8 de febrero de 2017
El gobierno de la alianza Cambiemos en la provincia de Buenos Aires emula la política del veto serial que llevó adelante Mauricio Macri desde la jefatura de Gobierno de la Ciudad primero y luego como presidente, por la cual ya ostenta el título de mayor vetador en la historia de los gobiernos en períodos democráticos.
En la misma línea, la gobernadora María Eugenia Vidal direcciona el poder de veto en perjuicio de las empresas recuperadas por sus trabajadores. Recientemente vetó la ley de expropiación de la Cooperativa de Precisión (CDP), bajo autogestión desde 2013, y de la metalúrgica Presidente Néstor Kirchner, situada en Bernal, cuando todavía resonaba el impacto del decreto con el que Macri burló la voluntad de ambas Cámaras del Congreso, vetando la ley de expropiación de la Cooperativa Bauen.
Como en otros casos precedentes, tanto Vidal como Macri impiden la promulgación de leyes votadas en el Congreso con amplia mayoría, en algunos casos, con el voto de la propia bancada de Cambiemos.
Los vetos de Vidal constituyen una señal política muy preocupante en una provincia que contiene el 53% de las empresas recuperadas del país, las que a su vez significan el 50% de los empleos sostenidos por el espacio de la economía social, en un ciclo recesivo que marcha a ritmo constante a altos niveles de desempleo.
Tanto el gobierno nacional como el provincial, expresan con esta política serial restauradora, una decisión de carácter ideológico que es su compromiso de no ceder un milímetro en el concepto de que el capital es intocable, y mantenerse como guardianes del compromiso asumido con el «círculo rojo»: frenar las conquistas de sectores trabajadores que defienden en esencia la producción nacional y el empleo y defender en toda instancia los intereses de clase de los sectores mas concentrados de la economía.
