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Ruidos internos

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La decisión del Movimiento Evita de constituir un bloque por fuera del Frente para la Victoria consolida la fragmentación de la principal fuerza opositora. El rol de Sergio Massa y los aprontes para las elecciones legislativas del año próximo.


Ruptura. Leonardo Grosso, del Movimiento Evita, flanqueado por Remo Carlotto, Silvia Horne y Lucila De Ponti. (Télam)

 

Después de la derrota de noviembre de 2015 se fueron consolidando diferentes bloques legislativos, azuzados algunos por una astuta negociación de operadores macristas con gobernadores e intendentes del peronismo mediante la promesa de asistirlos para enfrentar las consecuencias de las medidas económicas del gobierno central. El «Lopezgate» desnudó las tensiones internas en el Frente para la Victoria y el alejamiento del Movimiento Evita encendió alarmas entre sus dirigentes.
En el Senado, el bloque conducido por Miguel Ángel Pichetto no logró disciplinar a su tropa en la mayoría de las votaciones de proyectos del Ejecutivo y solo su pasividad en esta compleja circunstancia le permitió preservar la unidad. En Diputados, en cambio, una decena de legisladores encabezados por Diego Bossio se negó en enero a acatar las directivas de Héctor Recalde y abrieron su propio bloque. Se dio así que Cambiemos, con una exigua bancada en ambas cámaras, se impuso ampliamente en distintas oportunidades con el voto de gran parte de los representantes kirchneristas. El caso más significativo fue el de la llamada «ley del arrepentido», que obtuvo la adhesión de 194 diputados y el rechazo de solo cuatro. Luego, los misioneros decidieron también hacer rancho aparte, y los tucumanos optaron por imitarlos.
El encuentro en Formosa de dirigentes, gobernadores e intelectuales peronistas fue un intento de atenuar enfrentamientos a partir de reivindicar los principios fundacionales del justicialismo. El documento consensuado subraya que «la derecha intenta imponer un modelo de Estado mínimo, un gobierno de ricos y gerentes de multinacionales», y puntualiza que la ampliación de derechos es uno de los ejes centrales de la Constitución de 1949.
Pero lo que sorprendió fue la determinación del Movimiento Evita de abandonar el bloque del FPV en Diputados con el argumento de que había que romper con el fin de reconstruir la unidad para alcanzar la victoria en 2019. Los voceros de la organización sostuvieron que esta ruptura es consecuencia de una cantidad de discusiones no resueltas y que el kirchnerismo es solo una parte del peronismo.
Sus críticos aseguran que se trata de una maniobra destinada a conformar una alternativa populista de derecha, junto con el Frente Renovador y grupos «liberalperonistas», como lo demostraría la presencia de su dirigencia en actos oficialistas, con el objetivo de obtener asistencia para sus movimientos sociales. En este análisis, el Evita contribuiría a construir un nuevo bipartidismo en el cual ambas fuerzas –Cambiemos y el renovado PJ– aceptarían los presupuestos básicos del neoconservadurismo aunque desde diferentes perspectivas. El enfrentamiento alcanzó niveles altos de tensión entre Diana Conti y Emilio Pérsico.
Sergio Massa, según sus allegados, se muestra eufórico por desempeñar un papel relevante en la conducción del nuevo PJ, convencido de que su decisión de consensuar la agenda parlamentaria con el oficialismo lo ha posicionado inmejorablemente. Uno de sus lugartenientes, Felipe Solá, que conserva un interesante caudal electoral en la provincia de Buenos Aires, es más explícito: «Me imagino la unión del peronismo como una posibilidad cierta». Sobre el gobierno de Macri, señaló: «No va a haber tercer, cuarto o quinto semestre donde saldrá el sol. Pasar el desierto es hambre, es chicos fuera de la escuela, es desnutrición, es renunciar al trabajo de calidad».
En el macrismo, los dirigentes bonaerenses saben que una derrota en las legislativas de 2017 podría significar una catástrofe y, por tal razón, María Eugenia Vidal –según el sitio La Política Online– habría propuesto a Macri la división del partido de La Matanza en cuatro municipios. El padrón matancero es de un millón de votantes, y en los últimos comicios la diferencia entre el FPV y Cambiemos fue del 30%. Allí, el oficialismo no tiene referentes convocantes y la intendenta, Verónica Magario, goza de un alto nivel de popularidad.
Este operativo, destinado a debilitar al justicialismo, comenzaría a tratarse en la comisión de Asuntos Municipales de la Cámara Baja, cuyo titular es Juan Andreotti, del Frente Renovador. Se afirma que el massismo prefiere un amplio acuerdo político, lo que podría postergar la determinación hasta 2019.
  Estas jugadas de Cambiemos y la protección mediática de la que goza su gobierno difícilmente consigan diluir el malestar social por el ajuste, el tarifazo, la pérdida del valor de las jubilaciones y el deterioro del 11% en el poder adquisitivo de los salarios. El cuadro, que se agravará en los próximos meses por la crisis de las terminales automotrices y las autopartistas, influirá decisivamente en el rumbo de la todavía principal fuerza opositora. De allí que sea prematuro extender certificados de defunción. No pocas veces el peronismo en general, y el kirchnerismo en particular, han logrado recomponerse después de una derrota.

 

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