13 de abril de 2025
Derrotas del oficialismo en ambas Cámaras anticipan un posible cambio en el escenario político. Aliados del Gobierno tomaron distancia en dos votaciones trascendentes. Caída de la imagen presidencial.

Diputados. Sesión en la que se aprobó la comisión investigadora del caso $Libra.
Foto: HCDN
Una serie de acontecimientos muestran que la situación política argentina ingresó en una zona de clivaje. La nueva tendencia declinante del Gobierno nacional puede durar días, semanas, meses. Puede consolidarse o dar algunos respiros. Eso no se puede predecir.
Mientras se concretaba el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de aire financiero para el Gobierno, Javier Milei acumuló una sucesión de derrotas estratégicas en el Congreso Nacional. Las centrales fueron dos: el rechazo de los pliegos de Manuel García Mansilla y Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema y la creación de una comisión para investigar la estafa global que se hizo con la criptomoneda Libra, un escándalo que salpica de lleno al presidente.
Ahora parecen lejanos aquellos meses en los que con un puñado de diputados y senadores, el Gobierno lograba aprobar leyes o sostener vetos como el que suspendió el aumento del presupuesto universitario. En un idioma callejero: Milei se llevaba todo por delante y nadie parecía poder ponerle un límite.
El presidente tuvo socios durante sus primeros doce meses de gestión que ahora empiezan a darle la espalda. El principal aliado fue el PRO de Mauricio Macri, y lo ratificó con su apoyo fervoroso ante la firma del nuevo endeudamiento con el FMI. Pero la lista de dadores de gobernabilidad integró un abanico más amplio: el interbloque que comanda Miguel Pichetto; los radicales bajo la jefatura de Rodrigo de Loredo; los bloques «provinciales», como Innovación Federal o los tucumanos del gobernador Osvaldo Jaldo. También hubo diputados de Unión por la Patria en ese club. Fue el caso de los que responden al mandatario catamarqueño Raúl Jalil.
Estas fueron las patas que sostuvieron la mesa a la que Milei se sentaba a sus anchas, convencido de que había aplicado el «ajuste más grande de la historia de la humanidad» y que los argentinos lo aprobaban.

Un día de furia. Milei en Davos: ataque a las diversidades y a la denominada «agenda woke».
Foto: NA
El clivaje
El cambio de tendencia tiene una explicación. Varias de esas patas que sostenían la mesa empezaron a moverse y le quitaron el soporte al presidente.
Son muchos los analistas que ponen el punto de inflexión en el discurso que brindó Milei en Davos, Suiza, en enero de este año, cuando centró su mensaje en una diatriba contra la «ideología woke» y acusó a la comunidad gay de pedófila. Completó el panorama el tuit presidencial del 14 de febrero promoviendo la criptomoneda Libra. Ese día parece haber decretado el final de la prolongada luna de miel que Milei tuvo con una parte importante de la opinión pública. Había logrado que fuera más larga de lo habitual por su condición de outsider, de hombre común que llega a la presidencia a pelear contra «la casta».
El deterioro de la relación del presidente con la opinión pública puede explicar en parte el cambio de posición de los «dadores de gobernabilidad». Son habituales en la política los dirigentes que buscan adaptarse a los vientos de época para sintonizar con la población. En este caso, sin embargo, resulta aventurado aseverar que este fue el motivo central.
Para explicar los motivos resulta necesario un repaso por los hechos que marcaron el clivaje. El 3 de abril fue la sesión en el Senado nacional para tratar los pliegos de Lijo y García Mansilla. La negociación había durado varios meses sin resultados. El presidente había decidido avanzar con una «avivada» inconstitucional y los nombró por decreto en comisión, días antes del inicio de las sesiones ordinarias del Parlamento. Milei repitió la trapisonda que había intentado Mauricio Macri al inicio de su mandato presidencial.
García Masilla logró asumir y Lijo no. La propia Corte no le tomó juramento. El motivo: Lijo no quiso renunciar a su cargo de juez de primera instancia para ser nombrado, algo que el resto de la Corte exigía. Lijo quería pedir licencia. No sea cosa de que después se quedase sin el pan y sin la torta. El olfato no le falló. Ahora rechazaron su pliego y preservó el Juzgado Número 4 de Comodoro Py, además del 12 que subroga.
Movimientos en las bancas
Volviendo al 3 de abril, la sesión había sido pedida por Unión por la Patria. El Gobierno hizo todo lo posible por suspenderla, pero no lo consiguió. En la Rosada acusaron a la vicepresidenta Victoria Villarruel por lo ocurrido. El quórum se consiguió por el aporte de dos senadores del PRO, Alfredo de Angeli y María Victoria Huala, y de los radicales Martín Lousteau y Pablo Blanco, del ala más opositora de la UCR. De Angeli y Huala todavía responden a la jefatura política de Macri, a diferencia de los otros senadores del bloque amarillo, que tienen otras terminales en medio de la crisis generalizada del PRO.
Al igual que cuando se debatió el aumento de fondos reservados para la SIDE, Macri aprovechó el debate de los pliegos para mostrarle a Milei que aún tiene poder de daño. La jugada incluyó un ajuste de cuentas calabrés por la intención de Milei de arrebatarle a los Macri la jefatura de la Ciudad de Buenos Aires.
En la votación final, García Mansilla tuvo 51 rechazos –sobre 72 senadores– y Lijo 44. El interbloque de Unión por la Patria tiene 34 senadores. Eso quiere decir que en ambos casos se sumaron votos de otras fuerzas para el rechazo. ¿Por qué ocurrió? La respuesta en los pasillos del Congreso es sencilla: Milei no respetó los compromisos que asumió con los gobernadores para que le voten las leyes.
En Diputados ocurrió algo similar con la creación de la Comisión Investigadora de la criptoestafa. Hubo pases de factura de todo tipo. El resultado fue de 128 votos a favor de la comisión, 93 en contra y 7 abstenciones. Entre quienes optaron por abstenerse estuvieron Oscar Zago, exjefe de bloque de la Libertad Avanza; Lourdes Arrieta, diputada expulsada del bloque oficialista; y Marcela Pagano, también de LLA. Estos tres votos son solo un ejemplo de hasta qué punto hubo ajustes de cuentas internos y zancadillas de aliados tácticos, como los diputados peronistas que se referencian en el gobernador catamarqueño Jalil, que habían acompañado a la Rosada en los temas clave a pesar de pertenecer a Unión por la Patria. Este cambio de postura de los «dadores de gobernabilidad» confluye con el declive de Milei en las encuestas. En la última medición de la consultora Analogías, la desaprobación de la gestión asciende al 51,3%, mientras que la aprobación se ubica en el 33%. El Gobierno entró en zona de turbulencias en lo político y en lo económico ata su suerte al mástil del FMI.