Sociedad

Enfermedad invisible

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Desde la identificación del virus en 1989, el tratamiento experimentó una verdadera revolución. Sin embargo, el 70% de los 400.000 argentinos que, según se estima, están infectados ignoran que son portadores. Los desafíos sanitarios.


Diagnóstico difícil. Los síntomas pueden demorar entre 15 y 40 años en manifestarse. (KALA MORENO PARRA)

En diciembre de 2015, cientos de pacientes con hepatitis C se abrazaban frente al entonces Ministerio de Salud de la Nación, hoy convertido en Secretaría, para que se entregaran las nuevas medicaciones que por fin lograban curar el virus. Hoy el objetivo es encontrar a las miles de personas que tienen la enfermedad y no lo saben. La Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH) estima que la hepatitis C afecta a cerca de 400.000 personas en nuestro país. Entre el 60% y el 70% de ellas lo ignoran. Es decir que hay unos 260.000 individuos que portan este virus sin saberlo.
Lo cierto es que con respecto a la hepatitis C se ha experimentado una especie de revolución sanitaria que en muy poco tiempo transformó el panorama del abordaje de esta afección del hígado. El virus fue identificado en 1989 y ya a fines de 2013 se anunciaba el descubrimiento de fármacos capaces de vencerlo. Previamente la enfermedad se solía tratar con una medicación a base de interferón, que es una droga que se usa para distintas quimioterapias. El tratamiento, que se podía prolongar por más de un año, conllevaba efectos adversos muy severos, y las tasas de curación no llegaban al 40%. Hoy, en cambio, los nuevos medicamentos se suministran por vía oral durante ocho o doce semanas, no presentan efectos colaterales y los pacientes curados superan el 95%. «Estamos en el mejor momento de la hepatitis C», se entusiasma Rubén Cantelmi, presidente de la Asociación Civil Buena Vida, integrada por pacientes y personas curadas. «Hoy en día los tratamientos son muy eficaces, y la medicación se da de manera gratuita en cualquier momento de la enfermedad, porque hasta 2016 se les daba prioridad a las personas que se encontraban en estados más avanzados».
Cantelmi –que es psicólogo social y coordina grupos de pacientes en diferentes hospitales de la Ciudad de Buenos Aires– dice que es de la «vieja camada» porque se curó con el interferón, luego de cuatro intentos de tratamientos arduos, por eso no se cansa de destacar las bondades de las nuevas terapias.

Formas de contagio
La transmisión del virus de la hepatitis C se produce únicamente a través del contacto con sangre contaminada. Era mucho más frecuente el contagio antes de que el virus fuera identificado, antes de la década del 90, cuando no era habitual hacer los controles que se practican actualmente para donación de sangre o para la esterilización del instrumental sanitario. Los especialistas de la AAEEH señalan que las personas mayores de 30 años tienen cuatro veces más posibilidades de tener el virus que quienes son menores.
Hoy el contagio se puede producir al compartir jeringas o elementos cortantes de higiene personal, a través de las relaciones sexuales sin preservativo si es que hay alguna pequeña herida, y en forma vertical de la madre al bebé durante el embarazo o el parto.
La hepatitis C suele ser asintomática hasta etapas avanzadas de la enfermedad, ya que las complicaciones pueden demorar entre 15 y 40 años en manifestarse. Por eso los especialistas aseguran que el desafío es encontrar a la gente que vive con la enfermedad sin saberlo e insistir con algunos pacientes que están diagnosticados, pero no se tratan por no sentir dolor o molestias. «Todavía no está tan aceptado que las personas que no están muy afectadas se traten. Pero siempre es mejor hacerlo en una etapa temprana», indica Guillermo Tsartiksian, jefe de Hepatología Clínica del Hospital Cosme Argerich. «Hay una gran cantidad de pacientes que fueron diagnosticados alguna vez y como no tenían síntomas no se trataban, porque se resistían a tratarse con interferón. Uno de los desafíos ahora es rescatar a estos pacientes». Tsartiksian recomienda que todas las personas adultas de más de 30 años se realicen al menos una vez en la vida el test de la hepatitis C, que es una análisis de sangre gratuito y sencillo.

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