13 de junio de 2024
La Rosada celebró la aprobación en general y la luz verde a las facultades delegadas. El protagonismo de Villarruel, una calle movilizada, brutal represión y las miradas puestas en Diputados.
Empate. 36 legisladores votaron a favor y 36 en contra, lo que forzó la intervención de la vicepresidenta.
Foto: NA
Javier Milei consiguió el miércoles por la noche una victoria política en el Senado. Si bien la Ley Bases aprobada fue mucho más escueta que el proyecto original, en la Casa Rosada se encargaron de insistir en las últimas semanas con que la prioridad era mostrar hacia afuera, sobre todo de cara al Fondo Monetario Internacional (FMI), que el oficialismo es capaz de aprobar leyes. En definitiva, dar un gesto de gobernabilidad.
En la letra chica hubo algunos retrocesos, aunque muchos menos de los que esperaba la oposición. Con 38 diputados y siete senadores, La Libertad Avanza (LLA) logró aprobar una reforma legislativa ambiciosa, más acotada que la inicial, aunque eso no será determinante: Milei insistirá seguramente con los capítulos que perdió en el camino. Intentará hacer pasar algunos en los próximos meses con proyectos de ley particulares, mientras que para otros deberá esperar a las elecciones legislativas de 2025, en las que apostará a mejorar su composición en el Congreso.
La oposición le hizo frente a la Ley Bases en la votación general con los 33 votos de Unión por la Patria (UxP), el del radical Martín Lousteau y los de los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano, ambos afines al gobernador Claudio Vidal, una situación que dejó al recinto en 36 contra 36 votos y forzó el desempate de la vicepresidenta Victoria Villarruel, que aprovechó su centralidad con un discurso que ya había llevado escrito.
La ley salió en un clima enrarecido, con la represión de la movilización popular por parte de las fuerzas de seguridad. Pero en la Casa Rosada se celebró el resultado, como un signo de gobernabilidad, importante para mostrar como un logro de Milei en el exterior.
Plan canje
El debate en el Senado estuvo cargado de polémicas, que arrancaron en los días previos a la votación. Una de las más fuertes fue la sospecha del voto «comprado» de la neuquina Lucila Crexell, ya que se filtró dos días antes su nominación como delegada permanente de Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con sede en París.
Desde su monobloque Comunidad Neuquén, Crexell negoció con Milei el lugar que buscaba desde el inicio de la gestión. En enero de este año, la neuquina había sido muy crítica del DNU 70/2023 firmado por el Presidente. «Hubo una oferta y una aceptación, pero nada tiene que ver con la Ley Bases», aseguró en declaraciones mediáticas.
La otra polémica registrada antes del debate fue la de los dos senadores santacruceños, que anunciaron horas antes de la sesión que no darían quorum, lo que a la senadora Gadano le valió amenazas personales y contra sus hijos. Después de votar en contra en la votación general, los santacruceños se levantaron de sus bancas para abandonar el recinto, dándole una ventaja al oficialismo con su ausencia.
Lousteau, otro de los protagonistas de la jornada, también votó en contra de la general, pero algunos opositores lo cuestionaron por haber dado inicialmente el quorum y facilitarle al oficialismo que la ley se debatiera.
El juego del semáforo
El Gobierno consiguió las facultades delegadas. Empataron 36 a 36 y volvió a definir Victoria Villarruel. Fue clave el voto a favor del radical Pablo Blanco, que pese a haberse manifestado en contra, al final se dio vuelta, diferenciándose de sus compañeros Maximiliano Abad y Martín Lousteau, y facilitando la aprobación de uno de los puntos más conflictivos de la ley. También se aprobó el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), en una victoria más holgada para el oficialismo, con 38 votos positivos y 32 negativos. En las horas previas se introdujeron modificaciones en varios artículos importantes y su luz verde tuvo tres votos de senadores de UxP: el catamarqueño Guillermo Andrada, la tucumana Sandra Mendoza y la jujeña Carolina Moisés.
