Política | MILEI PRESIDENTE

Una nueva etapa

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Alberto López Girondo

El triunfo del libertario reconfigura el escenario político. A 40 años de la recuperación de las instituciones democráticas, un desafío a los límites del sistema.

Liberal. Milei manifestó que su proyecto político se basa en las ideas de Alberdi.

Foto: Télam

Javier Milei ganó por una diferencia de 12 puntos en el balotaje y anunció el comienzo de una nueva e incierta etapa política para la Argentina, donde el nuevo presidente se reivindica como «liberal y libertario» y tiene una compañera de fórmula que es defensora sin tapujos de la dictadura militar. Con el 95% de los votos escrutados, Milei obtenía casi el 56% contra el 44% del oficialismo, un resultado inesperado incluso para los mismos integrantes de La Libertad Avanza (LLA), el partido creado hace apenas dos años. En su primer discurso como presidente electo, Javier Milei saludó a «los argentinos de bien» y agradeció el apoyo del exmandatario Mauricio Macri y de la excandidata Patricia Bullrich.
El libertario comenzó a hablar a las 22 horas tras la presentación de su hermana Karina y leyó un discurso de tono fuerte y enfocado en la promesa de que con sus propuestas, que identificó como continuadora de las de Juan Bautista Alberdi «y de los padres fundadores», el país sería una «potencia mundial» como, considera, fue en algún momento del pasado. «Estamos dando vuelta a una página de nuestra historia», añadió. Luego explicó su modelo sobre tres bases: Gobierno limitado, respeto a la propiedad privada y comercio libre. Y amenazó con que no habrá tibieza y que será implacable para quienes se resistan.
El candidato de Unión por la Patria (UxP) reconoció apenas pasadas las 8 de la noche que había llamado a su competidor «para felicitarlo porque es el presidente que eligieron los argentinos» y agregó: «Fue una campaña difícil y en algún momento tuvo tintes ríspidos –dijo Sergio Massa– que ojalá Argentina abandone y el valor de la convivencia democrática y el respeto por el que piensa distinto se instalen para siempre». El ministro de Economía insistió en que «esta jornada ratifica que la Argentina tiene un sistema democrático sólido y transparente».

La jugada de Macri
Las primeras sensaciones sobre el resultado final, precisamente, las dio el vocero y futuro ministro del Interior Guillermo Francos, luego de varias controversias y discusiones –algunas bastante violentas, incluso– que llevaron a las autoridades de la Cámara Nacional Electoral y la jueza federal María Romilda Servini a advertir sobre chicanas y maniobras para deslegitimar el resultado del comicio. «No faltaron boletas como decían, las pudimos reemplazar. Hemos tenido una elección transparente, fiscalizada por ambas propuestas electorales», dijo el hombre designado por La Libertad Avanza para relacionarse con el resto de la dirigencia política, convertido en el portavoz del siempre explosivo Javier Milei. 
Cuando todavía todo está en caliente, puede decirse que el expresidente Mauricio Macri hizo una jugada arriesgada luego de la primera vuelta que le resultó positiva y lo convierte en algo así como el líder de una gobernabilidad inesperada, mientras aparece como el que detrás de Milei fogoneará para «ir mas rápido» hacia el neoliberalismo que, entiende, no pudo poner en marcha cuando ocupó el Sillón de Rivadavia. Es decir, tiene un segundo tiempo, como esperaba, aunque a través de interpósita persona. Hay que ver cómo funcionará esa dupla.
Por otro lado, la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, resulta un personaje que las organizaciones de derechos humanos y gran parte de la sociedad jamás hubieran esperado ver al frente del Senado desde el próximo 10 de diciembre, porque con su sola presencia pone en discusión consensos que ya llevan 40 años. Pero, además, claramente se presenta como la contracara de esa construcción democrática de la sociedad.

Futuro incierto
Como fuera, lo que queda claro es que este 19 de noviembre comienza otra etapa en la vida política argentina, no exenta de tensiones y acechanzas. Por un lado, habrá que ver cómo prosigue la vida política del ahora excandidato de Unión por la Patria e incluso el peronismo en su conjunto. El gobernador bonaerense Axel Kicillof destaca como el uno de los mejor posicionados en el espacio. Por el otro, el radicalismo quedó también atravesado por una elección fallida que lo pone contra las cuerdas como pocas veces en su más que centenaria vida. Si bien es cierto que logró la gobernación de cinco provincias, pero la reconfiguración política es inevitable en todos los espacios. 
Las eventuales medidas que tomará la nueva gestión, según las promesas y anuncios de campaña, no auguran nada bueno para los trabajadores, las pequeñas y medianas empresas y los organismos públicos, desde la educación hasta la salud y las empresas estatales. Tampoco hay un buen pronóstico para relaciones internacionales que resulten beneficiosas para el país.
El futuro es incierto. Ahora más que nunca, la esperanza debe estar centrada en lograr consensos democráticos y no volver, luego de cuatro décadas, a una segunda coalición cívico-militar tan destructiva como la que comenzó en 1976. Y, por cierto, analizar que Milei no llega a donde la ciudadanía lo puso por sus virtudes sino por errores de la dirigencia en su conjunto.

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