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A un año de las primarias, el PRO y el massismo ya están en campaña, alineados detrás de sendos aspirantes a la candidatura presidencial. Cruces y traspasos de dirigentes en Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.

 

Tras los votos. Massa en Tigre con el diputado Darío Giustozzi. Macri y su aliado cordobés Aguad con vecinos de Marcos Juárez. (FR) (PRO)

Siempre es agradable recibir buenas noticias, aunque sean sólo indicios basados en apreciaciones prematuras, porque permiten mirar el horizonte con optimismo y afrontar con mejor disposición los obstáculos de un camino difícil y escarpado. Algo de eso le sucede a la dirigencia macrista, que está inmersa en una dura puja por la hegemonía del espacio conservador con el Frente Renovador liderado por el ex intendente de Tigre, Sergio Massa. La ola de repentina euforia que opacó algunas recientes frustraciones provino de una encuesta telefónica sobre una muestra de 400 casos realizada entre el 5 y el 15 de julio por la consultora cordobesa Novosud –de la que dio cuenta el sitio La Política Online– en la que se pronostica que Mauricio Macri ganaría hoy en la ciudad capital de esa provincia con el 19,5% de los votos. El socialista Hermes Binner y el ex vicepresidente Julio Cobos lo seguirían, cada uno de ellos con el 12,5% y el 10,5% de los votos, respectivamente, y el cuarto puesto lo compartirían el actual mandatario cordobés José Manuel De la Sota y el renovador bonaerense Sergio Massa. Daniel Scioli aparece al final con apenas el 9,2% de la intención de voto.
Otra temprana consulta, esta vez circunscripta al territorio bonaerense, encarada por la empresa Poliarquía sobre 918 respuestas telefónicas, y que tuvo amplio eco en los medios nacionales, resultó menos confortable para los partidarios del jefe de Gobierno porteño. Es que la instalación de la vicejefa de ese distrito, María Eugenia Vidal, como candidata a la gobernación de la provincia más grande del país, no será tarea fácil a juzgar por las cifras difundidas. El primer lugar, muy lejos del resto de sus oponentes, lo ocupa Martín Insaurralde, con el 39% de las preferencias, en segundo término está Margarita Stolbitzer del FAUNEN, con 16 puntos, tercero asoma Francisco De Narváez con 14, y recién después aparece Vidal, con un escaso 8% de las adhesiones.
Consultado sobre estos inesperados resultados, un connotado sociólogo que durante mucho tiempo se dedicó a este tipo de sondeos afirmó: «Las mediciones que pretenden predecir a tan largo plazo –si se considera la fluidez del panorama político actual– tienen un sinnúmero de condicionamientos que las convierten en poco útiles. Conviene recordar que pocos meses antes de los comicios de 2003, Adolfo Rodríguez Saá encabezaba todas las encuestas. En primer lugar, es obvio que importa mucho quién las paga. Un segundo factor que les quita precisión es que, en este caso, se realizaron cuando la mayoría de la población tenía la cabeza ocupada con el Mundial de Fútbol. En tercer lugar, las consultas telefónicas suelen contestarse a las apuradas y tienen mucha menor exactitud que las que se hacen cara a cara». Por otra parte, los más mencionados son casi siempre los que tienen mayor presencia en los medios. El romance entre Insaurralde y la modelo Jéssica Cirio, que ocupó un gran espacio en los programas televisivos, las páginas de espectáculos de los diarios y las portadas de las revistas del corazón, puede haber jugado un papel muy importante en su posicionamiento, y eso no se sostiene en el tiempo. Llama la atención, además, la relevante aparición de De Narváez, que carece actualmente de estructura política y eventualmente podría jugar para Scioli. Por último, hay que analizar bien las conclusiones que se sacan, que suelen ser muy sesgadas. Para tomar el ejemplo de Córdoba, la encuesta está circunscripta a la capital provincial y si se consideran los números de Binner y Cobos –aunque no son necesariamente acumulables– la primacía de Macri no parece tan clara.

 

