25 de septiembre de 2013
Dos meses antes de su juzgamiento falleció Juan Carlos Romero, alias la Bruja, en su casa donde cumplía arresto domiciliario. El ex jefe del Departamento de Inteligencia D-2 de la policía riojana es uno de los principales imputados por el crimen de monseñor Enrique Angelelli, obispo de La Rioja, quien fue asesinado en 1976 en la ruta 38, camino a la capital provincial. Angelelli llevaba en su auto documentación que ayudaría a esclarecer los crímenes de los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, también asesinados por la dictadura.
A partir del fallecimiento de Romero, sólo quedan dos imputados en la causa: Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella, ya que otros dos acusados, Jorge Rafael Videla y Eduardo Albano Harguindeguy, también murieron.
Romero había sido denunciado en el informe de la Comisión Provincial de Derechos Humanos de 1984, donde se lo sindicaba como uno de los principales «interrogadores» y torturadores de presos políticos alojados en el Servicio Penitenciario Provincial. A su vez, la Justicia lo investigó por los homicidios de Dios Murias y Longueville, pero obtuvo la falta de mérito.