En las horas previas al debate, el senador de LLA Bartolomé Abdala había anticipado en el inicio de la sesión, nuevas modificaciones al dictamen de las comisiones, es decir, cambios aceptados por el oficialismo para conseguir los votos de aprobación en general. Entre ellos, Abdala mencionó que no se disolverían organismos vinculados a la cultura; la eliminación de Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino y Radio y Televisión Argentina del listado de empresas a privatizar; la no derogación de la moratoria previsional y la reanudación de las obras públicas con financiamiento internacional que fueron paralizadas y presentan un alto grado de avance en su realización, facilitando también la votación de temas en los que el oficialismo no tenía luz verde.
Plaza Congreso. Las represión a las protestas incluyó gases lacrimógenos, balas de goma e hidrantes.
Foto: NA
Violencia en la calle
El debate estuvo marcado por la represión a los manifestantes, periodistas y diputados que permanecían afuera del Congreso. Entre detenciones y denuncias de infiltrados, las fuerzas de seguridad reaccionaron con camiones hidrantes y balas de goma que repartieron de modo indiscriminado. Los diputados de Unión por la Patria (UxP) Eduardo Valdés, Carlos Castagneto y Leopoldo Moreau fueron víctimas del gas pimienta, por lo que debieron ser asistidos. Las imágenes del operativo de seguridad generaron indignación y desataron cacerolazos en distintos puntos del país.
El Gobierno calificó a los manifestantes como «grupos terroristas» que quisieron gestar un «golpe de Estado». Felicitaron a las fuerzas de seguridad por «su excelente accionar reprimiendo a los grupos terroristas que con palos, piedras e incluso granadas, intentaron perpetrar un golpe de Estado, atentando contra el normal funcionamiento del Congreso de la Nación Argentina», dijo la Oficina del Presidente en un comunicado.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se mostró en la misma sintonía: «El operativo fue perfecto, no hubo pasividad frente a una violencia inusitada». Más tarde, en su cuenta de X (ex Twitter), amplió: «Fuimos a proteger el Congreso y nos respondieron con piedras e incendios. Nosotros respondimos de manera inmediata. Ahora pagarán uno por uno los daños causados y el auto quemado de Cadena 3, con una causa que no será leve. Porque con nosotros el que las hace, las paga».
Lo que vendrá
El próximo paso para el oficialismo será dar la discusión en Diputados para convertir al proyecto en ley. Así, el proyecto con cambios regresa a la que fue su cámara «de origen» para recibir su sanción definitiva. La Cámara Baja podrá ratificar todo el texto original, aceptar el nuevo texto o dar el visto bueno a algunos cambios y rechazar otros. Lo que no podrá hacer, en esta instancia, es introducir nuevas modificaciones a las que ya realizó el Senado en su condición de Cámara revisora.
Empoderado después del triunfo en el Senado, Milei afirmó que luego de la próxima votación en Diputados realizará una nueva convocatoria al frustrado Pacto de Mayo. En un comunicado de la Oficina del Presidente, en el que repitió que hubo «grupos terroristas atacando el Congreso» y señaló a «la casta política resistiendo y operando hasta último momento», afirmó que hará un llamado a gobernadores y dirigentes para «olvidar las diferencias políticas, abrazar las ideas de libertad y establecer diez políticas refundacionales» para la Argentina. «Este proceso culminará con la firma del Pacto de Mayo, un compromiso histórico para sacar a la Argentina del pozo en el que la han sumido las vendettas personales, los intereses mezquinos y la ideología pobrista de los últimos 100 años», sostuvo en su escrito.
En términos políticos, Milei necesitará sostener –y acaso ampliar– sus propias alianzas para la próxima etapa del Gobierno. Esto sucederá ante la amenaza latente de Mauricio Macri de empezar a dar algunos gestos de autonomía respecto al Gobierno. En su entorno indican que, una vez que el oficialismo tenga las «herramientas» necesarias para gobernar, el expresidente hará algunas críticas sutiles. Hasta ahora, la narrativa de Milei fue de confrontación contra la «casta» y la herencia del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. De ahora en más, deberá empezar a mostrar resultados de gestión.