13 de septiembre de 2022
Pese a algunos obstáculos iniciales, avanza la pesquisa del intento de magnicidio a cargo de la jueza Capuchetti y el fiscal Rívolo. Los vínculos detrás del autor material.
Proceso. La jueza María Eugenia Capuchetti sale del domicilio de la vicepresidenta tras tomarle declaración.
Foto: Enrique García Medina
En el marco de la causa judicial sobre el ataque a la vicepresidenta frente a su domicilio, para los investigadores gana terreno la hipótesis de que el plan fue elaborado por una organización, es decir, que Fernando Sabag Montiel y su novia Brenda Uliarte no estuvieron solos en su pretensión de matar a la vicepresidenta de la nación el 1° de septiembre. También consideran que hubo una planificación, que incluyó tareas de inteligencia en los días previos al intento de magnicidio. En ese marco, se produjeron nuevas detenciones y allanamientos. La jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo son los responsables del proceso. La vicepresidenta pidió ser querellante en la investigación y designó como sus abogado a Juan Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal.
Tanto Sabag Montiel como Uliarte fueron imputados por Capuchetti de «haber intentado dar muerte a Cristina Elisabet Fernández de Kirchner» con «la planificación y acuerdo previo entre ambos». La imputación suma el no tener la autorización para portar el arma con la que ejecutaron la maniobra; de haberse acopiado 100 balas; y el haber falsificado «certificados de discapacidad emitidos a su nombre por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires». A ambos se les ampliará la imputación por el hallazgo de nuevas pruebas que los incriminan. Como un intento previo de asesinar a Cristina Fernández, el 27 de agosto pasado. Hay chats entre Sabag Montiel y Brenda que dan cuenta de esa maniobra.
Sabag Montiel fue detenido en el momento del intento de homicidio. Uliarte fue apresada el 4 de septiembre. Si bien ella había dicho que no veía a su novio desde antes del ataque, se comprobó que ella estuvo con su pareja en el momento de la agresión. Fue registrada por distintas cámaras. También había afirmado que no sabía de la existencia del arma y hay imágenes que la muestran con la pistola. Se trata de la Bersa calibre 32 que contaba con 5 balas cargadas pero con ninguna en la recámara y que está a nombre de una persona fallecida. Está acreditado que el joven gatilló y el arma era «apta para el disparo», pero el asesinato no se concretó porque Sabag Montiel no corrió bien la corredera.
Mientras los investigadores acumulan cada vez más pruebas que comprometes a los dos detenidos amplían el foco de atención en el grupo de jóvenes que dice vender copos de azúcar, al que pertenecían Sabag Montiel y Uriarte; en una mujer con la que la pareja tuvo contacto pocas horas antes del hecho en un local de comidas de rápidas en Quilmes; y también en la custodia de Cristina Fernández, entre otros.
El grupo de quienes vendían supuestamente algodones de azúcar está compuesto por Nicolás Gabriel Carrizo, Sergio Eduardo Orozco, Miguel Ángel Castro Riglos, Lucas Acevedo y Leonardo Volpintesta. Por ahora declararon como testigos y aportaron sus celulares. Este grupo fue contactado por Brenda pocas horas después del ataque –se reunió con ellos–. Todos juntos con Brenda dieron una entrevista al día siguiente del hecho. Carrizo y Castro Riglos hablaron nuevamente luego de que Brenda fuera apresada. Luego del ataque, Uliarte también tuvo contacto con la nueva detenida del caso, una «muy allegada» a ella. Se estudia el rol de la nueva apresada en la planificación del ataque y en la ayuda que le pudo haber brindado a la joven de 23 años luego del atentado.
Justamente, Carrizo y Castro Riglos subieron mensajes amenazantes en las redes y aplicaciones de mensajería apenas se ejecutó el intento de magnicidio. Carrizo, por ejemplo, tres horas después de la agresión escribió en su estado de Whatsapp: «Seguro el próximo sos vos Alberto! Tené cuidado!» (sic). Castro Riglos reconoció en la entrevista con Telenoche que Brenda había hablado de matar a CFK.
También surge de la pesquisa que borraron de sus celulares chats que intercambiaron tras el intento de homicidio de la vicepresidenta. Y que el carro de algodones de azúcar aparece en los días previos al ataque en los alrededores de la casa de Cristina. Está acreditado con imágenes su presencia en el lugar los días 23, 27 y 28 de agosto. Se cree que el grupo estaba haciendo un relevamiento del lugar. La Justicia también investiga si usaban cuentas falsas para comunicarse.
El grupo de los copos de azúcar no es el único que está en la mira judicial. El 1° de septiembre, pasadas las 16, es decir, pocas horas antes de gatillar en la cabeza de la vicepresidenta, el agresor y su pareja estuvieron en un Mc Donalds del centro de Quilmes, donde una mujer que estaba sentada en una de las mesas del local dejó caer un papel y se retiró. Brenda recogió ese papel y se lo dio a Sabag Montiel que lo leyó y lo tiró al tacho de basura. Luego se fueron. Se intenta dilucidar quién es esa mujer.
También se analiza el rol de la custodia de la vicepresidenta. El Gobierno relevó a parte del personal que estaba a cargo de su seguridad el día del ataque. Los investigadores tienen diversas líneas de investigación abiertas.
Mientras todo esto sucede, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) avanza en el peritaje de los teléfonos celulares de los involucrados. Por ejemplo, en el de Uliarte se halló una carpeta «segura», es decir, con una coraza para impedir un acceso fácil a los archivos que allí estén guardados. Ya fue desencriptado. El teléfono de Uliarte fue clave para la tercera detención. Del estudio del aparato telefónico también surge interacción en grupos de chats de Telegram muy violentos.
El celular que Sabag Montiel tenía al momento del hecho (se cree que usaba más de uno) se reseteó a su estado de fábrica tras una serie de fallas a la hora del peritaje, lo que generó un cortocircuito entre la Policía Federal, el juzgado y la PSA. Se está intentando recuperar su contenido. El chip de memoria sí pudo ser peritado y está arrojando evidencia de utilidad para la pesquisa.
A esto se suman nuevos dispositivos secuestrados el 13 de septiembre en diversos allanamientos que se realizaron en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires.
Otra arista de la investigación es el entrecruzamiento de llamadas de los dos detenidos. Hasta la vecina de Cristina Fernández aparece mencionada en el caso porque el 28 de agosto, cuatro días antes del ataque, dejó entrar en su departamento a dos jóvenes vinculados a agrupaciones violentas antiK, que organizan escraches. En una manifestación a Casa Rosada que terminó con incidentes y que impulsaron esas agrupaciones estuvo Brenda Uliarte. Ocurrió el 18 de agosto pasado.
Quienes siguen de cerca la pesquisa entienden que Sabag Montiel y Uliarte no actuaron solos: «Tenían un motor en algún lugar», indicaron. Consideraron que además de una posible participación del grupo de los copos de azúcar hay más personas involucradas y un instigador ideológico o económico. «Hay mucha información para procesar», añadieron. Lo que evidencia que el caso seguirá arrojando novedades.