25 de marzo de 2025
Los docentes universitarios sufrieron una gran pérdida en su poder adquisitivo desde que asumió el Gobierno libertario. Paritarias suspendidas, precarización y aumentos escasos y por decreto.

Bajo presupuesto. Ante la falta de recursos educativos y los magros salarios, los docentes y personal no docente universitario se han visto obligados a parar para hacer oír sus reclamos.
Foto: Clara Pérez Colman
El paro universitario que se llevó adelante lunes y martes de la semana pasada fue total. Del 100%, dicen los y las dirigentas gremiales que integran el Frente Sindical de las Universidades Nacionales. Y es que el salario de los y las docentes, así como el de los y las trabajadores no docentes de todas las casas de estudio del país perdió un 35% de su capacidad adquisitiva en los últimos años.
Desde octubre de 2023 hubo una suspensión de las paritarias y los pocos y bajos aumentos salariales, fueron por decreto. «De este modo se han otorgado un 1,5% en enero, un 1,2% en febrero y con esto, habiéndose conocido el dato de inflación el último el viernes pasado, llevamos en los 15 meses de Gobierno de La Libertad Avanza un 186% de inflación acumulada, mientras que los incrementos que otorgó el Gobierno fueron de alrededor del 68% al 86% dependiendo de la categoría y de la antigüedad», dice a Acción Claudia Baigorria, secretaria de Formación de la Conadu Histórica.
«Perdimos un tercio del sueldo por mes; extrapolado a los 15 meses del Gobierno libertario nos lleva a haber perdido cinco sueldos, lo que demuestra un absoluto desprecio por todo lo que es público y lo que tiene que ver con la producción de conocimiento, porque esto afecta también a los organismos de ciencia y tecnología, como el Conicet, el INTA, el INTI, todos los centros de investigación y desarrollo que son los que engrandecen a una nación y la hacen soberana», explica Baigorria.
La cuestión salarial es para Oscar Vallejos, secretario adjunto de la Conaduh, el blanco de ataque del Gobierno de Javier Milei a las universidades, porque con lo salarial se afecta lo que se llama la reproducción de los cuadros intelectuales que van a formar a las y los futuros profesionales que el país necesita: «Entonces allí ocurre que se destruye un núcleo fundamental que generalmente no se ve y que es cómo se reproducen los cuadros académicos. Encargarse de la formación significa cumplir con las tres misiones de la universidad: hacer docencia, investigación y extensión».
Estas funciones, explica Vallejos, «requieren de un tipo de inversión salarial por parte del Estado nacional para que quienes nos dedicamos a esta actividad tengamos salarios que nos permitan organizar nuestras economías y nuestros proyectos de vida. Son proyectos de vida muy exigentes, de mucha postergación y de mucha apuesta al futuro porque cada proyecto de desarrollo intelectual lleva como mínimo 30 años».
Plan de lucha
El paro de 48 horas fue ratificado por todos los gremios que integran el Frente: Conaduh, Conadu, Fatun, Fedun, UDA, Fagdut y Ctera. «Planteamos un plan de lucha que tiene que ver con nuestros salarios, con el presupuesto universitario, con las condiciones de trabajo de nuestros compañeros y compañeras frente a una nueva entrega, un nuevo saqueo como la firma de un nuevo tratado con el Fondo Monetario Internacional. Un acuerdo con el Fondo que va a traer mayor pérdida salarial, mayor precariedad, pérdida de puestos de trabajo, reforma laboral y una profundización todavía más grande de la reforma jubilatoria», dijo Francisca «Paquita» Staiti, secretaria general de la Conadu Histórica durante una conferencia de prensa luego de realizado el paro.
En la misma conferencia, Walter Merkins, de Fatun, agregó que «las trabajadoras y trabajadores no docentes de las universidades nacionales hemos estado siempre apoyando y sosteniendo la educación pública; la universidad pública, gratuita, co-gobernada y de excelencia, donde se desarrolla la mayor parte de nuestra ciencia y de nuestra técnica a nivel profesional, y que indudablemente necesitamos sostener para tener un país con la posibilidad de ejercer justicia social que es la mejor manera de habitar nuestro territorio».
«Hemos perdido cuatro sueldos frente a la inflación y también los perdieron nuestras obras sociales. Por eso tenemos serios problemas para sostener la salud de los docentes y no docentes. Nuestras obras sociales han tenido que cortar convenios y restringir prestaciones. No solo nos están haciendo pasar hambre, además nos están afectando la salud», agregó Norberto Heyaca, de Fagdut. Durante la conferencia también tomaron la palabra dirigentes de UDA, de Fedun y de Ctera.
El cargo de jefe o jefa de trabajos prácticos, uno de los mayoritarios en la docencia universitaria, con una dedicación semiexclusiva (20 horas semanales) tiene un sueldo bruto de 427.000 pesos y un cargo de ayudante de primera, con dedicación simple, percibe un salario de 178.000 pesos. Hay docentes con 20 años de antigüedad que no llegan a cobrar 250.000 pesos por mes. Menos del 10% de la planta tienen dedicación exclusiva, 20% semiexclusiva y 70%, cargos simples. «Ya estamos sufriendo un éxodo de docentes e investigadores a otros países, como pasó en los 90. Una vez que un especialista se va, que al Estado le costó un montón de dinero y al propio profesional también haberse podido formar, es muy difícil recuperar esa capacidad», dice Baigorria.
Para Yamile Socolovsky, secretaria de Formación de la Conadu, la universidad se sostiene hoy sobre la base de un fuerte compromiso de sus trabajadores y trabajadoras que, en muchos casos, tienen hoy salarios bajo la línea de pobreza. Por eso, dice, esa situación no puede normalizarse.
En palabras de Socolovsky: «El Gobierno apuesta al desgaste de la lucha, a que nos resignemos, y a que las universidades se adapten a la precarización, presionando para fomentar aparentes soluciones que abren la puerta al mercado en la educación –explica la dirigente de Conadu–. El ataque a la universidad, que hoy está centrado en el empobrecimiento de sus docentes y no docentes, se inscribe en el proyecto de saqueo que está castigando a nuestro pueblo y entregando nuestra soberanía. Por eso, la lucha universitaria tiene que seguir abrazando la causa de la justicia social y la democracia con el conjunto del pueblo».