Política | ELECCIONES 2026

Un respaldo inesperado

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Alberto López Girondo

Reconfiguración del escenario político tras un resultado sorpresivo y contundente: el oficialismo superó el 40% de los votos a nivel nacional y ganó en la provincia de Buenos Aires. El efecto Trump y llamado de Milei a gobernadores.

Libertarios contentos. El presidente y sus principales funcionarios celebraron en la noche del domingo.

Foto: NA

Lo primero que se podría decir sobre las elecciones de medio término es que el resultado sorprendió incluso al oficialismo, que hasta un par de días antes se conformaba con un 30% de los votos y un tercio de los diputados. Si el 7 de septiembre el peronismo había aplastado a La Libertad Avanza con 14 puntos de diferencia en el principal distrito electoral de la Argentina, era inimaginable que apenas 49 días después fuera derrotado allí mismo, ajustadamente pero simbólicamente de una manera contundente.

En resumidas cuentas, Javier Milei obtuvo un aval impensado hasta días antes para concretar un modelo económico-político que llegó al 26 de octubre con la lengua afuera, sostenido por la ayuda del Gobierno de Estados Unidos. Si alguien debería haberse subido al escenario montado en el Hotel Libertador quizás fuera Scott Bessent, el secretario del Tesoro, o directamente Donald Trump, que a su manera se puso la cocarda: «¡Gran triunfo en Argentina para Javier Milei, un candidato maravilloso respaldado por Trump! Nos está dejando a todos en una buena posición. ¡Felicidades, Javier!», escribió en su red Truth

Una respuesta más acabada de lo que ocurrió este domingo llevaría algunas semanas de estudios e investigaciones de campo. Y quizás ni así se pueda llegar a alguna conclusión. De modo que cualquiera de las hipótesis que se puedan desmenuzar, en principio, tienen cabida. Es cierto que el porcentaje de participación fue el menor desde la recuperación de la democracia, un 67,9 %. El tema es cómo interpretar esas ausencias. Si son desencantados de la democracia argentina en general, debería ser una llamada de atención a la dirigencia política. Pero el ganador está más que conforme con ese estado de cosas y, además, en las últimas semanas reclamó con insistencia que los ciudadanos acudieran a las urnas. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, esta vez hubo unos 238.000 votantes más que en septiembre. Pero Fuerza Patria perdió ahora 262.000 votos y en cambio LLA, a pesar de haber llevado en la boleta la foto de un candidato que se tuvo que bajar, sumó más de 880.000 sufragios.

Tribulaciones bonaerenses
En la provincia de Buenos Aires el resultado desnudó críticas desde sectores kirchneristas contra la decisión de Axel Kicillof de desdoblar los comicios. Sin embargo, nada garantiza que todo hubiese sido diferente si los bonaerenses iban a las urnas para elegir legisladores provinciales y nacionales el mismo día. En todo caso, ese cruce obedece a la cuestión de fondo en el peronismo: cómo se rediseña si quiere ser una opción a la ultraderecha gobernante. Las internas que lo llevaron a perder en 2023 luego de un Gobierno que quedó atrapado en esas peleas lo siguen teniendo maniatado. Así y todo, en diputados mantuvo su poder de fuego: sigue con 98 escaños, y en el Senado si bien perdió seis bancas, sigue siendo el bloque mayoritario, con 28. Claro que en ese escenario Milei se convierte en el líder de estos tiempos. Bajo la férula de otro Gobierno ultra como el de Trump, enfrascados ambos en una cruzada conservadora internacional de la que Argentina es quizás el laboratorio más puntual. 

En el chisporroteo bonaerense se señala que esta vez los intendentes no se movilizaron porque en septiembre ya habían cubierto sus espaldas, y no tenían alicientes. Todo es tan efímero que hasta el viernes Kicillof pintaba como el candidato natural del peronismo para 2027 y ahora aparece cuestionado tras la derrota por apenas 46.600 votos, que fue la diferencia entre Diego Santilli y Jorge Taiana. En condiciones que, tras el empoderamiento de Milei, le serán más difíciles. Por otro lado, en los distritos que gobiernan los intendentes peronistas del Conurbano, ganó Fuerza Patria. Kicillof, si bien reconoció la derrota ante LLA, destacó que el peronismo sumó una banca en la provincia, donde renovaba 15 y consiguió 16. El mandatario provincial dijo que «la situación del pueblo no va a mejorar mientras sigan con las mismas políticas».

