Política

OMC y ALCA europeo

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El proteccionismo ha estado vivito y coleando en las últimas décadas, a pesar de la importancia que otorgan los organismos internacionales al librecomercio. Aún más, los efectos negativos de la globalización sobre los trabajadores de casi todos los países, incluidos los centrales, están fortaleciendo nuevos vientos proteccionistas.
En este marco se desarrolla la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que intentará avanzar con la denominada Ronda de Doha, serie de negociaciones iniciada en 2001 que aún está estancada y no parece que tenga un futuro distinto. Estancamiento que surgió debido a que los miembros de la OMC –en especial la Unión Europea (UE) y de Estados Unidos– no llegaran a un consenso con otros países sobre los subsidios agrícolas.
En el contexto de la reunión, Mauricio Macri no solo hace un llamado a una mayor apertura, lo cual va en contra del espíritu proteccionista que hoy pervive, sino que intenta validarlo con actos concretos, nada menos que con la firma del Tratado entre el Mercosur y la UE.
Como en un altar del sacrificio para que ingresen las demoradas inversiones extranjeras, se estarían haciendo muchísimas concesiones a los miembros de la UE en contra de los intereses de los países latinoamericanos. Por ejemplo, ir liberalizando el comercio de productos industriales donde no tenemos ventajas, mientras que la UE solo ofrece cada vez menores cupos de compra de productos como carnes, oleaginosas y biodiésel.
Desde el gobierno argentino plantean que con el acuerdo, en diez años se llegaría a competir, por ejemplo, con los productos industriales polacos, turcos o rumanos. No casualmente, naciones con bajísimos salarios en dólares. Esta es una de las varias espadas de Damocles que penderán sobre nuestro país al firmar un verdadero «ALCA europeo».

 

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