Política | ALIANZAS LOCALES EN JUEGO

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Alberto López Girondo

Neuquén y Río Negro eligieron gobernador en comicios signados por la conformación de frentes heterogéneos que no se referenciaron directamente con los armados nacionales.

Ganador. Rolando Figueroa en el festejo de una victoria ajustada pero histórica frente al MPN.

Foto: Walter Díaz

Por un momento, Neuquén pareció el centro del universo político argentino. Si bien junto con Río Negro abrieron el calendario electoral de 2023, en la provincia del yacimiento de Vaca Muerta se podía dar un cambio de paradigma que podría derramar en el resto del territorio. Finalmente, el exvicegobernador –y actual diputado nacional– Rolando Figueroa dio el batacazo y, por escaso margen, terminó con 60 años de supremacía del Movimiento Popular Neuquino (MPN). Pronto, muy pronto, los representantes del PRO a nivel nacional se subieron a la ola para declarar como propio el triunfo, una interpretación que tiene sus bemoles.
En Río Negro, sin embargo, el senador nacional y exgobernador Alberto Weretilneck se impuso por amplio margen sobre Aníbal Tortoriello, que sí salió a la cancha con la camiseta oficial del PRO, algo que no tuvo la misma repercusión ni en el partido macrista ni en los medios afines.
El mayor impacto de este domingo sin dudas fue el de Neuquén, una provincia rica en recursos energéticos y donde se asienta la gran esperanza para la llegada de dólares que necesita la economía nacional. Desde 1962 el poder político está en manos del partido fundado bajo el halo del peronismo, por entonces proscripto, y comandado desde el primer día por miembros de la familia Sapag. Que haya gobernado ininterrumpidamente durante seis décadas implica que lo hizo incluso durante las dictaduras que se sucedieron en el tiempo y tras el regreso de la democracia.

Por un dedo
Figueroa, de hecho, fue parte del riñón del MPN y acompañó a Omar Gutiérrez como vicegoberador entre 2015 y 2019. La cúpula partidaria –quizás debiera decirse el caudillo partidario, Jorge Sapag– le bajó el dedo pulgar para candidatearse en nombre de la agrupación a pesar de haber ganado las PASO en 2021 y designó con el índice a Marcos Koopermann.
Grueso error político: el contador público, de 54 años, vio que tenía posibilidades y tejió alianzas de lo más variadas aprovechando que las coaliciones nacionales tienen fuertes enfrentamientos internos locales y mediante un puñado de colectoras alcanzó casi el 36% de los votos, contra poco más del 33% del actual vicegobernador.
Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se apuraron a festejar el resultado obviando que Mario Pablo Cervi, de Juntos por el Cambio Neuquén, apenas obtuvo el 4,19% de los sufragios y que en el conteo final para Figueroa, la boleta del PRO –Lista 64– solo llegó a 4,43%. El partido creado por el ahora gobernador electo, Comunidad, consiguió 8,25% de votos. El resto de los apoyos fue de fuerzas contrarias al MPN, entre las que estuvo el Partido Socialista, el Frente Grande y sectores del peronismo desperdigados del Frente de Todos. La fórmula que iba con la marca de La Cámpora, Ramón Rioseco-Ayelén Gutiérrez, superó el 12% y quedó en tercer lugar.
«Como nos mostraron los muchachos de la selección en Qatar, estoy más convencido que nunca de que estamos ante un cambio de era», tuiteó Macri. «Celebro el cambio de rumbo que eligieron los neuquinos. No tengo dudas de que es el camino a la transformación del país», se sumó HRL, quien no dejó pasar el dato de que el comicio neuquino había sido con boleta única electrónica, «como lo vamos a hacer en la Ciudad de Buenos Aires».
La que salió a marcar la cancha fue Elisa Carrió, que sí se jugó por Cervi –como lo hizo la UCR– y consideró que el triunfo de Figueroa habilita muchos negocios laterales con empresarios de otros lugares, algunos vinculados con dirigentes del PRO». Luego acusó a Macri de querer romper con JxC para «estar con Javier Milei».
Weretilneck vuelve a gobernar Río Negro luego de un impasse de cuatro años –no pudo reelegir en 2019 porque la Constitución no se lo permitía– con el apoyo del sector peronista que se referencia en el también senador nacional Martín Doñate. Así, entre casi 31% y 11% del espacio de su colega en la Cámara Alta, llegó al 41,79% de voluntades contra el 25,13% de Tortoriello, que con el sello Cambia Río Negro sí tenía el aval del PRO y la UCR nacional.
El FdT, a su vez, no fue frente ni fue de todos, y Silvia Horne recibió el10,43% de los votos, Gustavo Casas el 4,75% y Aníbal Zamaro llegó al 3,31%. Por eso a esta altura no dejan de pasarse facturas. El que festejó aquí fue el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, con un fuerte guiño a la interna. «Río Negro volvió a respaldar a un proyecto que crece a partir de acuerdos», tuiteó.
El sector «libertario», en tanto, cosechó un 8% de sufragios en Neuquén, con el conductor televisivo Carlos Eguía, quien se quejó de que el ganador se impuso gracias a las colectoras, lo cual no deja de ser cierto. En Río Negro, a su vez, el candidato de Milei, Ariel Rivero, pasó por poco un 9%. A nivel perspectiva nacional no parece mucho, pero es el mismo piso que los partidos ultraderechistas europeos alcanzaron en sus primeras incursiones electorales.
El Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad quedó muy distanciado de la discusión. En Río Negro, Gabriel Musa terminó en séptimo lugar, con un poquito más del 3%, una cifra similar a la que en Neuquén logró Patricia Jure.

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