Política | Ambientalismo

Los enemigos de Milei

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Jorgelina Hiba

El Gobierno apuesta al crecimiento económico de la mano de nuevas y más agresivas explotaciones de los recursos naturales. Conflictos y amenazas.

RIGI. Son pocos los movimientos que cuestionan las bases extractivistas del nuevo Régimen de Inversiones.

Foto: Campaña Plurinacional No al RIGI

En tiempos de campaña electoral, y durante su gestión, el presidente Javier Milei repitió más de una vez que los ambientalistas son enemigos del progreso en general y de las ideas que defiende su Gobierno, en particular. Esto quedó evidenciado de manera clara en ocasión de la firma del Pacto de Mayo, que tuvo lugar el pasado 9 de julio en una muy fría noche tucumana, cuando 18 gobernadores escucharon al jefe del Ejecutivo explicar que si bien «Dios bendijo a la Argentina con una riqueza enorme en recursos naturales», hasta ahora los políticos «han escuchado más las demandas de minorías ruidosas de organizaciones ambientalistas financiadas por millonarios extranjeros, que la necesidad de prosperar que tienen los argentinos». Después de esa afirmación, remató: «Mi Gobierno busca dejar atrás esa demagogia buenista» que explica, en su visión del mundo, los problemas de pobreza y falta de desarrollo del país.

¿Es el ambientalismo, como actor social, el enemigo número uno del Gobierno libertario? Según reflexionó Graciela Klekailo, ingeniera agrónoma y responsable del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario, en Argentina volvió a instalarse «la falsa dicotomía» que opone cuidado del ambiente y desarrollo económico, «como si el cuidado del ambiente fuese necesariamente en contra de cualquier forma de producción y desconociendo las iniciativas que, asegurando la conservación de la biodiversidad y cuidando el ambiente generan puestos de trabajo y sostienen economías locales». 

«Esta falsa dicotomía no puede perdurar en el tiempo porque necesariamente hay que repensar nuestras formas de producción en virtud del cambio climático. El ambiente no se opone al desarrollo; sin cuidar el ambiente no hay progreso posible que pueda sostenerse en el tiempo», explicó la experta. 

Libertarios y negacionistas
El Gobierno argentino viene desmontando la institucionalidad ambiental que, con mayor o menor éxito, había sido construida en el país en las dos últimas décadas. Se eliminó el Ministerio de Ambiente y se degradó el rango de esa cartera a una Subsecretaría, que hoy orbita bajo el mando de Daniel Scioli, que también se ocupa de Deportes y Turismo, todo eso en el ámbito del Ministerio del Interior a cargo de Guillermo Francos. 

«La disminución de espacios de participación ciudadana, la delegación legislativa en materia de gestión ambiental de hidrocarburos y el otorgamiento de privilegios para las industrias extractivas a través de políticas de fomento económico sin mirada social ni ambiental ponen en riesgo los derechos ambientales de las generaciones presentes y futuras», alertaron decenas de organizaciones ambientalistas en un comunicado conjunto publicado justo antes de la aprobación en el Congreso de la Ley Bases.

Pacto de Mayo. En el acto, el presidente apuntó contra la «demagogia buenista» del ambientalismo.

Foto: NA

Para el abogado ambientalista Enrique Viale, no hay dudas de que para Milei el ambientalismo es uno de los «enemigos» a combatir durante el tiempo de su gestión. «El movimiento socioambiental fue el único colectivo social que nombró durante su discurso en Tucumán el 9 de Julio», dijo Viale, para quien esto se explica porque se trata del único actor social que cuestiona de raíz el modelo extractivista que se ve profundizado a partir del modelo de Milei con la Ley Bases y el RIGI (el régimen de promoción de inversiones extranjeras). «Es el único movimiento que cuestiona las bases mismas del extractivismo y que dice que eso trae más pobreza y más exclusión y que lo discute no solo por cuestiones estrictamente ambientales, sino también por sus nefastas consecuencias sociales y económicas. Ni siquiera la oposición lo dice con esa claridad, y creo que por eso aparece la intencionalidad de Milei de destruir o cancelar al ambientalismo, tal como lo dijo claramente en ese discurso», argumentó el abogado.

Un clima de época
Este discurso se ancla en un clima de época signado por los discursos de diferentes líderes mundiales de extrema derecha que repiten consignas parecidas y que van en la dirección de una especie de restauración industrialista o extractivista a nivel global, a modo de respuesta al crecimiento de la agenda ambiental en la opinión pública internacional durante la última década. Esa fue una de las marcas de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, de Jair Bolsonaro en Brasil y de partidos reaccionarios europeos de España, Italia y Holanda. 

En la opinión de Klekailo, para sostener el negacionismo climático que comparten varios líderes políticos mundiales se utilizan argumentos que pretenden desacreditar la autoridad de los científicos y enfrentar al ambientalismo. «Se niega la construcción de una agenda política ambiental y es el mercado el que fija la agenda política», dijo la ingeniera agrónoma en relación a las ideas que repite Milei, para agregar que en este punto hay una coincidencia con lo que ocurre a nivel internacional. «No sé si se trata de restaurar el extractivismo, sino de sostenerlo en sus niveles actuales sin cuestionamientos, lo cual ya es suficientemente negativo para el ambiente». 

La docente e investigadora subrayó que una de las corrientes del negacionismo climático a nivel internacional sostiene que tener planes de adaptación o mitigación del cambio climático es económicamente inviable y que no existen en la actualidad ni la tecnología, ni el conocimiento necesario para frenar emisiones o pensar planes de adaptación sin entrar en crisis económicas severas. «Es un desafío instalar el consenso que ya existe en la comunidad científica sobre el cambio climático antropogénico en el ámbito político donde todavía está en discusión, para poder generar las políticas públicas necesarias para enfrentar el calentamiento global», explicó Klekailo. 

Hiperextractivismo
César Massi es naturalista y tiene un vivero de plantas nativas en Bigand, en el centro sur de la provincia de Santa Fe. Forma parte de la Red Nacional de Humedales y desde hace años lleva adelante una prolífica actividad militante en defensa de la biodiversidad regional. Desde su visión, los ataques de Milei «eran esperables» ya que el movimiento socioambiental está en las antípodas de lo que plantea la doctrina libertaria.

«Nos consideran enemigos del progreso porque somos enemigos de esa idea de progreso, la idea del derecho de los grandes capitales nacionales o internacionales a expoliar territorios, llevarse riqueza y desalojar a gente del lugar donde vive. Es casi lógico que nos considere enemigos un Gobierno que defiende eso. Por eso no nos van a dejar pasar una, por más chiquita que sea», señaló el naturalista, para quien será la propia crisis climática la que impondrá límites al desarrollo.

Según Massi, el modelo propuesto por Milei y expresado tanto en la Ley Bases como en el Pacto de Mayo es el de un «hiperextractivismo» que va mucho más allá de un modelo de desarrollo basado en la extracción de recursos naturales: «Acá se les abrió la puerta –sentencia– a corporaciones que están robando y acumulando capital y que se apoyan en Gobiernos de ultraderecha, negacionistas, alejados de la evidencia científica, en los cuales los CEO se convierten en ministros o en funcionarios».

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