Política

Recalculando

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La correlación de fuerzas parlamentarias a partir del 10 de diciembre y el nuevo mapa político. Claves del resultado electoral. Proyecciones anticipadas hacia las presidenciales de 2015.

 

Comicios 2013. En un padrón de 30 millones de electores, el nivel de participación en todo el país fue superior al 75%. (Télam)

Como sucedió tras las primarias, el resultado del 27 de octubre abrió una disputa interpretativa en la que cada actor tiene su propia lectura del escrutinio y así se mostró en la noche posterior al comicio. Con la excepción del despoblado centro de cómputos de Francisco de Narváez, cada uno de los lugares de reunión de candidatos ostentó un clima, en mayor o menor medida, festivo o celebratorio. Sin embargo, no se pueden soslayar datos concretos que relativizan cada uno de los triunfalismos, espontáneos algunos, guionados otros. Sobrios y con esforzada felicidad unos, con coreografías, globos y papelitos, otros.
El oficialismo, en primer término, celebró la consolidación de su liderazgo como primera fuerza nacional y la preservación del quórum propio en ambas cámaras. Lo hizo en un estrado que contenía a los ministros del Gabinete nacional, encabezados por el vicepresidente Amado Boudou, los principales candidatos en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, y la participación vía teleconferencia de los gobernadores que refrendaron títulos con holgura: el chaqueño Jorge Capitanich, Sergio Uribarri de Entre Ríos, el tucumano José Alperovich y el senador Miguel Ángel Pichetto, ganador en Río Negro. El gobernador bonaerense Daniel Scioli, en tanto, reafirmó su intención de ser candidato a presidente en 2015, algo que no es bien visto por vastos sectores del kirchnerismo, y además deberá procesar la derrota en su jurisdicción, luego de una campaña en la que fue protagonista principal.
La nueva correlación de fuerzas parlamentarias significa para el kirchnerismo un escenario de gobernabilidad para los dos años finales del mandato de Cristina Fernández, ausente en el tramo final de la campaña por sus problemas de salud. El Frente para la Victoria defendía en Diputados las bancas ganadas en 2009, su peor performance electoral, por lo cual, pese al evidente retroceso en la cosecha de votos respecto de 2011, pudo no sólo renovar las bancas que vencían, sino ganar algunas más. Distinto fue el caso del Senado. Aquí el kirchnerismo, si bien ganó, junto con sus aliados, 14 de las 24 bancas que se disputaron, quedó en el total de la cámara con un ajustado control del quórum.
Con todo, pese a que el conteo a nivel nacional determina que el FPV es la fuerza más votada del país, no puede soslayarse que fue derrotado en los 5 distritos más poblados de la Argentina: provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que en conjunto reúnen el 67% del padrón. Especialmente hizo mella en el oficialismo la derrota sufrida en su principal bastión electoral, el Conurbano bonaerense, donde salvo en 4 partidos, resignó el primer lugar en el escrutinio a manos del Frente Renovador.
El escenario, al cabo, se puede definir citando a Mario Wainfeld, periodista de Página/12: «Un oficialismo, muchas oposiciones». Porque los ganadores en estos cinco distritos fueron cinco fuerzas políticas distintas. De ahí que las lecturas abiertas luego del 27 de octubre deben ser cuidadosas a efectos de no dejar de lado ninguno de los aspectos fundamentales que se deben en tener en cuenta.

 

Bonaerenses y porteños
Tras su triunfo por amplio margen en la provincia de Buenos Aires, Sergio Massa avisó que intentará un armado nacional. «Millones de votos nos obligan a empezar a cruzar la frontera y recorrer la Argentina», dijo en su primer discurso luego de las elecciones. El Frente Renovador, basado en referentes del PJ no kirchneristas, un grupo de intendentes que rompieron con el FPV y dirigentes macristas que se integraron a las listas pero no seguirán perteneciendo a este espacio, constituido pocos días antes de la fecha de cierre de presentación de listas, resultó eficaz para vencer al oficialismo en el territorio donde es más fuerte. Lo cierto es que a partir de diciembre contará con un bloque de 20 diputados, sumando a los que obtuvo en la elección bonaerense, algunos del PJ disidente que se sumaron a su espacio, que incluye, entre otros referentes, a Juan José Alvarez, ministro de Seguridad durante la presidencia de Eduardo Duhalde, Luis Barrionuevo y su esposa Graciela Camaño, el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el senador santafesino Carlos Reutemann, quien puede jugar un rol importante en el armado massista. El intendente de Tigre deberá disputar espacios hacia 2015 con otros justicialistas opositores al kirchnerismo: es el caso del cordobés José Manuel de la Sota, que ganó las elecciones  en su distrito por escaso margen, a tal punto que repartió bancas en partes iguales con los radicales y el kirchnerismo cordobés duplicó su cosecha en la provincia. Aun así, no resigna sus pretensiones presidenciales, aunque está claro que no podrá encarar un  proyecto nacional en soledad, y como para mostrar cordialidad con quienes podrían ser futuros aliados, envió felicitaciones al mendocino Julio Cobos, al santafesino Hermes Binner, al bonaerense Sergio Massa y al porteño Mauricio Macri. Otro actor que quizás participe en las tenidas del PJ no kirchnerista es el chubutense Mario Das Neves que arrasó en su provincia superando por casi 30 puntos al Frente para la Victoria.
Por su parte, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, aprovechó el festejo por el triunfo obtenido en la ciudad –en el que mucho tuvo que ver Gabriela Michetti, senadora electa por amplio margen– para lanzar su candidatura presidencial para 2015. Los memoriosos recordarán que algo similar ocurrió el 29 de junio de 2009 cuando, luego de la victoria en la ciudad y en la provincia –en aquella oportunidad de la mano del hoy derrotado Francisco De Narváez–, salió a relucir el cotillón macrista preanunciando una postulación en 2011 que luego no se hizo realidad. El desafío para el Pro sigue siendo transformarse en una fuerza nacional. En tal sentido, el escenario actual lo muestra en mejores condiciones que hace 4 años ya que, pese a que la cosecha de votos a nivel nacional no alcanza el 10%, tendrá por primera vez representación en el Senado, con un bloque de tres integrantes, y en Diputados llegará a la veintena de legisladores, sumando a los tres que ingresaron en las listas de Massa pero que formarán parte del bloque presidido hasta ahora por Federico Pinedo. Buscando la instalación de un espacio propio, Macri salió rápidamente a confrontar con quien entiende que compite por el mismo electorado: Sergio Massa. El jefe de Gobierno señaló que su partido es «la renovación en serio» y anunció que las listas de Pro en 2015 no incluirían a ningún ex integrante del gobierno kirchnerista, en clara alusión al tigrense. La respuesta no demoró: Massa, dijo que hablar de 2015 es «faltarle el respeto a la gente».

