momentos en que las finanzas del FR se han resentido, habida cuenta de que el establishment decidió retacear sus aportes a la campaña por considerar que los «renovadores» ya no son una alternativa viable.

 

Deserciones
El futuro de Cariglino, empero, no parece muy claro. Lo más probable es que vaya por la reelección en su distrito, pero ha construido un acuerdo con el gremialista de la UATRE Gerónimo Venegas, titular de la marca FE –que podría ser una estación intermedia para arribar al Pro–, y mantiene una excelente relación con José Manuel De la Sota, aunque es improbable que adscriba a esa alternativa que no tiene posibilidad alguna de prosperar. La principal dificultad con la que tropieza para aliarse con el Pro es el carácter marcadamente antiperonista de esa fuerza,  circunstancia que le crearía dificultades con sus electores, por lo cual no se descarta que participe en las PASO con escudería propia.
Tampoco fue fácil para el FR asumir la retirada de Baldomero Álvarez de Oliveira, más conocido como Cacho, un duhaldista de pura cepa, quien si bien carece de tropa propia fue uno de los principales armadores del espacio. Sin decir agua va, el hombre de Avellaneda cruzó la frontera y se integró al sciolismo.
Pero la chispa que encendió la pradera fue la deserción de Darío Giustozzi, el imán con el que Massa pensaba atraer a legiones de intendentes kirchneristas que supuestamente cruzarían el charco. Todo sucedió al revés de lo planeado por el exintendente de Almirante Brown, harto del ninguneo que implicaba la omnipresencia de De Narváez, terminó de desinflar el globo renovador. Un factor relevante en esta decisión fueron las encuestas que indicaban que el delfín que dejó en su distrito retenía apenas la mitad de los votos que él había obtenido en 2013. Es posible que apueste a la intendencia con una boleta corta que le permitiría negociar el respaldo de algún postulante del FPV.
Como si no bastara con lo expuesto, asomaron criterios diferentes sobre a quién votarán los simpatizantes del FR en el nada hipotético caso de que el balotaje lo protagonicen Macri y Scioli. Mientras el diputado provincial Mauricio D’Ale–ssandro había señalado que en una segunda vuelta sin la presencia del exintendente de Tigre, sus partidarios votarían a Scioli, Malena Galmarini, la esposa de Massa, apuntó que si ello sucediera, sufragaría por Macri.
En el macrismo las cosas tampoco se presentan fáciles. María Eugenia Vidal, actual vicejefa del Gobierno porteño y candidata elegida por el jefe, apenas si supera el dígito en los sondeos y no hay ningún otro dirigente con prestigio y base social que pueda tomar la posta. Cariglino era una buena opción pero por los motivos ya detallados se torna dificultoso su arribo, aunque en la calesita electoral nada es imposible. Salvo en los municipios de la zona norte que lindan con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Pro carece de inserción en el Conurbano bonaerense y sus discretos niveles de adhesión en las medianas ciudades del Interior provincial no le permiten de modo alguno compensar esa falencia. A ello se suma que un significativo porcentaje de los votantes radicales no estarían dispuestos a acatar lo que dispusieron las autoridades del partido y respaldarían a Margarita Stolbizer y que Macri figura en los sondeos al tope de los aspirantes a la presidencia más rechazados.
Por otra parte, los intendentes de la UCR en el distrito están preocupados porque no visualizan una buena predisposición del Pro para cumplir con el compromiso de no presentar candidatos propios en los distritos gobernados por esa fuerza. Pese a que durante las conversaciones entre Ernesto Sanz y Macri, el punto habría quedado muy claro, en General Alvear y Saladillo ya han aparecido carteles en los que se postulan precandidaturas macristas. Los más optimistas apuestan a que prevalecerá la cordura y se respetará lo pactado.

 

Interna abierta
En tanto, en el Frente Para la Victoria, una novedad para algunos inesperada desordenó el tablero y complicó las pretensiones de muchos dirigentes: la decisión de Aníbal Fernández de presentar su precandidatura a gobernador en un fervoroso acto que contó con todos los elementos del folclore peronista, la presencia de una cincuentena de intendentes, varios de sus competidores, gobernadores, postulantes a la presidencia, senadores, diputados, dirigentes sindicales y hasta Hebe de Bonafini. En una pantalla gigante se reprodujo un video desde el que lo saludaron los gobernadores de Chaco, Jorge Capitanich; de Jujuy, Eduardo Fellner; de Catamarca, Lucía Corpacci; de Misiones, Maurice Closs; de San Juan, José Luis Gioja; de Chubut, Martín Buzzi; de Tucumán, José Alperovich y la santiagueña Claudia Ledesma Abdala y hubo un mensaje de Diego Armando Maradona, que conmocionó al auditorio y despertó una ovación.
Fernández no es un postulante más entre la decena que ya anticipó su participación en las PASO bajo la bandera del FPV. Su cercanía con la presidenta como jefe de Gabinete y su indiscutible peso político lo posicionan entre los dos o tres con mayores posibilidades y se presume que podría forzar el abandono de los que menos miden, una sugerencia que deslizó la propia presidenta en su reciente llamamiento a la responsabilidad de los dirigentes. Sin embargo, tanto el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, como el de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, ratificaron que no abandonarán la contienda.
Los desafíos a los que se enfrenta hoy el FPV no son pocos: superar la dispersión de listas, recuperar terreno en los municipios donde el FR se había hecho fuerte, consolidarse en los propios y contrarrestar posibles alianzas distritales entre la UCR, el FR y el Pro.

Daniel Vilá

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