15 de septiembre de 2025
Google está reemplazando con IA la forma tradicional de ofrecer sus respuestas. Alucinaciones, sesgos y poca confiabilidad son solo algunos de los problemas que plantea la herramienta. ¿Una era que llega a su fin?

Hace tiempo que en la cabeza de las búsquedas de Google aparecen los llamados «AI Overviews», un resumen realizado con Inteligencia Artificial, en lugar del tradicional listado de enlaces que el buscador ofrece desde hace décadas. Sundar Pichai, el CEO de Alphabet (corporación cuyo corazón es Google) dio la bienvenida a los presentes en una conferencia para desarrolladores llamada «Google I/O 2025», realizada en mayo de este año. El plato fuerte de su presentación fueron los anuncios de una profundización en el uso de IA para ofrecer resultados a las búsquedas de los usuarios.
«Es uno de los lanzamientos más exitosos en búsquedas de la última década», aseguró Pichai acerca de AI Overviews y contó que ya cerca de 1.500 millones de personas en el mundo lo están usando. En la conferencia, el CEO también lanzó AI Mode que permite no solo preguntar sino automatizar respuestas de mails, hacer compras más rápido, consultarle por medio de fotos sobre algo que no se entiende y otras opciones que se irán desarrollando con el tiempo. Además, está disponible AI Ultra, un servicio pago que incluye varias capacidades más entre las que se cuentan herramientas para crear videos, YouTube premium y más.
Por debajo del entusiasmo irradiado por Pichai se esconden numerosas dudas acerca del impacto que esto puede tener en lo que hasta ahora conocemos como la web, en la viabilidad del negocio publicitario en el corazón de Google y, en particular, sobre la calidad del servicio lanzado más por miedo al avance de los competidores que por ofrecer un producto consolidado.
Pero mejor ir por partes.
Te lo resumo así nomás
AI Overviews responde a las preguntas de los usuarios con un resumen desarrollado por IA basado en lo que puede encontrarse en la web. Además, el servicio permite repreguntar cuando el material que brinda la IA no convence demasiado. De esa manera debería, al menos en principio, ir afinando la respuesta. A este modelo de búsqueda se suman AI Mode y AI Ultra, un servicio pago de 249 dólares mensuales para desarrolladores. Gracias a estos sistemas ya no sería necesario seguir los links, entrar a distintos sitios para recopilar información, contrastarla y generar personalmente una respuesta.
Esta idea, que parece tan simple y práctica, tiene sin embargo una serie de efectos secundarios cuyo impacto no es fácil de prever. En primer lugar, que Google es el principal generador de visitas para sitios web de todo el mundo. Una de las claves de supervivencia para los generadores de contenidos pasa por desentrañar maneras en que el algoritmo de búsqueda los ubique entre las primeras opciones, para recibir tráfico. Esas visitas se traducen en anuncios vistos, venta de productos, abonos o alguna otra forma de generar dinero. Es decir que si Google mantiene a los usuarios dentro de su ecosistema, los generadores de contenidos recibirían significativamente menos visitas, algo que necesitan para sobrevivir.
Esto, que podría parecer muy perjudicial para los otros, también lo sería para Google mismo, cuyo negocio principal es la publicidad, de la que históricamente recibe cerca del 85% de sus ingresos totales. Google no solo cobrar por ubicar links patrocinados a tope de sus resultados de búsquedas sino que también cuenta con un aceitado sistema de publicidad que utilizan las páginas web de todo el mundo. Es decir que si caen las visitas a los sitios web, caen también las publicidades que puede ubicar en ellos y, por lo tanto, los ingresos publicitarios de Google.
El tercer gran problema que tienen las respuestas generadas por IA es que no son confiables. La IA se entrena con datos de toda la web y de todo tipo. Su volumen es tal que sería imposible peinarlos para descartar noticias falsas, ironías, equivocaciones, teorías conspirativas, chistes, sesgos y todo tipo de información que no esté correctamente fundamentada. Como vienen documentando los usuarios, las IA de Google recomiendan, entre otras cosas, comer piedras (como sugería el sitio satírico The Onion, según reconstruyeron algunos usuarios), ponerle pegamento a la pizza (tomado de un foro irónico de Reddit), aseguran que Barack Obama fue el primer presidente musulmán de EE.UU. (una noticia falsa que circuló masivamente antes y durante su presidencia) o sugieren tirarse desde un puente para terminar con la depresión (también tomado de Reddit).
La solución a este grave problema de respuestas poco confiables no parece estar a la vuelta de la esquina. Como ya se dijo, la IA no es inteligencia sino estadística, por lo que tomará ejemplos de los datos con los que fue entrenado y no hay manera de evitarlo. Como reconocía Pichai mismo en una extensa entrevista para el sitio web de noticias de tecnología The Verge, «la alucinación sigue siendo un problema sin resolver. En cierto modo, es una característica inherente. Es lo que hace que estos modelos sean tan creativos». Es decir que las alucinaciones, errores que la inmensa mayoría de las personas detectaría con facilidad, son inevitables para la IA Generativa. Pichai ve el «vaso medio lleno» y asegura que eso la hace más «creativa».
Lo cierto es que si los sitios web que trabajan seriamente para ofrecer contenidos valiosos y chequeados dejan de monetizarlos porque la IA se alimenta de ellos sin retribución, poco a poco la ecuación empeorará, porque los contenidos serán de peor calidad o, directamente, provendrán de otras IA, generando una endogamia que deteriorá cada vez más los resultados.
Parecería entonces que Google está afectando su negocio, canibalizando a los creadores de contenidos de los que depende para entrenar su IA y, además, ofreciendo resultados peores que con el viejo y conocido sistema de links. ¿Por qué dar semejante salto al vacío?
Es la plata, estúpido
En los últimos tres meses de 2024, por primera vez en la historia de Google, la cantidad de usuarios de su servicio de búsquedas cayó por debajo del 90% del total del mercado y migró hacia otros buscadores. Pero la verdadera amenaza proviene de un éxodo de usuarios, sobre todo los más jóvenes, hacia servicios de IA Generativa (del tipo de ChatGPT) que prefieren respuestas directas en lugar de rastrear información entrando a los links recomendados. Por eso, la empresa necesita avanzar con la IA incluso con los riesgos que esto conlleva. El más grave de todos es, nada menos, que no tiene claro cómo monetizar su servicio de IA. Ubicar publicidad tampoco resulta tan fácil sin afectar seriamente la confiabilidad de la respuesta. Cobrar casi 250 dólares por mes a usuarios acostumbrados a utilizar IA de manera gratuita no parece una respuesta realista. Las versiones premium de sus competidores salen algo menos, pero también reflejan que todas están urgidas por cubrir al menos una parte de las escandalosas cifras invertidas en el desarrollo de IA generativa.
De momento, Google huye hacia adelante acicateado por la urgencia económica, pero no está claro qué encontrará allí ni qué impacto tendrá sobre la web tal como la conocemos… o conocíamos.