Política | SALTA Y JUJUY

Pragmatismos locales

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Daniel Vilá

El panorama electoral en ambas provincias norteñas muestra alianzas y alineamientos que no tienen consonancia con el ordenamiento nacional. El límite de Morales: la reacción popular.

Sáenz. El gobernador de Salta fue reelecto en mayo por amplio margen.

Foto: Télam

Si hay algo difícil de pronosticar es el comportamiento que adoptarán los electorados de las distintas provincias del mal llamado «interior» en los comicios nacionales. Sucede que en esos distritos los ciudadanos suelen reaccionar de acuerdo con sus propias tradiciones familiares, los liderazgos locales, la influencia de los medios de comunicación masivos, el peso de las relaciones laborales –sobre todo en el caso de los empleados públicos– y cada vez menos según su adhesión a un partido político determinado. Mucho más cuando esos partidos han quedado reducidos a una referencia histórica y se rigen, por lo general, según los intereses personales de quienes los conducen. Las alianzas que no responden a coincidencias ideológicas sino a la necesidad de obtener los votos suficientes para conseguir más bancas, las continuas mudanzas dirigenciales y la creación permanente de nuevas organizaciones con el fin de integrarlas a frentes coyunturales contribuyen a que abunden los sellos de goma que distorsionan los análisis y confunden a los votantes y a los encuestadores.
Por otra parte, cuando existen caudillos con un peso sustancial, nada garantiza que la adhesión popular de la que gozan en sus provincias se traslade automáticamente a los referentes nacionales. Hay, entre ellos, quienes colisionan con oposiciones irreductibles y otros que están dispuestos a conformar una oposición a su medida. En Jujuy, el gobernador Gerardo Morales reformó la Constitución según sus intereses y ha logrado la aquiescencia de un sector del justicialismo –el PJ ha sido recientemente intervenido por respaldar la política autoritaria y represiva del mandatario radical–. Sin embargo, mientras se postula a la vicepresidencia en la fórmula encabezada por Horacio Rodríguez Larreta, Morales encuentra un límite en su tierra mediante la sostenida reacción popular que se opone a respetar una institucionalidad sometida a sus caprichos.

Receta salteña
Desde otra perspectiva –la excepción es el conflicto docente– el reelecto gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, está haciendo gala de una «muñeca política» que le permite cooptar o neutralizar a sus presuntos oponentes, lo cual está complicando aún más la ya difícil interna de Juntos por el Cambio (JxC).
El más cuestionado por «admitir la ingerencia de Sáenz» en la lid cambiemita es Miguel Nanni, a quien se acusa de actitudes rupturistas. Concretamente, este dirigente radical otrora estrechamente ligado a Gerardo Morales –quien prolongó «de facto» su mandato como presidente de la UCR salteña– ha cambiado de bando. Apoya ahora la candidatura de Patricia Bullrich y ha incluido en su boleta a la coordinadora de prensa de Sáenz, María Eugenia De Vita, quien defiende su postulación con este argumento: «Mis primeros pasos en política fueron siempre de la mano de Gustavo, pero él nos da la libertad de estar en el lugar donde nos sintamos cómodos y representados y yo hoy me siento representada por JxC. Si mis convicciones no estuvieran en ese lugar, yo no sería candidata por ese espacio». Una posición que ha sido respaldada de algún modo por el vicegobernador salteño, Antonio Marocco, quien tras expresar contundentemente su adhesión a la fórmula de Unión por la Patria, Sergio Massa-Agustín Rossi, puntualizó: «Salvo el sector que representa Javier Milei, las expresiones de las listas son una síntesis de lo que tiene el Gobierno, que está constituido por un frente provincial compuesto por peronistas, radicales, gente del PRO, por progresistas, por intelectuales y por gente que piensa, muchas veces, diametralmente distinto».
En las filas de Nanni causó sorpresa la ausencia en las listas de Virginia Cornejo, quien fuera integrante del desfalleciente Partido Renovador de Salta y lo abandonara para fundar el Partido Propuesta Salteña (PPS) de existencia virtual, para luego unirse a Juntos por el Cambio. Se supone que su ausencia no significa que vaya a apartarse de la política. Por el contrario, se postula como ministra de Turismo, en un eventual Gobierno de Bullrich.
A su vez, la lista «El cambio de nuestras vidas», que compite con la de Nanni en la interna de JxC, está encabezada por los precandidatos a diputados, Inés Liendo y Horacio Castillo, presidente del directorio de Recursos Mineros y Energéticos de Salta (REMSA), que apoyan la fórmula presidencial Horacio Rodríguez Larreta-Gerardo Morales, estuvieron furiosamente enfrentados y ni siquiera son salteños. Liendo es de Buenos Aires y Castillo de Córdoba.
En su columna del diario El Intransigente, la periodista Matilde Serra sostiene una opinión contundente sobre todas estas idas y vueltas: «Todo esto no es más que un apunte indiciario de una cuestión profunda que hunde sus raíces en la falta de buena política. Y no hay buena política porque el sistema ha perdido capacidad institucional cuando los candidatos que se proponen en lugar de camiseta partidaria ya parecen el Arlequín del carnaval, vestidos con retazos de aquí y de allá».

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