Política

Líneas de fractura

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La disputa de poder en el máximo tribunal cobró nuevos bríos con el reemplazo en la presidencia de Ricardo Lorenzetti, tras once años de mandato, por Carlos Rosenkrantz. La rectificación del fallo del 2x1 tensa aún más las relaciones entre los jueces.

Hay equipo. Lorenzetti, Highton de Nolasco, Rosenkrantz, Maqueda y Rosatti. (www.csjn.gov.ar/)

El cambio de presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación modificó el juego de alianzas que solía articularse durante la «era Lorenzetti». El nuevo mapa de relaciones cortesanas, no obstante, no responde a la lógica que se insinuó el día que se ungió a Carlos Rosenkrantz como titular del cuerpo. Una serie de sentencias evidencian reposicionamientos que dejan al flamante mandamás en minoría y adelantan resultados en casos clave, como la corrección del 2×1 que benefició a los genocidas de la última dictadura. «Ahora hay un cuerpo colegiado», aseguran desde el cuarto piso del Palacio de Tribunales.
Por un lado, tras el golpe que significó ceder la presidencia, Ricardo Lorenzetti recuperó parte del poder perdido. Por otro, su par Horacio Rosatti se ubicó en un lugar clave: si bien ingresó a la Corte por decisión de Mauricio Macri, comenzó a distanciarse de los intereses que emanan de la Casa Rosada y se transformó en el supremo que inclina la balanza para articular una nueva mayoría que incomoda al gobierno. Fue central para correr al rafaelino de la cúspide del Poder Judicial y lo es también para eclipsar el poder de Rosenkrantz.
Surgió así una nueva mayoría –algunos sostienen que sería circunstancial– compuesta por Rosatti, Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda. Los dos primeros decidieron dejar de lado sus diferencias personales, al menos por ahora. El secretario general de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación, Julio Piumato, no dudó en bautizarla como «la mayoría peronista». No todos simpatizan con esa definición.
Lo cierto es que hay otra articulación. Y en ese marco, Rosatti vuelve a ganar protagonismo por su actual posición en el 2×1. Amparándose en que el Congreso sancionó, en mayo de 2017, la ley que limita la aplicación de la reducción de la pena a los culpables de delitos de lesa humanidad, el ministro cortesano decidió cambiar el voto que manifestó en el fallo Muiña. Así lo expresará en el nuevo caso que está abordando el Alto Tribunal. Como Lorenzetti y Maqueda, lógicamente, mantendrán su voto de entonces, ya estaría conformada la mayoría que corrige el grosero yerro en materia de lesa humanidad. Resta saber qué hará Elena Highton de Nolasco, vicepresidenta del tribunal. La pirueta que tendrá que hacer Rosenkrantz para no ser blanco de nuevas críticas es difícil de ejecutar. El exrector de la Universidad San Andrés fue el impulsor de aquella escandalosa sentencia. Ahora como presidente es quien maneja la agenda de la Corte y define los temas a tratar. En su primer mes de gestión logró esquivar el caso. No así las rispideces internas.

Cada martes
El 6 de noviembre, como todos los martes, hubo reunión de acuerdo en el cuarto piso de los tribunales de Talcahuano. Y la «nueva mayoría» le insistió a Rosenkrantz que acelere el tratamiento del 2×1. Pero el magistrado, lejos de eso, decidió modificar el segundo caso que se había elegido para difundir la renovada posición y buscar otro para poder explayar mejor sus argumentos. No faltan quienes creen que buscó ganar tiempo. Otros rechazan esa idea y aseguran que no habrá demoras porque el nuevo expediente ya está en las cinco vocalías. Todos esperan que se resuelva antes de fin de año. «Si no, habrá un escándalo de novela», afirman. Un antecedente del resultado que podría esperarse se dio el 30 de octubre cuando los supremos revocaron la prisión domiciliaria que había sido concedida al genocida Miguel Etchecolatz. El exabogado de las empresas más grandes del país fue el único que no acompañó la decisión. La votación terminó 4 a 1.
El 6 de noviembre también se hizo hincapié en el caso Blanco, en el que se debate la actualización de los haberes jubilatorios. Se trata de otra causa espinosa para el gobierno, donde Lorenzetti, Maqueda y Rosatti ya sentaron postura. Una vez más, la dupla Rosenkrantz-Highton de Nolasco, que ese mismo martes concurrió a un almuerzo con Macri, queda en un lugar incómodo.