Libro de pases
Como sea, el Pro está disfrutando del lento pero continuado desgaste del massismo que no ha podido fijar una posición única en temas tan significativos como el de la deuda con los fondos buitre, una limitación que también padece el FAUNEN. Macri, en cambio, ha sido terminante: hay que pagar lo que pidan y en los términos que los acreedores propongan, un posicionamiento que si bien lo enfrenta con lo que pensaría el 60% de la población –según sondeos que tienen parecidas limitaciones a los anteriormente considerados–, consolida su liderazgo sobre el otro 40% en disputa.
El principal problema que debe afrontar el macrismo sigue siendo el del armado nacional. En Buenos Aires –vital para cualquier postulante– ya no parece racional pensar en una alianza con los renovadores. Por el contrario, hay claras señales de que en un futuro inmediato las relaciones serán cada vez más conflictivas. En estos primeros rounds, la cosa es golpe por golpe. El diputado provincial Orlando Yans, un macrista ligado con el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, que ingresó a la Legislatura en las listas del Frente Renovador, anunció que formaría bloque propio con el nombre de Unión-Pro, en tanto el massismo le propinó un duro mandoble al intendente de Vicente López, Jorge Macri, al separar las aguas y restarle media docena de concejales al primo del alcalde porteño, dejándolo así sin la mayoría en el Concejo Deliberante local. La maniobra habría sido urdida por su colega de San Isidro, Gustavo Posse, que se alineó durante mucho tiempo con el macrismo, pero ya juega abiertamente con Massa y pretende controlar toda la zona norte del Conurbano, con la mira puesta en la gobernación.
En Santa Fe, la popularidad del ex Midachi Miguel Del Sel, que en su momento le otorgó al Pro una presencia que no tenía, determina que pueda llegar a sufrir las consecuencias de haber puesto todas sus fichas en el cómico. Sucede que, acostumbrado a la adrenalina de los grandes teatros y los festivales populares, el hombre se aburre mucho con los debates parlamentarios y ha decidido renunciar a su cargo para pujar por la gobernación el año próximo. Pero a la sociedad santafesina no parece caerle simpático que quienes están ocupando un cargo no culminen su gestión y ya estén pensando en subir un escalón más. Existe un inconveniente adicional de no poca entidad: Del Sel ha tejido su red de apoyos con la ayuda del peronismo ortodoxo que muy probablemente, llegado el momento, se encolumne con Massa en el orden nacional, y cualquier alianza del Pro con FAUNEN u otra fuerza no peronista lo puede dejar aislado. No obstante, lo complejo del panorama provincial impide formular pronóstico alguno.
Otro serio problema se plantea en Mendoza, donde los alicaídos demócratas que otrora fueran los dueños de la provincia y respaldaron al Pro en las legislativas del año pasado, se están replanteando un realineamiento. Decenas de dirigentes que han comenzado a mantener conversaciones orgánicas, afirmaron públicamente que Massa es la mejor opción para las presidenciales de 2015. Especulan, claro, con que la fortaleza de las apoyaturas del bonaerense les permita recuperar parte del espacio perdido en el ámbito local.
Córdoba, por su parte, sigue siendo conflictiva para el macrismo porque cualquier paso en falso puede ser fatal. Todo indica que cerrará un acuerdo con Oscar Aguad y Ramón Mestre, quienes ya han manifestado que la alianza FAUNEN no se reproducirá en esa provincia, por lo menos mientras la integre Luis Juez, pero habrá que observar con atención cómo mueve sus fichas el gobernador De la Sota –que coquetea con Massa pero no ha renunciado a presentar su candidatura presidencial en  las PASO– y cómo van a proceder los intendentes radicales del Interior, muchos de los cuales están disconformes con la deriva de derecha que ha tomado la UCR en el distrito y podrían gestar una alternativa política funcional a FAUNEN.
El cuadro se complica aún más con el abierto enfrentamiento entre los dos principales precandidatos a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, que se vería favorecido por el efecto arrastre si finalmente se concreta la unificación de la fecha de los comicios locales y nacionales, y Gabriela Michetti, primera en todas las encuestas, quien acaba de declarar que la mejor alternativa para su partido es que un radical complete la fórmula presidencial.

 

Indefiniciones
Tampoco el Frente Renovador las tiene todas consigo. Mientras Insaurralde sigue deshojando la margarita e irritando a los referentes que aspiran a la gobernación, sus economistas no terminan de ponerse de acuerdo en cuanto a las medidas más urgentes a aplicar en la coyuntura, lo que hace que el retroceso sea cada vez más evidente. Todavía el panorama dista de ser alarmante, pero los operadores del Frente Renovador saben que deben hacer algo pronto para evitar que sus posibilidades sigan deteriorándose.
Entre las cuestiones más urgentes a resolver sobresale la de homogeneizar, en la medida de lo posible, una fuerza tan heterogénea. «No puede ser –señalaba un dirigente de la primera sección– que cada uno diga lo que le da la gana y que los egos terminen imponiéndose a cualquier intento de organización». También se plantea la necesidad de recuperar espacio en los medios masivos de comunicación, aprovechando la simpatía que entre sus propietarios despierta la candidatura de Massa. «El tema del plebiscito por la reforma del Código Penal –añadió– fue un desgaste inútil, porque el oficialismo ya archivó la iniciativa y sin embargo se habla de reflotar la campaña, nadie sabe para qué. En el tema de los buitres, confundimos a todo el mundo, lo de la policía municipal fue un papelón y en el Parlamento no presentamos ningún proyecto que tuviera repercusión pública. Conclusión: sólo aparecemos en los diarios por la cuestión de las internas, las idas y venidas del libro de pases y la bronca de Darío Giustozzi porque si entra Insaurralde queda fuera de la carrera por la gobernación». Falta mucho todavía, pero todos los competidores saben que deberán actuar con mucha cautela para arribar a la meta porque, como decía Napoleón: «Se puede dar un primer impulso a las cosas, después ellas nos arrastran».

Daniel Vilá

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