Sociedad

El club de la pelea

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Ante la falta de políticas activas por parte del Estado, y como una forma de empoderarse, muchas mujeres deciden aprender técnicas de autodefensa para hacer frente a una violencia machista que no cesa. Opiniones a favor y en contra.

UBA. Jóvenes en una de las clases dictadas en la Facultad de Filosofía y Letras. (Télam)

Las cifras provocan horror, porque cada vez son más y más nombres, más y más rostros, más y más historias detrás de los femicidios que ocurren en el país. Entre enero y noviembre de 2017, de acuerdo con un relevamiento llevando adelante por la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), unas 254 mujeres fueron asesinadas en la Argentina, una cada 30 horas.
Al referirse a este tema, la jueza de la Corte Suprema de Justicia, Elena Highton de Nolasco, advirtió que «hay una emergencia, las cifras nuestras son más altas que las que hubo en Ciudad Juárez en el peor momento». Por eso, y frente a la inacción del Estado respecto de las políticas de prevención y erradicación de la violencia machista, muchas mujeres acuden a los talleres de defensa personal.
«Nosotras salimos de la facultad a las 11 de la noche, venimos denunciando secuestros alrededor de la Plaza Houssay, en la Facultad de Medicina de la UBA, también en Económicas y en Odontología. Entonces pensamos en herramientas para cuidarnos dentro y fuera de la universidad», comenta en diálogo con Acción Ailén Grassi, coordinadora del Área de Género de La Juntada, una organización estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras que desde hace un tiempo viene organizando estas clases. El taller de autodefensa es, además, resultado de la puesta en marcha del Protocolo de intervención institucional ante situación de violencia de género aprobado por el Consejo Superior de la UBA en 2015.
«Me encantó la idea porque vuelvo de trabajar a la noche y la calle es peligrosa, más para las mujeres; y saber de defensa personal me hace sentir más segura», le contó recientemente a una agencia de noticias nacional la estudiante Mariana Mannino, quien asiste a las clases en la sede de Filosofía.
«Cuando surgió la idea de los talleres de autodefensa nos paramos a preguntarnos qué teníamos que hacer, porque el Estado en realidad es el que tiene que hacerse cargo de nuestra protección y de frenar la violencia machista, pero ¿y mientras tanto? Porque las cosas siguen pasando y nosotras tenemos que poder circular por la calle», reflexionó Grassi.

Distintas miradas
Donde también se enseñan técnicas de autodefensa para mujeres es en el Club Social y Deportivo La Cultura del Barrio, situado en el barrio porteño de Villa Crespo.
«A las mujeres les fueron quitadas muchas cosas, hay un instinto que fue adormecido y que tiene que ser despertado. Cuando hablamos de defensa personal, hablamos de sobrevivir, es mucho lo que está en juego», señaló el instructor del Club Salvador Oliva en una entrevista concedida a la agencia Télam. En La Cultura las mujeres aprenden cómo soltarse si el agresor las toma por la muñeca o por la espalda o si las agarra del pelo.
Consultada por Acción, Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer, FEIM, señaló que «estos cursos preparan a las mujeres por si un desconocido las ataca en la calle, pero no en casos de la violencia en el ámbito laboral o doméstico, donde se da más frecuentemente. No considero que prepararse con otra forma, aunque defensiva, de violencia sea la mejor manera de defenderse, creo que la violencia no se controla ni limita con más violencia. Sin embargo, si las puede ayudar a empoderarse porque al preparase van incorporando formas de estar atentas y más seguras frente a posibles agresores, es bueno. Eso permite que se sientan más autosuficientes y mejoren su autoestima».
«Las mujeres conseguimos avances en distintos ámbitos –concluye Grassi–, y el sentir que una puede defenderse también te da seguridad, somos mujeres empoderadas que podemos mucho más».

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