Sociedad

Al pie de la letra

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Considerada durante mucho tiempo una disciplina poco seria, la grafología amplía su campo de acción hacia ámbitos tan disímiles como la selección de personal o la reeducación de pacientes con Parkinson. Lo que dicen los trazos de la escritura.


A mano. Desde 1996 la especialidad cuenta con la aprobación del Ministerio de Educación. (Jorge Aloy)

Son cada vez más. Y su trabajo va resultando cada vez más serio y mejor considerado. Miles de profesionales se dedican a la grafología en la Argentina. Se trata de una actividad poco conocida pero muy influyente en ámbitos que van mucho más allá del mundo de los peritajes y abarcan desde test de personalidad hasta el cotejo de firmas, la grafopatología, la selección de personal, la educación y reeducación de la escritura en forma habitual o en personas con Mal de Parkinson. También en orientación vocacional, entrenamiento gráfico para adultos mayores y hasta curaduría de Arte o diseño de logos y marcas se utiliza hoy esta especialidad que tiene poco de magia.
«Esto es mucho más serio de lo que lamentablemente se toma de una forma banal», dice Mirta Graciela Ciardonei, grafóloga desde hace más de 15 años. «No es una “mancia”, es un estudio sobre los trazos de la letra. En general los recursos humanos están incorporando muchos grafólogos que trabajan con los psicólogos. Es muy efectivo porque se logra determinar cuál es el área más potable en la que puede desempeñarse alguien. En el Hospital de Clínicas, por ejemplo, además hacemos reeducación de la escritura con pacientes con Parkinson. Es muchísimo el alcance que tiene».
Agrupados en la Asociación de Grafólogos Oficiales de la República Argentina (AGORA), que hacia la primavera de este año realizará su congreso anual junto con el decano Instituto Emerson, quienes ejercen la profesión en la Argentina deben contar con título oficial aprobado por el Ministerio de Educación.

Las mayúsculas de San Martin
Recibida en 2009, Cecilia Andrea Alvarado fue una de las primeras en trabajar junto con Adriana Ziliotto, directora del Instituto Emerson, en el Hospital de Clínicas. «Es un trabajo apasionante porque a través del análisis de la escritura se puede llegar a percibir la personalidad del que escribe», dice. Docente que pasó por varios institutos y actualmente trabaja en forma particular, describe: «Uno de los síntomas visibles de la enfermedad de Parkinson es la rigidez muscular. Eso se evidencia en la escritura. Durante cuarenta y cinco minutos se hace ejercitar al paciente no con birome sino con crayones gruesos, de muchos colores, para entrenar los músculos que están involucrados en la escritura. No se lo cura, pero se lo ayuda».
«Lo importante es lo que uno puede detectar a partir de la letra. Hay gente que lo llama ciencia, neurociencia… Para nosotros es como si fuese una técnica proyectiva», dice Laura Besozzi, de 38. Recibida en 2013, al año siguiente hizo su posgrado en selección de personal. «La rapidez que tiene respecto de otras áreas es fundamental. No es que sea mejor, pero es un complemento que cuando se utiliza en equipo es muy importante».
Andrea Lorena Quirós, especialista en las aplicaciones de la grafología para «leer» a los artistas, explica cómo el análisis de los rasgos esclarece personalidades emblemáticas «a partir de sus rasgos o del uso del espacio que hacen», dice. Consultados en esta área por museos, galeristas o especialistas del arte, grafólogos como Quirós también se encuentran, a veces, echando luz sobre los grandes personajes de la historia. En su caso, nada menos que sobre José de San Martín. «Su letra angulosa hacia la derecha, con las barras de las tes desproporcionadas y largas, con ángulos al final que se llama arpones, y las mayúsculas muy grandes, con rasgos en arco que sobrepasaban las letras siguientes, revelan los rasgos agresivos necesarios para un hombre de acción como él: sobrevaloración personal, habilidad para proteger a los otros y capacidad de llegar a su objetivo sin importar los fines», dice.

 

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