 

Vista al frente
Del lado del radicalismo, la estrella del ex vicepresidente Julio Cobos brilló por encima del resto a partir del holgado triunfo obtenido en Mendoza. Para muchos analistas, el resultado electoral reflejó una buena performance del centenario partido, lo cual es parcialmente cierto, ya que junto con sus aliados se posiciona como la segunda fuerza política del país. Pero al mismo tiempo, la UCR resignó cuatro bancas en el Senado, fundamentalmente por sus derrotas en provincias donde fue protagonista desde 1983: Río Negro y Entre Ríos.
En la alianza que el radicalismo mantiene con el socialismo y otras fuerzas, sobresale el triunfo de Hermes Binner en la provincia de Santa Fe. El socialista es número puesto para repetir el intento presidencial de 2011, cuando fue segundo muy lejos de la actual Presidenta. Si se mantiene la entente, Cobos y Binner deberían hacer uso, quizás, del mecanismo de las PASO, herramienta vigente desde la sanción de la reforma política pero que, salvo en un puñado de casos
–el más impactante fue el de la alianza UNEN en la ciudad de Buenos Aires–, no fueron aplicadas para dirimir candidaturas internas. Justamente los líderes de UNEN, Elisa Carrió y Fernando Solanas, también insinuaron aspirar a una candidatura nacional. Queda por ver si una alianza tan heterogénea logra sobrevivir hasta mediados de 2015 y sus integrantes se allanan a participar de una interna abierta. Si este fuera el caso, la base electoral con que cuentan, tomada en conjunto, supera los 5 millones de votos, un piso nada desdeñable para pensar una proyección opositora por fuera del justicialismo disidente y el macrismo.
Una de las notas salientes del pronunciamiento popular fue la performance del Frente de Izquierda que superó largamente el millón de votos en todo el país y contará, a partir del 10 de diciembre, con una bancada de tres diputados nacionales. La izquierda obtuvo notables resultados en provincias como Salta, donde triunfó en la capital provincial, Mendoza, Córdoba, Santa Cruz y Buenos Aires, provincia y ciudad. Además de los tres legisladores nacionales, el conglomerado integrado por el Partido Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas e Izquierda Socialista, logró escaños en legislaturas provinciales y concejos deliberantes. La vocación frentista que lograron plasmar en esta oportunidad partidos que otrora priorizaban caminos individuales potenció sus posibilidades y quedó ratificada cuando los integrantes del bloque anunciaron que rotarán las bancas entre los miembros de las tres fuerzas que integraron las listas.
La valoración del resultado electoral, en lo que hace a su proyección de la carrera presidencial anticipada, instala una disputa quizás demasiado apresurada y de final abierto. La insistencia de analistas políticos y dirigentes opositores acerca de un inminente fin de ciclo no se condice que lo que muestra la correlación de fuerzas en el Congreso Nacional que se plasmó luego del conteo de votos. El oficialismo retuvo el manejo de los principales resortes del Poder Legislativo aunque no faltan quienes auguran el salto de algunos integrantes de las bancadas oficialistas hacia otros espacios, especialmente el Frente Renovador. Si bien existen antecedentes cercanos de corrimientos teñidos de pragmatismo en el peronismo, de igual modo vale la trayectoria del kirchnerismo como espacio político que ha sabido afrontar escenarios complejos y revertir momentos de retroceso, sin ir más lejos, la batalla por la resolución 125 en 2008 y el traspié electoral bonaerense en 2009, con el mismísimo Néstor Kirchner como cabeza de lista, dieron lugar a similares especulaciones respecto de fin de ciclo que fueron desmentidas por la realidad.
De ahí que aquellos que parecen ansiosos por establecer el final de una etapa y determinar quiénes serán los que abran la siguiente pueden caer en errores de cálculo fruto del apresuramiento. Por caso, para el analista político Rosendo Fraga, a quien no se le puede adjudicar simpatía alguna con el kirchnerismo, no es tiempo de especular con candidaturas presidenciales hacia 2015. A su juicio, «dos años son mucho tiempo en política y en los casos de Alfonsín, Menem y Kirchner, ninguno era el candidato probable 24 meses antes de sus respectivas victorias electorales. No es un pronóstico de lo que sucederá, pero sí un antecedente a tener presente».

Jorge Vilas

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