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Milei en su laberinto

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Alberto López Girondo

Luego de poner en duda el histórico reclamo nacional por la soberanía de las Islas Malvinas, el presidente viajó a Estados Unidos en busca de una foto con Trump, que no consiguió. El Senado completó una semana complicada para la gestión libertaria.

2 de Abril. Milei avaló la autodeterminación de los kelpers, a contramano de la batalla diplomática que lleva adelante la Argentina.

Foto: NA

Fue una semana en un subibaja frenético para el Gobierno de Javier Milei. El lunes recibió una noticia que le permitió envalentonarse y volver a criticar a los economistas de todos los pelajes: el INDEC anunció que la pobreza afectó en el último semestre de 2024 al 38,1% de la población, 14,8 puntos menos que seis meses antes. El martes, sin embargo, los mercados le volvían a dar la espalda al ministro Luis Caputo, aunque el FMI afirmara que habría un adelanto fuerte de fondos, que redujo a 8.000 millones de dólares, menos de lo que reclama con desesperación «el Messi de las finanzas».

El miércoles el primer mandatario se ponía al borde de reconocer la autodeterminación de los habitantes de Malvinas, algo que ni el Reino Unido podría soñar. El jueves, el anuncio de nuevos aranceles de Donald Trump golpeó en los mercados globales y mucho más en una expuesta Argentina. El mismo día, el Senado generaba un revés para el oficialismo al rechazar por abrumadoras mayorías la designación de Ariel Lijo y de Manuel García-Mansilla a la Suprema Corte. El viernes Milei buscaba una foto con Trump que fuera entendida como un espaldarazo tanto por los mercados como por el directorio del Fondo. En las redes, mostraba el modo en que era alabado en la residencia de Mar-a-Lago por todos los popes ultraderechistas que se reunieron en una cumbre convocada por el 47º presidente de EEUU. Pero no mucho más.

Pobreza y liberación
A los hechos. Era esperable una baja en el índice de pobreza que registra el INDEC porque hay una ecuación bastante exacta entre esos guarismos y el nivel de la inflación. La medición del primer semestre del año pasado estuvo en 52,9% y era consecuencia de la brutal devaluación de diciembre y el reacomodamiento en los primeros meses de la gestión Milei-Caputo. La buena noticia, con todo, tiene sus bemoles. Por un lado, cierto que es menor de la que dejó el gobierno de Alberto Fernández, pero sigue en cuestión el modo en que se mide la canasta básica, ya que la composición del gasto en energía y transporte es mucho mayor por los incrementos liberados por el Gobierno. De allí que hay menos pobres, pero con mucho menos consumo en alimentos y bebidas. Alejados de estos datos, la tensión cambiaria se fue incrementando al tiempo que crecía el riesgo país en un escenario global teñido con las medidas arancelarias que anunciaba Trump y que puso en marcha el jueves, el «Día de la Liberación», según sus palabras.

La suba de las imposiciones a productos elaborados fuera de Estados Unidos generó fuertes debates porque si hay algo que va en contra de los sagrados postulados de Milei es un gravamen de esa naturaleza. Mientras Argentina elimina aranceles, Trump va en el camino contrario. Los malabares que intentó el vocero Manuel Adorni para explicar que en realidad el inquilino de la Casa Blanca no es proteccionista es para un sketch de la dupla Capusotto-Saborido.

Desde el mismo riñón paleolibertario, el mentor de Milei, Alberto Benegas Lynch (h) –que le otorgó el título de doctor honorario de su academia ultraliberal (ESEADE)–, fue al hueso y atacó a dos bandas: a políticas como las que en Argentina postulaba el fallecido Aldo Ferrer en su libro Vivir con lo nuestro y a la tradición liberal que atribuye a los «padres fundadores» de EE.UU. ¿Sabrá Donald Trump quién fue el eximio economista?

Lo concreto es que, para la Argentina, el presidente republicano aplicó el mismo arancel general básico para toda la región, con excepción de Venezuela. Esto es, el 10%. Igual que a las naciones que eligieron presidentes considerados «zurdos» por Milei y los suyos, como Chile, Uruguay, Bolivia, Colombia y Brasil. Al país bolivariano le impuso un 15%, menos que a México y Canadá, miembros de un mercado común económico con EE.UU. desde 1994. Si la esperanza de Milei es hacer acuerdos de libre comercio con Washington debería también anotar esto, sin chanzas de su vocero.

Islas y Corte
El 2 de Abril, el presidente leyó con bastante dificultad un discurso alusivo al 43º aniversario de la aventura con que la dictadura militar pretendía obtener reconocimiento popular, tras las matanzas cometidas desde el 24 de marzo de 1976 y en medio de una crisis económica causada por las políticas que aplicó el ministro José Alfredo Martínez de Hoz, tan similares a las actuales.

En el homenaje en el cenotafio de José de San Martín (al que días antes había llamado «Juan José»), tras arrojar sus características invectivas contra la dirigencia política nacional de varias décadas, el jefe de Estado lanzó una frase destinada a hacer historia: «Si de soberanía sobre las Malvinas se trata, nosotros siempre dejamos claro que el voto más importante de todos es el que se hace con los pies, y anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos por los pies a nosotros». Lo que fue interpretado como un reconocimiento a la autodeterminación de los habitantes del archipiélago, algo que va en contra del reclamo diplomático tradicional de la Argentina.

Las denuncias por «traición a la patria» cruzaron desde el discurso de algunos dirigentes opositores a una presentación judicial de agrupaciones de excombatientes de Malvinas. Incidentes en tribunales también enfrenta el presidente en Estados Unidos, aunque todavía no le hagan mella como para arruinarle un viaje a las cumbres extremistas. En tribunales de Nueva York se abrieron denuncias de estafa con la criptomoneda Libra. Esa no sería la peor novedad para Milei. Lo peor fue la confirmación de que el Senado de la Nación rechazó a sus dos candidatos a la suprema corte. El caso más controvertido es el de Manuel García-Mansilla: cuando se candidateó aseguró que no aceptaría ser designado en comisión, pero terminó jurando el 27 de febrero.

En este panorama, resulta imposible ocultar el descrédito en el que están sumidas las instituciones nacionales. El decreto de designación fue firmado por el presidente a horas de que se iniciara el período ordinario de sesiones del Congreso, y cinco días después de finalizadas las sesiones extraordinarias. Una «avivada» que superó el nivel de sumisión de muchos «garantes de gobernabilidad». Así, la vicepresidenta habilitó el debate de este jueves y no estuvo en el recinto porque había quedado a cargo del Ejecutivo por el viaje de Milei. El bloque en pleno de UxP, radicales y macristas sumaron los 51 votos contra García-Mansilla.

Cómo será el embrollo que el juez Ricardo Lorenzetti, que tiene mucho por guardar debajo de su alfombra, se permitió cuestionar al exrector de la Universidad Austral y de paso a sus dos colegas Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. «Yo nunca aceptaría ser designado por decreto», dijo.

Rosatti y Rosenkrantz habían inaugurado con Mauricio Macri el método de nominaciones a dedo que, al menos esa vez, se encauzó cuando el Senado los votó como corresponde constitucionalmente. Habrá que ver cómo sigue esta historia.

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