Política | La gobernabilidad de Milei

Un enigma

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Demián Verduga

La escasa presencia de legisladores propios en el Congreso y la falta de poder territorial obligan al futuro presidente a buscar alianzas. La dependencia mutua con Macri y el rol de los gobernadores.

Diez distritos. Los mandatarios provinciales de Juntos por el Cambio pretenden constituirse en un polo de poder para negociar con el Gobierno.

Foto: NA

El presidente electo de extrema derecha Javier Milei es un fenómeno inédito en la política argentina. Un hombre que saltó de los sets de televisión a la presidencia de la nación en cuatro años y que jamás gobernó nada. Está muy lejos de las carreras políticas tradicionales, en las que para ser presidente antes había que haber sido gobernador o intendente. Y en el caso del radicalismo, por su propia cultura, haber sido presidente del partido ganando las internas. El líder de la Libertad Avanza no fue nada de eso.
Milei puede ser un presidente débil desde el punto de vista institucional. De los 24 gobernadores que tiene el país –incluyendo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires– no hay uno solo que sea propio. De las más de 2.000 intendencias solo hay tres en manos de su partido.
En la Cámara de Diputados cuenta con 37 escaños sobre 257 y en el Senado con 7 de 72. No se trata solo de la debilidad que esto implica para aprobar leyes, hay un punto más urticante: Milei puede ser un presidente a tiro de un juicio político, ya que con dos tercios de ambas Cámaras se lo puede impulsar.
Esta debilidad es la que genera su ultradependencia de Mauricio Macri, que promete aportar 40 diputados en la Cámara Baja y unos 10 senadores en la Alta. Con eso, al menos, se bloquea la posibilidad en Diputados de que avance una potencial iniciativa de remoción, que está dentro de la Constitución y forma parte de todos los sistemas de democracia presidencialista.
La dependencia de Macri y Milei por ahora es mutua. Para el expresidente, un fracaso de su delfín sería un golpe mortal para todo su proyecto de acumulación de poder y Milei necesita del fundador del PRO para tener un mínimo plafón. Esto hace suponer que más allá de los ruidos de estos días, nombres que suben y bajan, tironeos por puestos estratégicos, negociaciones a varias bandas, el presidente electo y Macri terminarán pactando. Se necesitan para sobrevivir.
Milei ha ensayado también acercamientos con sectores del peronismo para ampliar su base de sustentación y reducir la Macri-dependencia. Pero resulta poco probable que el PJ pueda aportarle un volumen como el que le ofrece el macrismo, que fue su aliado en el balotaje.  

Mapa federal
El entramado territorial es otro capítulo. El mapa de poder subnacional en Argentina quedó del siguiente modo: el peronismo y aliados se quedaron con ocho provincias: Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Salta, Catamarca, La Rioja, Misiones y la de Buenos Aires, en la que vive el 37% de la población del país. En este listado debería estar incluida Córdoba por una cuestión de signo partidario, pero el acercamiento entre el gobernador saliente Juan Schiaretti y Milei es evidente. Osvaldo Giordano, un hombre de «El Gringo» que manejó la caja de jubilaciones de Córdoba, estará a cargo del Anses, el organismo público que tiene el mayor presupuesto. Así que el lugar de Córdoba en este mapa hay que ponerlo entre signos de pregunta.
Juntos por el Cambio tiene diez provincias: Ciudad de Buenos Aires, Jujuy, Chaco, Entre Ríos, San Luis, San Juan, Mendoza, Santa Fe, Corrientes y Chubut. Estos mandatarios –inspirados en la liga de los peronistas– se han propuesto transformarse en un polo de poder.
Luego de su primera reunión, la semana pasada, emitieron un comunicado muy medida en el que sostenían que estaban dispuestos a «respaldar el cambio» votado por la sociedad. Este miércoles los jefes provinciales de JxC se reunieron nuevamente y sumaron a referentes de las bancadas de la coalición en el Congreso. El mensaje fue claro y estuvo a cargo, nada más y nada menos, del jefe de Gobierno porteño electo, Jorge Macri: «No vamos a formar un cogobierno. La población votó un cambio y acompañaremos algunas iniciativas. Seremos una oposición responsable». En la misma línea se pronunció Rogelio Frigerio, que asumirá la gobernación de Entre Ríos. «Nos parece bien que el nuevo Gobierno convoque a los mejores. Pero son decisiones individuales. No hay una decisión institucional de sumarnos al Gobierno nacional».
Los mandatarios peronistas también tuvieron su cónclave en la sede porteña del Banco Provincia y con el bonaerense Axel Kicillof en el centro de la escena. Hubo una sorpresa y fue la llegada de Guillermo Francos, que viene del peronismo y será el futuro ministro del Interior de Milei. El gobernador santiagueño Gerardo Zamora fue el encargado de enviar uno de los mensajes. «Vamos a respaldar la gobernabilidad. Somos demócratas». Y el riojano Ricardo Quintela puso la pimienta: «Nos preocupa la coparticipación y la obra pública». Francos también habló y trató de poner paños fríos. «Algunas obras seguirán en manos del Estado y otras las hará el sector privado», remarcó.
Son cerca de 7.000 las obras públicas que se están realizando en todo el país y generan 220.000 empleos directos, más toda la actividad que movilizan y el trabajo que dan a las empresas proveedoras. Ponerles un freno de mano es empujar el desempleo y la recesión.
Hay tres gobernadores patagónicos que aparecen un poco más «sueltos», pero que en rigor son más cercanos al peronismo. El santacruceño Claudio Vidal, líder del sindicato petrolero, fue parte del Frente de Todos hasta 2021. Terminó yendo por fuera porque no le habilitaron las PASO. En Río Negro, Alberto Weretilneck, que vuelve a conducir su provincia, ha sido un aliado estratégico del oficialismo en los últimos cuatro años. Y el neuquino Rolando Figueroa, que rompió con el Movimiento Popular Neuquino, llamó a votar por Sergio Massa en el balotaje.
Milei tiene un instrumento para negociar con todo este entramado territorial que son los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la obra pública. El mandatario de Chubut, Ignacio Torres, que es del PRO, ya abrió el paraguas y dijo que no podrá pagar el aguinaldo a los empleados públicos. Sostuvo que era por los recursos que perdieron las provincias a partir de la eliminación del impuesto a las ganancias en la cuarta categoría y la devolución del IVA, como para tirar la responsabilidad en el Gobierno saliente. Son argumentos que pueden durar unos días. La solución tendrá que buscarla con el mandatario entrante.
El proyecto de Milei de lograr déficit cero de un plumazo genera un choque inevitable con las provincias, que necesitan los ATN para terminar de cumplir sus obligaciones y la obra pública para sostener la actividad económica en varias regiones. ¿Cómo será esta relación? ¿Qué pedirá Milei a cambio? ¿Esta es la prenda para poder avanzar con la venta de YPF, la reforma laboral, la privatización del sistema jubilatorio?
Los jefes territoriales tienen la posibilidad de ofrecerle a Milei apoyo parlamentario para ciertas leyes a cambio de que el presidente sostenga los fondos. No es algo nuevo. Son instrumentos de negociación habituales. El punto es que Milei no tiene que negociar solo con algunos porque otros acompañan su proyecto. Debe aplicar este método con todos. ¿Cuánta muñeca política tendrá? La gobernabilidad democrática es un arte muy complejo y la mayoría de la población votó un presidente que no tiene ninguna experiencia en aplicarla.  

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