Política | PARO GENERAL

Protesta nacional

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Alberto López Girondo

La medida de fuerza registró un alto acatamiento, con impacto en todo el país. Las centrales sindicales denuncian un «ajuste brutal» mientras el Gobierno intenta minimizar el alcance del masivo reclamo.

Buenos Aires. En el centro porteño, imágenes similares a un feriado.

Foto: Getty Images

Apenas pasado el mediodía la evaluación, confirmada en el balance final de la jornada, era que el segundo paro general del movimiento obrero organizado contra el Gobierno de Javier Milei había sido contundente. Las calles de todos los barrios porteños y del Conurbano estaban a media máquina, solo con algunos comercios de proximidad abiertos, mientras que las estaciones de trenes y paradas de colectivos estaban desiertas. En el transporte automotor, las líneas de la empresa DOTA circularon entre otras causas por una interna en el gremio de la UTA, aunque las unidades llevaban muy pocos pasajeros. Similar panorama se percibía en ciudades de todas las provincias del país.
El primer mandatario había comenzado su día tuitero publicando una foto intervenida de la camiseta que le regaló hace unos días el titular de la FIFA. En el lugar donde decía «Milei 10», hizo escribir «Yo no paro». Sin embargo, se ausentó de la reunión de Gabinete que se realizó en la Casa Rosada, que fue presidida por su hermana, Karina Milei.
En tanto, el vocero presidencial, Manuel Adorni, en su habitual conferencia matutina dijo que el cese de actividades decretado por las centrales gremiales «atenta contra el bolsillo y la libertad de la gente» y manifestó que se habían recibido «1.932 llamados con denuncias a la línea 134 por extorsiones» de sindicalistas. Aunque no hay modo de confirmar sus dichos.

Movilización. En Córdoba las centrales sindicales realizaron una marcha en el marco de la huelga.

Foto: Daniel Cáceres


Pará la mano
La medida de fuerza convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) y las dos CTA (Autónoma y de los Trabajadores) en rechazo a la ley Bases y el paquete fiscal, que se están tratando en el Senado, redobla la apuesta tras la masividad del paro nacional de 12 horas con movilización del 24 de enero pasado y tiene como consigna convocante «Milei, pará la mano», título del comunicado conjunto de las centrales difundido ayer.
Allí se denuncia la aplicación de un «ajuste brutal» que «promueve la quita de derechos laborales», se critica la decisión del Gobierno de intervenir las paritarias, lo que «impide la adecuada actualización de los salarios», y señala que el oficialismo no tiene diálogo, «solo se vincula con representantes de intereses amigos». Para finalizar, el documento sostiene: «Convocamos y ponemos a consideración pública de todos los actores sociales e institucionales, la construcción de un programa de consenso multisectorial». «Los trabajadores reafirmamos nuestro compromiso y derecho a participar en el diseño de la sociedad a la que aspiramos».
En la conferencia de prensa realizada durante la huelga, uno de los secretarios generales de la CGT, Héctor Daer, señaló que «la contundencia del paro que vimos en el día de hoy demuestra que el Gobierno tiene que tomar nota y reconfigurar su política de ajuste».

Sin saldo
La gaffe del día quizás sea el pase de comedia que protagonizó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien tras haber calificado a la medida de fuerza como «el paro de la debilidad» y denunciar como «actos mafiosos» algunos incidentes con unidades de DOTA, subió a un colectivo en la estación de Constitución –junto con Mogetta–, como para demostrar que todo andaba como decían. Lo que mostró el video que pronto se viralizó es que el micro estaba con pocos pasajeros; pero lo más sugestivo fue que ella no tenía tarjeta SUBE y que la que un atento pasajero le prestó, no tenía carga. «No tiene saldo, viejo. Es un caradura, no tiene saldo», exclamó, con una sonrisa nerviosa y mirando al chofer. https://twitter.com/i/status/1788581625330020563
Más allá de este golpe de realidad de la excandidata a presidenta, el Gobierno se escudó en el DNU 70/2023 para asegurar que judicializará el paro. «Por primera vez en la historia, la Secretaría de Transporte va a descontar el día a las empresas que no ofrecen sus servicios», afirmó el secretario de Transporte. DOTA ya había emitido un comunicado para sus empleados en el que se amparaban en el decreto, que declara a ese servicio público como «actividad de importancia trascendental», para intimidar al personal que quienes quieran adherir a la medida de fuerza «lo hagan resguardando una reprogramación de los diagramas de servicios que nos permita cumplir con dichas prestaciones mínimas».
Ante este panorama, el Juzgado Nacional del Trabajo de Primera Instancia número 69 respondió a una acción declarativa contra la Unión Tranviarios Automotor presentada por un grupo de empresas del sector aseverando que «las disposiciones del capítulo laboral del DNU 70/2023 se encuentran suspendidas en su aplicación para todos los trabajadores y empleadores del país a partir del 3 de enero de 2024», al tiempo que le comunica «a la Secretaría de Transporte este pronunciamiento, a fin de que se abstenga de aplicar a las empresas aquí accionantes cualquier tipo de sanción».

Rosario. Alto impacto del paro en la ciudad santafesina.

Foto: Juan José García

Opiniones cruzadas
La actividad aérea estuvo casi completamente paralizada y fue total la ausencia de trenes y subterráneos en la región metropolitana. Como se había anunciado el miércoles, no hubo atención en los bancos de todo el país y tampoco hubo actividad en establecimientos educativos. Fue muy evidente desde temprano que el acatamiento era fuerte. Es que las decisiones económicas de Milei golpean por igual a los ciudadanos que viven de su trabajo. En el caso de los comerciantes, en los medios muchos afirmaron que abrían las puertas porque necesitan con desesperación cubrir los estratosféricos costos de luz, agua y gas.
Desde el llamado irónicamente «opoficialismo», el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, calificó a los líderes de la CGT y las CTA de «profetas de la decadencia» y el gobernador tucumano Osvaldo Jaldo, a punto de pegar el giro hacia LLA, declaró que los gremialistas «hacen paro para seguir durmiendo, y la verdad es que a la Argentina no la vamos a sacar descansando». Daniel Scioli, quien sí cruzó el desierto y ahora es secretario de Ambiente, Turismo y Deportes, señaló en el canal TN que «hay una presión al Gobierno porque a cinco meses de asumir es el segundo paro general. La que se perjudica es la gente. La gente que quiere ir a trabajar está de rehén porque no hay transporte, el empresario que tiene que poner en marcha su industria también».
El bloque del Unión por la Patria en el Senado, en tanto, adhirió al paro y no se presentó a debatir la Ley Bases. «En el sistema de vida democrático en la Argentina, está prevista la existencia de los paros. Está en la Constitución Nacional. El mundo occidental, democrático, liberal, de Europa, de Estados Unidos, todos prevén la realización de paros como una expresión de protesta de un sector de la sociedad», adujo el neuquino Oscar Parrilli. El tratamiento del proyecto en comisión pasó para el próximo lunes. 

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