Sobre la injerencia estadounidense en estas elecciones, algo que la historia argentina llamaba a ver como un error político del Gobierno, acotemos que también resultó una demostración de que los tiempos cambiaron de manera dramática. Jaime Durán Barba, que supuestamente ostenta un amplio conocimiento del electorado argentino desde su paso como asesor -incluso «hacedor»- de Mauricio Macri, había dicho en una entrevista con el diario Perfil el 22 de septiembre que la ayuda de EE.UU. no iba a favorecer a Milei. «Argentina es el país más antinorteamericano del continente; la mayoría tiene antipatía hacia EE.UU.», dijo.

Sin embargo, esa precepción no es reflejada en una encuesta del Pew Research Center, un think tank no partidista estadounidense cuyos estudios son tomados seriamente, publicada en julio pasado, revela que el 43% de los argentinos consideran que EE.UU. es el más importante aliado del país. En el sexto puesto en una tabla que ocupa en primer lugar Israel, y apenas un poco menos que la consideración de los británicos (51%). El Brasil del Lula da Silva, que se le plantó este domingo a Trump en Malasia figura tres puestos más abajo, con 41% de apoyo. De ser cierto, tal vez también el voto del domingo fue para las alianzas férreas de Milei tanto con Washington como con el Gobierno de Benjamin Netanyahu.

Algunas cosas claras
Un Milei algo más moderado, aunque lanzando chicanas contra el kirchnerismo -un brulote que le dio resultado y al que recurrirá seguido, porque no tendrá un enemigo mejor en los dos años que le quedan de mandato- celebró haber pasado de 37 diputados violetas a 101 y de 6 senadores a 20. Al mismo tiempo, llamó a construir consensos para las reformas que pretende, y que estaban delineadas en el Pacto de Mayo, que tanto le costó que se firmara el año pasado. Ese llamado sin dudas obedece a los lineamientos del Gobierno de Estados Unidos, de las élites locales e incluso de los gobernadores a los que invitó a la «fiesta». Que no tendrán demasiadas razones para estar en contra, ya que, como fue el caso del grupo Provincias Unidas, terminaron derrotados en sus propios distritos. Los ejemplos más notorios fueron los del santafesino Maximiliano Pullaro -cuyo candidato quedó en tercer lugar, debajo de LLA y de la representante de FP- y del «cordobesismo», que buscaba pista con su líder, Juan Schiaretti, para un «camino del medio» dentro de dos años. Si algo quedó claro en esta ocasión, es que no es un campeonato para centro-delanteros, todo se juega por los laterales.

La otra interna caliente de la política nacional quedó por el momento despejada con lo que cantaron las urnas. Así, el –por ahora– moderado Milei agradeció a todo su Gabinete, sin olvidar ni al renunciante Gerardo Werthein, pero hizo subir al escenario a los se supone enemistados Santiago Caputo y su hermana. Antes, los primeros en hablar cuando ya se sabía que el resultado sería irreversible, fueron Karina Milei y Martín Menem, los dos más cuestionados por los medios y la oposición. Si EE.UU. y las acusaciones contra José Luis Espert ya no son mala palabra, parece que tampoco lo serán las acusaciones de coimas en la Andis y el sitial del sobrino del expresidente Carlos Menem en la presidencia de la Cámara Baja. Mauricio Macri, otro involucrado en esta movida pero que lo mira con la ñata contra el vidrio, aplaudió con manos rojas que el proyecto que desea que se vea como suyo, tiene posibilidades de cristalizarse.

Muchos en los medios resaltaron que es la primera vez en la democracia argentina que un Gobierno que acarrea denuncias de corrupción gana elecciones con una situación económica desastrosa. Habrá que ver ahora cómo se acomodan los comunicadores que en las últimas semanas perecieron despegarse de su comunión con Milei y ahora lo tienen nuevamente ganador. Y también habrá que ver si ese tono «acuerdista» le dura. Ya adelantó que del otro lado está el kirchnerismo, así, genéricamente. Ahora, «la casta» está adentro y va a ser más necesaria que nunca.

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Un respaldo inesperado

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