Política | MASIVO RECLAMO POPULAR

Resistencia al ajuste

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Mirta Quiles

Una multitud en todo el país manifestó su rechazo a las reformas impulsadas por el oficialismo con la anuencia de la oposición «amigable». El músculo de la movilización, en forma.

Congreso. La plaza histórica colmada por miles de manifestantes que escucharon los discursos de Moyano y Daer.

Foto Télam

A horas de que el oficialismo en la Cámara de Diputados, con el respaldo de bloques opositores «dadores de gobernabilidad», lograra emitir un dictamen favorable al proyecto de ley ómnibus en el plenario de comisiones, las calles de la Ciudad de Buenos Aires y de muchas localidades de todo el país (Mar del Plata, La Plata, Córdoba, San Carlos de Bariloche, Corrientes, Mendoza, Viedma, San Miguel de Tucumán, Posadas, San Salvador de Jujuy y La Rioja, entre otras) se colmaron de miles y miles de personas que se manifestaron contra el DNU y la ley impulsada por el Ejecutivo nacional.
En la convocatoria a paro y movilización número 43 desde el regreso de la democracia, una multitud de columnas de gremios, organizaciones sociales, políticas, culturales y organismos de derechos humanos, pero también de «sueltos» afectados directa o indirectamente, colmó las calles porteñas desde Avenida de Mayo y 9 de Julio hasta las puertas del Congreso Nacional, desde antes del mediodía, en una tensa calma surcada por las amenazas de la implementación del denominado «protocolo antipiquetes», el programa estrella de la ministra de Seguridad nacional, en el marco de la propuesta oficial de criminalizar la protesta. De hecho, su aplicación en la jornada solo se dirigió a intentar un bloqueo a columnas que se dirigían al Congreso. Por ejemplo, las fuerzas de seguridad comandadas por Bullrich cortaron el Puente Pueyrredón –algo que supuestamente debían evitar– para que no pasaran manifestantes que caminaban hacia la concentración. Lo mismo ocurrió con las conexiones entre ferrocarriles y subtes, bloqueadas por quienes en teoría debían velar por la libre circulación.

Color y calor. En la capital jujeña se hizo oír el rechazo al modelo libertario.

Foto: Télam

El dirigente del sindicato de Camioneros y cotitular de la CGT, Pablo Moyano, fue el primer orador que se dirigió a la multitud remarcando que cada vez que un gobierno neoliberal llega al gobierno ajusta el salario de los trabajadores y de los jubilados. Al referirse al proyecto para volver a imponer el impuesto a las ganancias a los trabajadores de la cuarta categoría, Moyano afirmó: «Si son tan guapos, pónganle un impuesto a las grandes fortunas, pónganle retenciones al dinero, no a los trabajadores». A continuación, remarcó que «esta ley de reforma laboral la escribió Paolo Rocca, la escribió Mercado Libre» y agregó que «no se pueden privatizar las empresas del Estado, para vendérselas a los amigos». Por último, se dirigió a los diputados peronistas y dijo: «En el hotel Savoy no pueden decidir qué empresas se venden o no. No pueden votar esta ley, que va a dejar miles de trabajadores en la calle. La patria no se vende. La patria se defiende».

Con la Constitución en la mano
A su turno, Héctor Daer, dirigente de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad de Argentina (FATSA) y triunviro de la CGT, comenzó su discurso señalando directamente a los diputados. «Venimos a defender la patria, venimos a defender la democracia. En sus manos está la posibilidad de poner en caja a la democracia reivindicando la división de poderes. Venimos con la Constitución en la mano, que dice que los derechos son progresivos y con esa Constitución en la mano venimos a verlos. Ningún diputado o diputada puede hacerse el distraído de lo que estamos discutiendo». Tras señalar que si se criminaliza la protesta el Gobierno va a tener que enfrentar la oposición no solo a nivel nacional, sino también en el ámbito internacional, Daer afirmó: «Desregulan la economía con el DNU, pero esencialmente van contra cuatro conceptos: van a destruir los derechos individuales de los trabajadores, los derechos colectivos, quieren destruir los sindicatos y nos quieren quitar la posibilidad de la acción gremial sindical en un momento de gran desigualdad en la sociedad. Será porque quieren más privilegios para los que más tienen y los que más ganan».
«Quieren destruir el Estado porque es el único que permite el equilibrio social y la distribución de la riqueza. Van por todo eso, por destruir los sindicatos, por destruir la cultura, por destruir el Estado para llevar adelante su plan. Que no nos tomen por idiotas cuando nos quieren convencer de que cambiaron un poquito. Por eso les decimos: “Nada se construye con palos”», agregó. Y para cerrar, sostuvo: «A los diputados les decimos que actúen según su mandato popular, que los miren a todos ustedes a la cara, a los ojos, y que actúen en consecuencia, y que no estén en la oscuridad recibiendo mandatos o agazapados porque les dijeron que son sádicos y coimeros. Nosotros acá los venimos a bancar para que banquen al pueblo».

Corrientes. En las marchas se congregaron trabajadores, estudiantes, representantes de la cultura y los derechos humanos, entre otros.

Foto: Télam

Minutos después de terminado el acto y en plena desmovilización pacífica de miles y miles de personas, la CGT publicó un documento titulado «En defensa de los derechos civiles, sociales y laborales de nuestra Nación». «Hoy vemos cómo el Gobierno busca romper con el contrato social mediante políticas y reformas que solo buscan avasallar los derechos y conquistas del pueblo argentino. Reafirmamos nuestra convicción sobre la importancia del diálogo social como la única herramienta para crecer con equidad, y que permite elaborar una estrategia sustentable para lograr desarrollo, producción y trabajo digno, con justicia social», sostiene para comenzar. Tras enumerar las razones en contra del DNU y la ley ómnibus, el documento señala: «Las sociedades se transforman con diálogo y consenso. En cada sector social, económico y productivo hay interlocutores legítimos para ofrecer opiniones valederas; no se pueden imponer cambios de semejante envergadura y de tan variada temática en plazos perentorios bajo amenaza de sufrir consecuencias económicas más severas aún».
El músculo para protestar y movilizar de sindicatos, partidos políticos, movimientos sociales, culturales y de derechos humanos, entre otros, para enfrentar las políticas implementadas por el Ejecutivo se puso en marcha. Y mostró su capacidad, superando incluso expectativas propias y ajenas. Los discursos de los dos representantes de la CGT interpelaron a los diputados que en los próximos días deberán debatir el megaproyecto oficial.
Más allá de que acaso suene a una romantización de la movilización, parafraseando a la escritora Raquel Robles: «Lo que sí podemos dar por cierto es que la soledad es una derrota brutal. Y que las utopías no se cazan con corazones solitarios».

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